sábado, 30 de abril de 2011

Un Calvario que me Encanta



Hace unos meses mi amigo Carlos (o como lo llamo yo, Victoria) me insistió en que debía acompañarlo a llevar a una turista española que estaba de visita al Paseo El Calvario. En aquella oportunidad no pude ir con ellos, pero me quedé con el gusanito de que pronto debía ir a conocerlo.

Finalmente en Carnavales Victoria nos llevó a unas amigas y a mí al Paseo, y el lugar simplemente me maravilló. Para empezar, no tenía idea de que hubiese algo más allá de las famosas escaleras que vemos desde la no poco transitada y congestionada Avenida Universidad. Tampoco imaginé que estaría recuperado y tan cuidado (puntos para este Gobierno, que poco construye y mejora), lo cual fue una sorpresa muy grata para todas. En el Café que hay arriba hacen unas arepitas aliñadas y unas croquetas de atún deliciosas (sólo por las tardes) y el café es riquísimo. Y muy barato todo.

Nos gustó tanto que a los tres días llevamos a otros amigos a conocerlo, y también quedaron encantados. Esta mañana llevé a otro amigo. Misma reacción (aunque un poquito decepcionado porque no conseguimos las croquetas).

Es un lugar ideal para ver esa Caracas que los que estamos acostumbrados a hacer vida en el Este no pocos conocemos o nos atrevemos a (o queremos) conocer. Se ve una Caracas completamente distinta a la que veo desde el ventanal de mi casa en Pro Páramo. Una Caracas más real, más cruda, honesta, caótica y movida... Llega a ser un poco surreal ver todo esto desde la paz de los jardines y plazas del Calvario.

El Paseo El Calvario fácilmente se está convirtiendo en uno de mis lugares favoritos de la ciudad. Además, he tenido la dicha de ir siempre con personas que van con la intención y completa disposición de disfrutar del lugar, sin prejuicios, sin esnobismos. Gente chévere pues, compañía perfecta. Hoy me lo paseé enterito con flores en la cabeza (que seguí portando durante el almuerzo en Il Boticello y luego cuando fui - bien impuntual - a ver a Toto echar sus cuentos en Los Galpones). Un día fantástico, en fantástica compañía (danke).

Hay muchos otros sitios del centro que quisiera conocer o con los que quisiera reencontrarme. Caracas ofrece tantas cosas para hacer, tantos lugares para ver, y nosotros no nos enteramos. Esta ciudad es hermosa, es interesante, es colorida y tiene mil historias para contarnos. No es sólo Chacao, El Hatillo o Ávila Mágica. Ya es hora de que los caraqueños nos tomemos el tiempo para descubrirla y entenderla, y a partir de ahí, amarla.

Caracas es una ciudad de pinga, y es por eso, y no por obligación, que los caraqueños debemos quererla y cuidarla. Para que siga siendo de pinga, cada vez más.




Más fotos del Calvario y de lo fácil que es disfrutar Caracas aquí.