viernes, 12 de octubre de 2012

Después de caer, nos levantamos, nos limpiamos las rodillas y seguimos




Hace unos meses, cuando Leopoldo López decidió retirar su candidatura de las primarias de la oposición venezolana, a pesar de sentirme decepcionada por ya no tener la opción de votar por "mi gallito", pero aún así, me pareció una decisión sensata y beneficiosa para quienes queremos un cambio en nuestro país.

Recuerdo que en ese momento pensé "pues nada, será votar por Capriles, aunque no me termine de convencer". Lo pensé un poco resignada, pero convencida de que entre las opciones que quedaban, ésta era la mejor. Llegaron las primarias de la oposición y Henrique Capriles arrasó en votos con los demás candidatos, y ahí se empezó a construir la base de un sueño de millones de venezolanos que queremos un cambio.

Cuando comenzó la campaña, en la que muchísimos amigos y conocidos trabajaron activamente, y en la que yo, de estar en Venezuela, hubiera participado, estaba convencida de que el camino iba a ser largo y difícil. El abuso que hace el gobierno de los recursos del Estado, la campaña de miedo, la violencia y muchas otras realidades que enfrentamos, darían razón suficiente para desistir, o por lo menos, para no seguir con tanto empeño, para no arriesgarse a penetrar zonas "rojas" del país.

Pero, en cambio, el efecto fue el contrario. La gente se animaba cada vez más y participaba más activamente llevando el mensaje del proyecto de país que nos presentaba Henrique, y, finalmente, a mí me convenció, no de votar por él, porque ya tenía mi voto, pero sí de que su proyecto es el que más se acerca a lo que yo quiero para mi país.

 Lamentablemente esta vez, no logramos el objetivo, pero, aún perdiendo, ganamos muchísimo. 6 millones y medio de personas votamos por un proyecto en el creemos. Por primera vez, desde que tengo edad para votar, voté a favor de alguien, y no en contra de alguien. Voté orgullosa por Henrique, y no me cabe la menor duda de que lo volvería a hacer. Henrique, y todos los que trabajaron con él, nos devolvieron la esperanza y, con ella, las ganas de luchar por el país: la Venezuela que todos queremos, por "La Mejor Venezuela".

También siento un profundo agradecimiento hacia todas esas personas que durante meses recorrieron Venezuela llevando este proyecto a cada rincón, principalmente a Gaby, que creo que fue la mejor vocera que pudo tener esta campaña. Varo, Edgar, Manuel, Melecio, Rosa, Gonzo, Chacho, Maraco, Leopoldo, Freddy, los que trabajaron e el exterior y todos los que hicieron esfuerzos sobrehumanos para poder llegar a tiempo a sus centros de votación y dejar su marca: el país tiene mucho para agradecerles. Yo tengo mucho que agradecerles.

El lunes pasé el día entero en cama. Me desperté a las 7 de la mañana. Amanecí con los ojos hinchados de llorar la noche anterior y  no me levanté hasta las 4 de la tarde. Era necesario. Era justo. Era el tiempo necesario para empezar a comprender lo que había pasado. Ya está. Ya lo asimilé. Ya lo hemos asimilado algunos. Nos levantamos, nos limpiamos las rodillas y seguimos adelante. No vale rendirse. No vale bajar los brazos. Con más razón hay que seguir buscando el camino.

Venezuela nos necesita.


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