viernes, 30 de diciembre de 2011

El Balance



Hace exactamente un año y un día escribí mis resoluciones para el 2011. A la mayoría las creí imposibles de cumplir, más que nada por un tema presupuestario. Sin embargo, echando un poquito para atrás y leyendo el mencionado post, me di cuenta que precisamente aquellos propósitos que parecían más difíciles, fueron precisamente los que cumplí. Puedo decir, que a diferencia de 2010, que fue una mierda de año, el 2011 lo cierro con un muy buen balance. Que si tuve algún traspié? Obviamente, como todo el mundo, pero como dice la muy sabia Raquel Revuelta: "de to' se sale". Y yo he salido.

Hace un año decidí que en octubre, a más tardar, me estaría mudando a Argentina, un plan que tengo desde los 18 años y que realmente nunca me ocupé de llevar a cabo. Lo logré. El 26 de junio de 2011, a las 11:50 de la nochepasaba el control de migración y mi amigo Nacho me esperaba al otro lado. Aproveché la muy conveniente fecha de mi llegada, y un par de semanas después veía a la Vinotinto de mis amores jugarse el tercer lugar de la Copa América contra Perú en La Plata. No sólo vi un partido de la Copa, no... Vi a mi Vinotinto hacer historia. No ganamos ese partido, pero vamos, fue el único que perdimos, y yo lo viví todo de cerca. 

Importante: conseguí trabajo. Me costó. Me di más de un golpe. Me las vi realmente negras por unos meses porque empecé trabajando para un tipo que resultó ser un verdadero HDP y me dejó prácticamente en la calle. Pero ahora estoy bien. Un buen trabajo, un jefe buena onda, que me trata como familia (aunque aún hay que trabajar un poco el sueldo, pero eso viene). Poco a poco, que se va logrando todo.

En el 2011 tuve la dicha de conocer a personas más que maravillosas que no hicieron sino sumar y sumar y regalarme cientos de momentos y recuerdos para enmarcar (sí, estoy cursi... déjenmÉN!). También tuve un amor, o bueno, algo así. Lo quise mucho y lo recuerdo bonito. Eso es lo importante. 

En cuanto al crush platónico, aún no lo conocí, pero también es cierto que lo cambié por otro (al que sí conocí ya y es absurdamente adorable y más guapo que #MásGuapoYSeMuere), así que digamos que sí: cumplí.

Algunas cosas las sigo teniendo pendientes: volver a las tablas, hacer ejercicio (aunque he bajado de peso), saltar en paracaídas... Y por supuesto, hay metas nuevas y proyectos que se asoman por ahí (ya les contaré de qué se trata). Por lo pronto, prometo escribir más, y más seguido, y volver a las notas futboleras de la F. Se vienen cosas lindas!


miércoles, 21 de diciembre de 2011

A ti, por este maravilloso año


A ustedes, mis queridos amigos, que han hecho de este año uno inolvidable, con todo el cariño del mundo les quiero desear un muy feliz 2012!


A ti, que me regalaste momentos maravillosos durante este año que estamos despidiendo
A ti, que me hiciste recordar la importancia de cuidar las amistades de la infancia.
A ti, que me hiciste descubrir tantas cosas y lugares hermosos que ahora atesoro.

A ti, que me enseñaste a ver lo positivo y a apreciar hasta el más mínimo detalle en lo que me rodea, y a gritarle a mi Caracas que la amo.
A ti, que me regalaste sonrisas, palabras, gestos y detalles que han convertido al 2011 en un año inolvidable.
A ti, que me enseñaste lo perfectamente hermoso de la palabra "fractal".
A ti, que me hiciste sentir que entre nosotros no había distancia, ni océanos ni kilómetros cuando el cariño está en pie.
A ti, que llenaste momentos especiales de música que hoy me acompaña a dónde sea que voy.
A ti, que no dejas que se sienta el paso de los años, contigo siempre es "como si hubiera sido ayer".
A ti, que viniste a visitarme.
A ti, que me hiciste sentir a Argentina cada vez más cerca.
A ti, que me hiciste sentir que Venezuela no está tan lejos
A ti, que me hiciste sentir con cada acto que estar aquí es una aventura fantástica e irrepetible
A ti, que "comadreas" conmigo todas las tardes por Whatsapp.
A ti, por los "comadreos" eventuales de 15 minutos, plagados de risas en el medio de la calle.
A ti, que respondes con cariño y buena onda al cariño de esta demente.
A ti, que desde hace unos años, y en distintas latitudes me has acompañado en momentos difíciles... y en los más felices!
A ti, por darme aliento, por ser oídos, ojos, manos y muro de contención.
A ti, por hacerme sentir que tu casa es mi casa.
A ti, que me has colmado de emociones.
A ti, que ayudaste a borrar las fronteras, estés donde estés ahora.
A ti, que creíste en mi, alimentaste mis sueños y le diste fuerza a mis proyectos.
A ti, por tus abrazos, por tus besos, por despertar y hacer latir mi corazón con tanta fuerza, y por los recuerdos que eso me deja.
A ti, que me hiciste amar cada día más la palabra "amistad".
A ti, por las interminables risas acompañadas de vino y papitas fritas o empanadas, con el  partido de fútbol de fondo en la tele.
A ti, por llenar mi vaso de ron, el bowl de cotufas y la pared de películas inolvidables y por hacer lo mismo la noche de los Oscar.
A ti, que me dices las cosas claras y raspadas, sin edulcorante y con mucho, mucho cítrico. Es de las cosas que más me hacen quererte.
A ti, tan lleno de genialidad y ocurrencias. Tanto talento debe compartirse con el mundo.
A ti, por cada momento perfecto
A ti, por ese buen humor que hace que a uno se le olviden otras cosas quizás menos amables.
A ti, por tu solidaridad y tu empatía.
A ti, porque conocerte me llena de dicha.
A ti, por quererme…yo también te quiero.
A ti, no puedo sino desearte que el 2012 te colme de la mayor felicidad del mundo… 


viernes, 25 de noviembre de 2011

Violencia contra la Mujer: es el momento de parar.


La violencia contra las mujeres no es exclusiva de ningún sistema político o económico; se da en todas las sociedades del mundo y sin distinción de posición económica, raza o cultura. Las estructuras de poder de la sociedad que la perpetúan se caracterizan por su profundo arraigo y su intransigencia. En todo el mundo, la violencia o las amenazas de violencia impiden a las mujeres ejercitar sus derechos humanos y disfrutar de ellos.


Amnistía Internacional, Está en nuestras manos. No más violencia contra las mujeres.



El 25 de noviembre de 1960, tres hermanas dominicanas de apellido Mirabal fueron asesinadas por órdenes del dictador Trujillo. Años después, en 1993, la Asamblea General de la ONU aprobó la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y el 17 de diciembre de 1999 declaró el 25 de noviembre el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. A pesar de las declaraciones y de las intenciones, la violencia de género sigue siendo uno de los problemas más serios que aquejan a la sociedad, no sólo en nuestra región, sino a nivel mundial.

El problema del laviolencia de género se hace aún más grave por esa tendencia que tenemos, en lo personal y como sociedad, a invisibilizarlo, a restarle importancia, o a tratarlo como un asunto privado que no debe salir del hogar en lugar de un problema social que todos estamos obligados a combatir.

Lamentablemente, son muchas más las mujeres que alguna vez han sido víctimas de violencia de las que creemos. Sea por miedo, o por vergüenza, no nos atrevemos a denunciar, a buscar ayuda o siquiera a hablar con alguien, y en algunas ocasiones, cuando lo hacemos, la respuesta puede desalentar aún más por el desconocimiento que existe acerca de qué constituye violencia de género y por el estigma que se crea alrededor de la víctima. Desde la más sutil presión, un insulto, una humillación, un empujón, la violación, la explotación sexual, hasta la más violenta de las muertes podrían evitarse si como sociedad no desestimáramos cuán serio es este asunto. 

Ayer con indignación leía cómo una persona en twitter escribía que la violencia de género es un asunto cultural, y que hay problemas más graves que atender, y que además, la mujer víctima de esta violencia lo es porque lo permite, porque no se quiere y no se respeta a sí misma, y es la propia culpable de su situación. Yo le pregunto a esta señorita: ¿y a quién vas a culpar el día que te encuentres con un hombre que te dé tu primer golpe? Será tu propia culpa o de aquel que sin justificación tegolpeó? ¿Es que acaso hay excepciones? Y esas excepciones, ¿se basan, en clases sociales, nivel educativo, color de piel? Piensa de nuevo.

Es cierto, hay otros problemas graves que atender, pero uno de ellos es sanar a la sociedad de la violencia machista. Nos corresponde, a todos, desde la educación, la información, el respeto y la comprensión, hacerle frente a este problema que no se limita a la "privacidad" del hogar. Todos, cualquiera, quien sea, puede y debe denunciar cualquier acto de violencia del que tenga conocimiento. No es un deber exclusivo de la víctima. Recuerden: es un problema social.



martes, 11 de octubre de 2011

Disyuntivas que no se curan con ron

Él siempre llega con algún dulce en la mano: galletas, facturas, chocolates, budines o helado. Me mira con esos ojos de cachorro extraviado que convenientemente expresan un no sé qué tan sentido "te extraño". Me besa dulcemente mientras caminamos hasta el living. "Me regala un roncito?"-pregunta- , y es que le encanta el ron venezolano. "Éste es dulce, como usté" me dice, aunque me doy cuenta que el trago lo regaña un poco. No está acostumbrado a tomarlo puro.

El vaso en una mano, con la otra sujeta mi cintura y me acerca hacia él. Me mira con ternura, me sonríe con picardía y me vuelve a besar, lento, dulce, justo, apasionado. Sus manos exploran mi piel, nuestra respiración se acelera hasta que ambos perdemos el aliento. Nos hacemos uno, en alma y en cuerpo, y ese momento es hermoso, es más que perfecto. Salvo por un detalle. Las sonrisas, la picardía y los rones se disuelven en ese infame momento en el que, al tiempo que lo beso, me doy cuenta que he empezado a quererlo, sin querer he empezado a quererlo y peor aún, me gusta quererlo, aunque sé que no debo. Me invade una sensación de nostalgia, de añoranza al saber que aunque él también quisiera quererme, nunca será suficientemente valiente para permitírselo.

Me dice una y otra vez que debo echarlo. Pero yo no quiero echarlo, y él no se atreve a echarme. Tan estúpido, tan cobarde, tan adorable e irresistible. Tan genuino con sus caritas de niño regañado después de hacer algún desastre y sus cosquillas en los pies. Con su torpeza cual Trucutrú llena de inocencia. Lo quiero. Por todas esas cositas lo quiero y lo quiero querer.

Y por esas cositas es que lo tengo que dejar.

sábado, 1 de octubre de 2011

Así me estrené

Cuando estaba estudiando en Madrid para mi "Súper Máster del Universo", en varias ocasiones pensé en dejar ese máster para irme a Barcelona a hacer una especialización en Derecho Deportivo o en Periodismno Deportivo. Lo cierto es que el máster en la Carlos III no podía dejarlo porque tenía una beca, así que mi idea era terminarlo, buscarme un trabajo en Barcelona para mudarme y dar ese giro hacia algo completamente distinto a lo que venía haciendo desde que me gradué de Abogado en la UCAB.

Mis planes no salieron tal cual como esperaba. De hecho, no salieron ni remotamente como esperaba. La crisis financiera mundial, CADIVI haciéndome la vida cuadritos, una hemorragia cerebral y la posterior cirugía y reposo correspondiente, mermaron esos planes. Regresé a Caracas con el rabo entre las piernas, sin dinero, sin trabajo y sin nadie (entre los muchos contactos) que me tendiera una mano.

Así, desempleada y sin dinero, me perdí de hacer el Curso de Periodismo Deportivo que se imparte en la USB y de asistir a un Seminario en Maracaibo con unos capos en el área tanto de Argentina como de Venezuela. "Más adelante será", pensé, pero cada vez lo veía más lejos.

Finalmente llegó la oportunidad laboral esperada: como Directora en una ONG que trabaja con inmigrantes y refugiados en Argentina (volviendo a las raíces), así que decido armar mis maletas para partir al Sur, y la idea de estudiar vuelve con más fuerzas. Después de todo, estoy en la capital latinoamericana del fútbol y de quienes conocen, hablan, escriben, opinan y comentan de él. La mejor escuela de Periodismo Deportivo del país está a tres cuadras de mi oficina, y el canal que produce las transmisiones deportivas que vemos en el continente está a tres cuadras de mi casa. Estoy en el lugar, y este es el momento.

Pero no es tan fácil. La escuela es cara, y mi trabajo es inestable. Paga poco (muy poco) y básicamente cuando quieren o pueden, así que mientras resuelvo si puedo estudiar o no, decidí, por sugerencia de quien espero ser futura colega, escribirle a gente en medios en Venezuela ofreciéndome como corresponsal desde aquí, y en uno de ellos me abrieron las puertas. "Escribe una previa de uno de los partidos de la siguiente fecha". Y en seguida me puse a escribir.

Es una nota cortita, pero que requirió de un buen rato de lectura en investigación, pero que me dejó  con ganas de ir por más, de seguir escribiendo, de seguir aprendiendo, estudiando y practicando para ser lo mejor que puedo ser. Y la verdad, quedé satisfecha con el resultado. Poco a poco lo voy logrando.

Aquí comparto mi nota con ustedes, porque siendo la primera, no podía no estar aquí:

El nuevo clásico de la temporada.



Ante la ausencia de River en el torneo local, el clásico de Avellaneda cobra relevancia y pasa a ser el más importante de la Primera División esta temporada.

Los “diablos” de Avellaneda vienen de caer ante Vélez por 1 a 0 como locales en la 9ª fecha y de una derrota ante Liga de Quito por 2 a 0 en la Copa Sudamericana. Otro mal antecedente es el reciente escándalo del ex entrenador Antonio “turco” Mohamed, quien dejó su cargo por presiones de la barra brava. Sin embargo, no todo es tan malo: “patito” Rodríguez entrenó sin mostrar molestias ni sentir dolor en su rodilla izquierda, por lo que muy probablemente estará en el partido ante la “academia”.

Por su parte, Racing buscará mantener la segunda posición de la tabla a la espera del resultado del encuentro entre Boca y Tigre un par de horas más tarde, con esperanzas acortar la distancia con el líder. Fue descartada una posible lesión de Pillud, quien llegó de jugar conla Selecciónen Brasil con una sobrecarga muscular en el aductor izquierdo. Se espera que con reposo y cuidados intensivos hasta el domingo, pueda jugar el clásico. Quien no corrió con la misma suerte fue Patricio Toranzo, que sufrió un desgarro en el isquiotibial izquierdo ante San Lorenzo y quedó descartado para este domingo, por lo que el “cholo” pondría a Hauche como socio de Gutiérrez.

Racing e Independiente se han enfrentado en 21 ocasiones desde 1990, año en que se dio inicio a los torneos cortos, siendo Racing local con predominio visitante: 8 victorias de Independiente, 10 empates y apenas 3 triunfos de la “academia”.

Posibles alineaciones:

Racing: Sebastián Saja; Iván Pillud, Matías Martínez, Matías Cahais, Lucas Licht; Agustín Pelletieri, Claudio Yacob, Luciano Aued; Giovanni Moreno; Gabriel Hauche y Teófilo Gutiérrez.

Independiente: Fabián Assmann; Eduardo Tuzzio, Julián Velázquez, Gabriel Milito, Maximiliano Velázquez; Cristian Pellerano, Fernando Godoy, Osmar Ferreyra; Leonel Núñez o Patricio Rodríguez; Brian Nieva o Patricio Rodríguez y Facundo Parra.

La nota la pueden ver en el portal de Todo es Fútbol, donde apareció publicada el viernes. Espero que les guste.

miércoles, 24 de agosto de 2011

A Usté, el de los labios de Menta y Miel.



El otro día caminaba por Santa Fe con una amiga viendo vitrinas en un plan de "window shopping" al más puro estilo de las Gilmore Girls. La verdad muy pocas cosas lograban llamar mi atención. No sé realmente si  es que no estaba pendiente, o si de verdad no había nada que me gustara, hasta que de pronto, en una de esas vitrinas sobrecargadas, vi un vestidito que tímidamente, como quien no quiere la cosa, captó mi atención. Mientras más lo miraba, más me gustaba, hasta que finalmente me dije, convencida, "lo quiero!".

Yo soy de ojos puyúos, entiéndase: antojada. Siempre me intereso por aquellas cosas (y personas) que por una u otra razón terminan estando un poco fuera de mi alcance y disposición. Aquel sencillo vestido que resaltó entre el resto, y que tanto me gustó, sólo lo tenían en talla S.

Con Usted me pasó algo parecido. Yo ya lo había visto, pero no le había prestado atención. Pero usted, primero con cautela y timidez, y luego con picardía, hizo que volteara de nuevo mirarlo y en sólo dos días ya me estaba desordenando las neuronas. Logró instalarse en mi mente a punta de palabras dulces, un poquito de descaro y mucho, pero mucho chamuyo (vale, debo admitir que sí me gustó un poco que me chamuyara). Y yo me instalé en su mente a punta de rebotarlo con comentarios sagaces, irreverentes y hasta alguno indiferente. Después estaba el "ustedeo", esa guindita colorada que terminó de adornar perfectamente el más delicioso de los helados.

Usted se hizo responsable de que yo fuera caminando por la calle con una sonrisa dibujada como la de Cortázar, y de que la gente me mirara como una demente. Pero no me importa que me miren, sonrío sola y camino cantando. Es una de las mejores sensaciones en el mundo. ¿Nunca lo ha intentado? Debería atreverse. 

Su desfachatez me resulta encantadora, su sonrisa tremenda y sus ojitos pícaros que despiertan ternura y malicia a la vez, se me hacen irresistibles. Su mirada fija me pone nerviosa. Sus besos me saben a menta y miel, que combinan perfectamente con los míos que saben a vainilla y chicle bomba, los dos sabores que le hacen falta a su vida. Sus caricias matan, su piel me quema. Como cantó  Cerati: duele de placer su cicatriz en mí. Aun así, lo tengo que dejar.

Lo extrañaré. ¡Demonios, que ya he empezado a extrañarlo! Sufro de un prematuro delirium tremens por su boca, por su sonrisa perfecta y hasta por sus mates con agua hirviendo cebados un lunes a las 9 y media de la mañana. Y es que, ¿cómo se hace para combatir la química si las ganas se nos salen por la piel? Es difícil, pero por ahora las circunstancias nos han jugado en contra. Por ahora nos queda el recuerdo de lo épico, de lo asombrso y de lo que nos ha dejado a ambos boquiabiertos, erizados y temblando.


Eso, por ahora...


martes, 16 de agosto de 2011

¿Los treinta? Son tuyos.

Hace poco, en una conversa perfecta entre chicas que se conocen poco - pero que se caen bien-, salió esta frase: “los treinta años son tuyos”.

Nosotras, en este local de iluminación linda, lleno de buena música, caras extrañísimas pasando por la ventana, nos reíamos felices. Sabana Grande nos aceptaba en su conocido Callejón de la Puñalada.
En este escenario, una de las chicas celebró la felicidad de tener 30 años con la mencionada frase. Una década que se entrega totalmente a lo que “es”: tacones, pintura de labios roja, medias oscuras, ligueros, besos robados, amapuches poliamorosos, cabezas canosas, sonrisas inocentes, despedidas cortas, sexo instantáneo…Y, este año, para mí, no es más que una muestra de ello.

Hace unos meses alguien me hizo descubrir el poder que tenía mi risa aniñada y mi caminar lento. Cosas que no se distinguen en una foto de avatar o en una imagen de fiesta. Hizo darme cuenta del valor de no saberse sexy o realmente hermosa. Simplemente me hizo saber, con una clase de experiencia, que mis movimientos y sensualidad se tenían que descubrir y, eso, valía oro.

De él me quedó el silencio, la picardía de una sonrisa canosa, la discreción de un beso mal pensado.
Con el piso un poco alborotado, regreso a mi espacio. Pero con la necesidad de contarle, aunque sea algo, a la amiga de turno (Sí, aquí en Venezuela ya no queda nadie y los amigos nuevos nacen como flores. Lo maravilloso: siempre, siempre hay. Uno más colorido y fascinante que el otro).

 Esta amiga me recibe con un cuento maravilloso, pero con un protagonista totalmente distinto: un “muchachito”. Nosotras, con nuestros 31 encima, nos reíamos de nuestras historias perfectas: yo con mi canoso; ella con su veinteañero.

Lo que recuerdo de esa tarde era la cara súper sonriente de mi amiga. Y, por supuesto, de cómo se sonrojó al contarme sobre ese primer beso casi adolescente. Un beso robado en un carro, luego de un par de cervezas perfectas. “Este muchachito sabe lo que hace”, me dice la pecosita. Y se tapó la cara para reírse y ponerse como una fresita: roja y feliz. Yo me alegro pero, sin entender mucho, le comento: “el mío tiene 40, jajaja. No sé qué decirte, ami”.

Tres días después, por cosas de la vida, tan maravillosa ella, salgo a bailar. Toda la tarde de ese sábado hablé con una amiga, vino en mano, sobre los besos éstos perturbadores y sobre negocios (sex toys, blogs, letras, blahblah). Nos embochinchamos y salimos a tomarnos un trago en un bar.
 
Me entaconé, me puse una sonrisa y dije: “bah, a bailar hasta que las piernitas no te den. A sacudirnos el silencio éste heredado…” No me di cuenta, simplemente no me di cuenta, de que un “muchachito” me había puesto el ojo. No me di cuenta hasta que me robó un beso. Abro los ojos y veo a un tipo que, con sus 21 años instalados, me hizo la noche.

La belleza de este tipo se salía de mis patrones regulares. No supe ni qué decir. Aunque, al rato, se me salió un: “Esta noche te quedas en mi casa”. Ese día fue, simplemente, la graduación de aquella lección que el canosito me había dado: “Pero claro que eres coqueta, date cuenta y utilízalo”.

Los siguientes 4 meses se llenaron de pedacitos sorpresivos de un cuerpo que, aunque parecía  la perdición en pasta, era una mata de inocencia. La única manera de protegerme de unos labios que rozaban con la perfección, era saberme adulta. Entender que era yo la que manejaba el asunto.

Yo nunca hice una llamada, nunca busqué a aquel francesito que estaba descubriendo un mundo lleno de chicas hermosas que le saltaban encima. Pero, no sé muy bien por qué,  esta criatura venía cada fin de semana a echarme los cuentos más pícaros de su estadía en nuestro país. Por cosas de la vida, tan pícara y encantadora ella, se cambiaron los papeles y era yo la “viejita”, la que tenía experiencia.
Un cuerpo grandote y perfecto me decía: “enséñame”, con sus pequeños 21 años. Y no tuve más remedio que hacerlo, sin culpa ni remordimiento alguno. Una, otra y otra vez.

La última noche se tiñó de “última vez”, de confesiones putas y mucho abrazo largo. Noches que se disfrutan y que quieren ser contadas.

No he dejado de pensar en mi querida amiga Valen y su introducción a los “muchachitos”. Más adecuada, imposible.

Por acá estamos listas para la próxima historia :)

Por Samantha Mesones
@samymesa/@ohmyporn

martes, 26 de julio de 2011

Al Final, a todos los veo Igual.






¡ES QUE TODOS LOS HOMBRES SON IGUALES!
Con esta afirmación vociferada a todo gañote por la vecina del piso de arriba me desperté pasada la medianoche de ayer, con temor de tener que presenciar luego como el cuerpo de su pareja pasaba en caída libre frente a mi ventana y luego escuchar el coñazo. Si les soy sincera, en ese momento lo único que se me ocurriría decirle al pobre sería “tranquilo pana, que del suelo no vas a pasar!”

A la chica no la culpo, porque vamos a estar claros: en algún momento sí que son todos iguales. En algún momento ese chico tan divino, tan genial, tan sensible, tan… distinto, se va a parecer a todos los demás que ya habías descartado por ser “igual a los demás”. Tampoco culpo de todo al chamo, porque, de nuevo, vamos a estar claros: las argentinas pueden llegar a ser un poquito histéricas sin motivo aparente.

A raíz de un reciente encuentro con un ex, terminé en una conversa con una amiga (de esas con las que terminas haciendo amistad por ese cuento que nació a raíz de último despecho de cada una) sobre las cosas que típicamente hacen y dicen los hombres después de terminar una relación. Una se da cuenta que no es chiste eso de que debe existir un librito negro con cubierta de cuero, llave maestra y candado, con infinidad de tips, frases hechas y anécdotas sobre mascotas enfermas que se van pasando de generación en generación. Existirán unas 5 o 6 variables de cada frase y cuento, pero la base es la misma.
Según esas variantes, podemos identificar a varios prototipos de Ex, según la actitud que toman post break-up, a saber:

1.- El del “pero sigamos siendo amigos”: Usualmente es él el que termina la relación, los motivos pueden ser variados, pero “nunca eres tú, siempre es él”, por lo que no importalo que hagas o dejes de hacer, no habrá manera de que esa relación funcione. Eso sí, tienes que estar clara en que “sí eres tú”, pero él no es tan rata como para decírtelo. Por supuesto, la ruptura amorosa nunca estará completa sin el ya bien conocido “pero sigamos siendo amigos”. No entienden que no queremos ser sus amigas, y menos si el lazo que nos unía en un principio, no era precisamente la amistad. Ojo, que con esto no quiero decir que en algunos casos no sea posible. Yo he tenido algún novio y he salido con chicos con los que hoy en día mantengo muy buena relación de amistad, pero obviamente no siempre es posible, aunque algunos hombres insistan en que todas sus ex tengan que ser sus panas del alma después de terminar. Mira, no siempre da.

2.- El del sentimiento de culpa: Algunas relaciones terminan de la peor manera posible, y en muchos de estos casos, no aplica el “no eres tú…” porque aquí casi siempre es él el culpable. Te rompe el corazón en mil pedacitos, pero eso sí: su intención nunca fue hacerte daño, te tiene un gran aprecio, y si pudiera volver atrás y hacer las cosas de otra manera, lo haría con tal de no herirte. Es el típico que te deja, pero no te dejar ir, por lo menos hasta no estar seguro de que ya lo has perdonado, o por lo menos “ya no lo odias”. Pero bueno chavón, a pensar las cosas bien para la próxima, no? Que ya el daño está hecho y yo no estoy para mitigar los sentimientos de culpa de nadie. ¡No señor!

3.- El “aquí no ha pasado nada”: Son los que actúan como si la relación no hubiera existido nunca y llegan después de la ruptura con su cara como una piedra, como si nada hubiera pasado entre ustedes (bueno, malo, épico o desastroso), a saludarte como una pana/amiga/compañera de trabajo o clases/vecina más, y una con su poker face se pregunta: “¿será que a este tipo le da igual o simplemente es un tarado sin tacto?”. En la mayoría de los casos, se trata de un tarado sin tacto, así de simple, porque chicos, sincérense: ustedes son así de simples, o mejor dicho, así de simplones. No vengas tú!

4.- El que cuando corta, la corta: en algunos casos, es más sensato. Cuando se termina la relación, la corta por todos lados, lo que termina beneficiando a los dos, pues cada quien sigue con su vida tan tranquilo. Si pasado un tiempo te lo encuentras por la calle, sin problema alguno te saluda, te pregunta de tu vida, haces lo propio, y cada quien sigue su camino felizmente. Sanito, sin drama. Claro, que no siempre todo es tan lindo y bello. A veces se corta por completo la relación porque no se pueden ver ni en pintura. El “si te he visto, no me acuerdo”, si se quiere. En ese caso, si lo ves caminando por la calle, la única acción a tomar (del que percate primero de la presencia del otro) es cambiarse de acera rauda y velozmente y esquivar el momento incómodo. Pero no me malentiendan: también esto es muy sano.

5.- El “douche”: es un poco de cada uno de los anteriores. Dicen querer ser amigos, dicen querer saber que tu vida va bien, pero pasado un tiempo, se comportan como verdaderos patanes contigo. Son peores después de terminada la relación que cuando estaban juntos, y aunque siempre digan “tú nunca hiciste nada mal” (sea cierto o no), constantemente te hacen sentir como si la hubieras cagado, re cagado y restregado. Aquí es un asunto de ego, de creer que todavía te tienen comiendo de su mano y, por ende, que pueden darse el lujo de tratarte mal, cometiendo el error de pensar que tú te lo vas a calar. Niñas: mándenlos a volar. Lejos, bien lejos, porque una “te es” muy divina (y así tiene que sentirte) como para bancarse a pendejos que necesitan un boost para su ego. Mira chico, que una tampoco “te está” para eso. Ningún, ningún!

Al final, mis queridas, que los Ex siempre van a querer quedar bien con una a toda costa, porque se les olvida rapidito que ya han quedado para el orto, aunque a veces nos tome más tiempo darnos cuenta. Esto “te es” así. Estos muchachos siempre nos van a hacer renegar, y no nos queda más que aceptarlo y disfrutar de lo que venga mientras se pueda (y quien te quita lo bailao), encerrarte en un cuentito de Disney a esperar a que llegue el príncipe inexistente o tomar un enfoque más práctico y empezar a salir con otras mujeres. Así que chicas, no digan que opciones no tienen.

martes, 14 de junio de 2011

El Incentivo



Esta cinta me la regaló la mamá de unos amigos muy queridos la última vez que estuve en Argentina en 2007, y desde ese entonces la he usado amarrada a la muñeca. Alguna vez se me soltó y dejé de usarla por un tiempo, pero hace unos meses la encontré mal parada por ahí y me la puse de nuevo, después de haber tomado la determinación de - finalmente - ir a probar suerte en Argentina. 


La he usado como un incentivo, como un recordatorio del rumbo que he decidido tomar para este momento de mi vida. Y llegó. Llegó la noticia: me han elegido para un cargo en una ONG, en Buenos Aires - ciudad de mis sueños - que trabaja con inmigrantes y personas en situación de refugio - dream job, o por lo menos, encaminado a -.


Ya con el objetivo logrado y a menos de dos semanas de mi viaje, le dejo esta cinta, una cinta de mercería cualquiera, pero que para mí simboliza tanto más, a alguien que conocí recientemente, pero que abrió un espacio enorme en mi vida en tan solo dos meses. Una persona improbable, pero no imposible, aunque sí increíble. Una persona a la que no puedo agradecer más por aparecerse de la nada un día en mi vida.


Éste ahora es su incentivo para ver lo que será mi nuevo hogar a través de mis ojos. Allá te espero, querido amigo.

jueves, 19 de mayo de 2011

Feliz Aniversario Cookie Girl!



Hace exactamente un año nació esa cría producto de la necesidad de sacarme el despecho del cuerpo. Por buena fortuna, ha ido mutando hacia algo tan light como el Splenda a medida que va madurando. Hoy está de cumpleaños, y para celebrarlo decidió hacerse un Extreme Makeover para que quede claro que ya no es una nenita llorona. 

Ahora se divierte!

Auguri Cookie Girl, y que vengan muchos más!!






sábado, 30 de abril de 2011

Un Calvario que me Encanta



Hace unos meses mi amigo Carlos (o como lo llamo yo, Victoria) me insistió en que debía acompañarlo a llevar a una turista española que estaba de visita al Paseo El Calvario. En aquella oportunidad no pude ir con ellos, pero me quedé con el gusanito de que pronto debía ir a conocerlo.

Finalmente en Carnavales Victoria nos llevó a unas amigas y a mí al Paseo, y el lugar simplemente me maravilló. Para empezar, no tenía idea de que hubiese algo más allá de las famosas escaleras que vemos desde la no poco transitada y congestionada Avenida Universidad. Tampoco imaginé que estaría recuperado y tan cuidado (puntos para este Gobierno, que poco construye y mejora), lo cual fue una sorpresa muy grata para todas. En el Café que hay arriba hacen unas arepitas aliñadas y unas croquetas de atún deliciosas (sólo por las tardes) y el café es riquísimo. Y muy barato todo.

Nos gustó tanto que a los tres días llevamos a otros amigos a conocerlo, y también quedaron encantados. Esta mañana llevé a otro amigo. Misma reacción (aunque un poquito decepcionado porque no conseguimos las croquetas).

Es un lugar ideal para ver esa Caracas que los que estamos acostumbrados a hacer vida en el Este no pocos conocemos o nos atrevemos a (o queremos) conocer. Se ve una Caracas completamente distinta a la que veo desde el ventanal de mi casa en Pro Páramo. Una Caracas más real, más cruda, honesta, caótica y movida... Llega a ser un poco surreal ver todo esto desde la paz de los jardines y plazas del Calvario.

El Paseo El Calvario fácilmente se está convirtiendo en uno de mis lugares favoritos de la ciudad. Además, he tenido la dicha de ir siempre con personas que van con la intención y completa disposición de disfrutar del lugar, sin prejuicios, sin esnobismos. Gente chévere pues, compañía perfecta. Hoy me lo paseé enterito con flores en la cabeza (que seguí portando durante el almuerzo en Il Boticello y luego cuando fui - bien impuntual - a ver a Toto echar sus cuentos en Los Galpones). Un día fantástico, en fantástica compañía (danke).

Hay muchos otros sitios del centro que quisiera conocer o con los que quisiera reencontrarme. Caracas ofrece tantas cosas para hacer, tantos lugares para ver, y nosotros no nos enteramos. Esta ciudad es hermosa, es interesante, es colorida y tiene mil historias para contarnos. No es sólo Chacao, El Hatillo o Ávila Mágica. Ya es hora de que los caraqueños nos tomemos el tiempo para descubrirla y entenderla, y a partir de ahí, amarla.

Caracas es una ciudad de pinga, y es por eso, y no por obligación, que los caraqueños debemos quererla y cuidarla. Para que siga siendo de pinga, cada vez más.




Más fotos del Calvario y de lo fácil que es disfrutar Caracas aquí.

martes, 29 de marzo de 2011

Historia de un Salmón Arrepentido

Esto le pasó ayer a u amigo en un país en donde, como decía un profesor en el colegio, "todo es posible, y nada es posible". 14 años después, esa frase se hace más y más vigente. Es lo que hace que vivir aquí sea cada vez más frustrante y difícil, por no decir imposible.



En horas del mediodía, saliendo del estacionamiento de la oficina para ir a almorzar, un motorizado acompañado de su novia, tratando de esquivar los huecos de la vía mientras venía a full velocidad, rozó con mi carro, perdió el control y cayó en medio de la vía.. Al momento de la caída la moto le cayó en el pie lo que le produjo una lesión en su tobillo derecho.

Dado que yo iba en mi vía y no hice nada fuera de la Ley, ni me consideraba culpable de ninguna manera, me bajé a ayudar al motorizado y su acompañante. A mi carro no le pasó absolutamente nada, ni siquiera lo ensució...

Como suele suceder en estos casos llegaron en cuestión de segundos 963556mil motorizados más que rodearon y empezaron a caldear los ánimos. En adición su sumaron varios curiosos de oficio y una supuesta "abogado" quien empezó a lanzar hipótesis y diagnósticos de lo sucedido a grito entero... "Ese muchacho tiene fractura en ese tobillo, tu eres culpable, tienes que hacerte responsable, montalo en tu carro y llévalo a una clínica, le debes pagar todo, lo primero es la salud de él, lleguen a un acuerdo y le pagas la moto y así se ahorran el rollo judicial en fiscalía, yo tengo experiencia y estoy haciendo esto por ayudarlos bla bla..." - Señora, váyase tranquila y hágase cargo de sus asuntos, no fomente más el problema...le respondí. Quizás de haberle hecho caso me hubiera evitado todo lo que me vendría después, pero en ese momento, entre la inexperiencia, el susto, la presión de los otros motorizados y lo peor de todo, sabiéndome inocente y confiado en el buen proceder de las instituciones preferí esperar a que llegara tránsito a levantar el choque (el peor error que pude cometer).

Al llegar los fiscales y comenzar a levantar el choque empezaron de una vez a montar todo un teatro... Un carro que estaba estacionado a un lado y que fue movido justo después del accidente no fue considerado en el croquis, la moto fue movida por otro motorizado que junto con la supuesta abogada incitaba a un arreglo entre partes y a que yo tuviera que pagarle todo al agraviado, y que por supuesto cuando llegaron los fiscales aprovechando el alboroto desapareció por arte de magia... Todos estos detalles no fueron considerados en el croquis del levantamiento del choque y ante mi continua queja me repetían: en el comando tránsito ud podrá dar su versión de los hechos, llenará una declaración y podrá firmar o no el croquis del informe final.

Nuevamente (errónea y estúpidamente) confiado en las instituciones, en el buen proceder de los efectivos y en mi hasta entonces supuesta inocencia, seguí las instrucciones de los fiscales. Al llegar los bomberos del Dtto. Capital a atender al lesionado, le echaron betadyne y le pusieron una gasa...y como no tenían ambulancias disponibles (llegaron 2 camiones anti-incendios) practicamente me vi obligado a llevar al motorizado y a su acompañante hasta el Hospital Clínico Universitario, escoltado por tránsito y bomberos.

Una vez que lo dejamos allá fui trasladado hasta la sede del Comando de Tránsito Terrestre en La Bandera, donde debíamos esperar por el informe médico de la lesión para levantar el informe final de tránsito y enviarlo a un fiscal penal del estado quién determina que debe hacerse.

Pasaron varias horas y al ver que el supuesto informe médico no llegaba comienzo a preguntar, a indagar que sucede. Un fiscal de tránsito, encargado del caso, me dice que llame a mi abogado para explicarme el procedimiento y que tomemos las medidas que sean necesarias, pues dada la hora (5 pm aprox) y lo tardío del informe, sería trasladado a una sede de tránsito en Puente Hierro donde estaría detenido 48 horas por averiguaciones, ya que había personas heridas involucradas, hasta que el fiscal del estado dictara sentencia... En una táctica de amedrentamiento e intimidación, les indicó a mis padres que debían ir a buscarme ropa y sábanas para dormir porque a donde me iban a llevar hacía bastante frío.

Fue allí donde empecé a llamar y a molestar a todas las personas que consideré podían ayudarme en esa situación para que "moviendo contactos" pudiera solventar el embrollo.

Al llegar el abogado de la compañía de seguros y viendo la actitud de los fiscales de tránsito me indicó que en base a su experiencia es preferible llegar a un "acuerdo" que proceder por los canales regulares, pues ir a fiscalía implica un expediente legal, el carro detenido N cantidad de días a 150 BsF diarios de estacionamiento (sin garantías a que te lo entreguen en buen estado o sin desvalijar), quedar bajo un régimen de presentación ante tribunales cada 15 o 30 días por 6 meses y un sin fin de penurias producto de nuestro ineficiente y burocrático sistema judicial.

Habiendo agotado todas las opciones posibles y tras una agotante espera de mas de 10 horas llegó llegó el informe médico, el cual indicaba que el motorizado sufrió un traumatismo menor en uno de los ligamentos del tobillo derecho... Siendo las 10 de la noche y con el diagnóstico del informe, la opción era enviar los documentos a la fiscalía o llegar al "acuerdo". Enviar el informe implicaba que de todas todas me trasladarían a Puente Hierro y tendría que quedarme detenido una noche en una celda, pues la Fiscal de turno nunca respondió y debía esperar al día siguiente, a pesar de la presión que había logrado hacer con los "contactos" que llamé, pues el comisario encargado del comando salió y ante el estupor de todos dijo: ¿Tienes contactos no chamo? Para acá ha llamado todo el mundo por tu caso... Sea lo que sea yo no me voy a meter en ese peo, el fiscal que lleva tu caso es autónomo de tomar su decisión a pesar de estar bajo mi mando, así que arréglense uds porque él está restiado a que esto llegue al final llame quien llame...así que buenas noches... Y simplemente se fue...

Mi lucha idealista y fútil contra el sistema de corrupción que socava nuestras instituciones de nada sirvió porque al final tuve que ceder y sucumbir al poder de la maquinaria que mueve a este país... El fiscal me pidió 5mil Bs.F. y hacerme cargo de los daños de la moto y las medicinas del lesionado, él rompía todos los papeles e informes y nunca pasó nada. En caso contrario él mismo se encargaría de retrasar y poner la mayor cantidad de trabas posibles para que mi caso tardara en salir y se complicara aún más...

Luego de negociar y llegar a un acuerdo por Bs.F 1.500 y arreglar con el motorizado que le pagaría el espejo y la pata de la moto dañadas, así como el antiflamatorio y el antibiótico que le recetaron,  me dejaron ir a las 11 de la noche, con la moral por el piso, extorsionado, frustrado, decepcionado, impotente, en fin...con un sentimiento de que lamentablemente aquí impera la ley del más fuerte, del soborno y la extorsión, donde no se puede ser un idealista que confíe en las instituciones del estado sin tener el dinero necesario para que esto sea así, definitivamente no se puede ser un salmón nadando en contra de la corriente en un mar de corrupción, desidia y desgobierno.

Antonio Roque.

jueves, 24 de febrero de 2011

Generación Mochila



Esta es la carta que inscribí en el concurso Cartas de Amor de Mont Blanc. No ha sido preseleccionada (aún - tengo esperanzas en que el jurado sea coherente, porque sé que mi carta es buena), pero igual aquí les va.

Quiero darle las gracias a quienes aportaron con sus comentarios, porque eso me ayudó a ir mejorando la carta hasta llegar aquí. Ahí va:

Generación Mochila

La semana pasada tuve una entrevista importantísima para un trabajo. Esa que tanto esperaba. Esa para la que tanto me he estado preparando desde que decidí dedicarme a lo que quiero hacer. Esa a la que le tengo tanto miedo, porque, si me dan este trabajo, finalmente empezaría a vivir en el “mundo real”.

¡Ah! Me olvidé de un detalle importante: ¿te conté que el trabajo es en Damasco? Lo sé, es lejos, muy lejos y te admito que me asusta un poco la idea, y a la vez me entusiasma, me emociona. Se me arruga la panza, pero de una buena manera. No sé lo que me espera esta vez. No sé qué esperar, ni con qué me iré a encontrar, aunque estoy segura de que sea lo que sea, me va a encantar, como todo lo desconocido, como todo lo nuevo. Como siempre pasa conmigo.

Sé no ha pasado ni un año desde que volví a ti, desde que te vi y empecé a amarte de nuevo, desde que me recibiste con los brazos abiertos sin hacer preguntas. Y si ahora decido dejarte de nuevo, no quiero que sientas que tiene que ver contigo, o lo mejor sí un poco… no sé. Ya me conoces, no me puedo quedar quieta demasiado tiempo. De vez en cuando necesito alejarme de ti, quizás para aprender a apreciarte y quererte todavía más cada vez que regreso.

Y no sabes cuánto lamento no haberte disfrutado más estos meses, no haber intentado conocerte más, lamento haber dejado que el tiempo simplemente pasara y no haber hecho nada para que valiera la pena, para hacerlo -y hacerte- memorable. Lamento haberte dado por hecho.

Pero eso no significa que no te quiera, porque sí: te quiero, lo sabes, pero no te voy a mentir. Cada una de las veces que te he dejado, me he enamorado, y te he olvidado un poco. Sólo un poco. Y es que estando lejos he encontrado esa tranquilidad, esa paz, esa felicidad que no siempre tuve contigo. Pienso en lo que será mi vida ahora, en las cosas que quiero, en mi futuro. Tengo que hacerlo, porque vamos a estar claros, ¡no me estoy poniendo más joven! Mis amigos se están casando, algunos ya teniendo hijos, y los que no, se están divorciando. Todos tienen un trabajo estable, carro, apartamento propio con cocina amueblada, cable, Internet inalámbrico y una hermosa y amplia hipoteca incluida. En fin, una vida. ¿Yo? Yo estoy a años luz de eso. No es que no quiera todas esas cosas, porque sí, y mucho (bueno, quizás lo del divorcio no), es sólo que siento que aquí no es, que tú no has querido que sea, que no me has permitido que sea. Y por eso siempre me voy, me “lanzo a la aventura” con mi mochila a la espalda a buscar todas esas cosas, y unas cuántas más. Sí, siempre con mi mochila encima, lista para descubrir, para conocer, para encontrar, para ganar y para perder… para vivir.

¿Tú te acuerdas de mi amiga Sam? El otro día entre cotufas y rones hablábamos de esto. De que algunos no estamos hechos para la vida que tú nos ofreces, para la vida convencional que llevan la mayoría de nuestros amigos y conocidos. Nosotras necesitamos algo más, movernos más, no seguir tanto tus reglas, porque vamos a sincerarnos: yo nunca me compré un carro porque cada vez que ahorraba algo para pagar la inicial me lo volaba en un viaje. No tengo trabajo porque lo dejé a la primera oportunidad que tuve de ir a estudiar afuera. No tengo novio porque sigo insistiendo en los amores a distancia aunque sé por sobrada experiencia que eso no funciona, ¡pero carajo, cómo me encanta! Las cuentas bancarias me las cerraron por falta de movimiento y no tengo ni para invitarte un café. Pero eso sí: ¿quién me quita lo bailao? Al final, aunque me duele dejarte, cada vez que lo hago me lo gozo como si fuera 1999 y se nos viniera encima el “guai tú kei”, o para ser más actuales, el 20 de diciembre de 2012.

Y ese es el tema con personas como Sam, con personas como yo, que formamos parte de un invento que nosotras mismas decidimos denominar “Generación Mochila”: te queremos, te adoramos, pero necesitamos alejarnos para darnos cuenta, porque aunque me lo bailo y me lo gozo, siempre termino extrañándote, necesitándote… tanto, que no puedo evitar volver a ti.

VTR