jueves, 11 de octubre de 2012

Así viví el 7-O




Después de semanas de ansiedad, finalmente llegó el día en el que millones de venezolanos saldrían a decidir su futuro. Desde horas antes de la apertura de mesas, ya se veían largas colas de votantes madrugadores y entusiasmados. Yo voté en el Consulado venezolano en Buenos Aires. El proceso fue ágil y sin contratiempos.  Voluntarios de Voto Joven ayudaban a mantener el orden y a facilitar el proceso para los electores. Voté en 15 minutos. La mayor decepción fue al ver que no tenían tinta indeleble, por lo que no podía mostrar mi meñique morado con orgullo, así que Gastón y yo buscamos un bolígrafo y nos los pintamos.

En los alrededores del centro no faltaban quienes vieron la oportunidad de negocio y y aprovecharon para traernos un poco de nuestra extrañada gastronomía y vendían empanadas, arepas, cachapas, jugo de parchita y tamarindo, papelón con limón y hasta guarapita. El ambiente es alegre, la gente está optimista, aunque consciente de que va a ser una contienda bastante reñida, no en el exterior, pero sí en los centros de votación en Venezuela.

Volví al Consulado pasadas las 7 de la noche, y me encontré con algo qué me llamó la atención. Un grupo de personas ataviadas con banderas se encontraban manifestando del otro lado de la avenida. No eran banderas de Venezuela  por el contrario, eran banderas de "movimientos sociales" argentinos pro gobierno. Muchos nos preguntábamos qué hacían allí, ya que para nosotros no tenía sentido su presencia.

Pocos minutos después, los teníamos prácticamente encima, lo único que nos separaba de ellos era una valla metálica movible.Nos gritaban consignas, entre el conocido "Uh-Ah", cantos a favor de Chávez, Cristina y Fidel, y los insultos a los que ya estamos acostumbrados - que no internalizados -. "Escuálido traidor", "Yankee HDP", o mejor dicho, "shankee", pronunciado en perfecto argento. Banderas del Che, de Cuba y si acaso una o dos banderas venezolanas. Un completo sinsentido

Nuestra postura fue la de no caer en provocaciones. No responder, ignorar. Al fin y al cabo, los que votamos fuimos nosotros. Los que decidimos fuimos nosotros. Sin embargo, de a momentos, y en medio de tanta tensión, informaciones cruzadas sobre resultados posibles y ansiedad, algunos respondían con un "ocúpense de su país, estas elecciones son nuestras, no de ustedes".

Fue una experiencia realmente indignante que personas que no saben nada o que saben muy poco de nuestro país, hayan "decidido" (entre comillas porque no fueron por iniciativa propia) a tratar de amedrentarnos, a inmiscuirse en asuntos que nos concernían sólo a los venezolanos. O es que acaso cuando hay elecciones en Argentina, van grupos radicales de venezolanos a amedrentarlos a su consulado? Nunca he visto que eso pase en mi país, por eso no me cabe en la cabeza que pase aquí. Es indignante y una falta de respeto.

No podía dejar de preguntarme qué sentirían todas esas personas si nosotros llegáramos a gritarles en la cara un "viva Ménem!", o peor aún, un "viva Videla!". Así nos sentimos los venezolanos cuando estas personas, que se venden por un par de pesos, nos gritan convencidos "viva Chávez" en la cara. Su respuesta, sin duda alguna, hubiera sido violenta.

Finalmente, y después de hablar con amigos en Caracas que formaron parte del comando de campaña de Henrique que me aseguraban que habíamos perdido, tristes, y con un sentimiento de derrota, decidimos irnos. Si ya la situación era tensa, no queríamos estar ahí para cuando nos anunciaran los resultados con gente burlándose en insultándonos mientras rompíamos en llanto.

Camino a casa de un amigo, recibí dos mensajes: uno de Aldo (mi jefe) y el otro de Damián. Ambos decían lo mismo: "lo siento". Nos cruzamos con una pantalla de televisión en un café que nos confirmó lo que todavía nos parecía increíble. ¿Cómo era posible? ¿Cómo es posible que después de 14 años de desaciertos, de corrupción, de ineficiencia, de inseguridad, de polarización, de apagones, cortes de agua, puentes caídos, refinerías que explotan, calles que se hunden, niños que viven en la calle, secuestros, narcotráfico... muerte, haya gente que siga apostando por esta opción? No lo entiendo, pero es así. Es nuestra realidad.

Despues de horas negación, pasé al duelo. El lunes fue feriado en Argentina, así que no tuve necesidad de levantarme de la cama en todo el día. Pasé el guayabo en pijama y con comida delivery, ojos hinchados y el pelo sucio de no haberme bañado hasta el final de la tarde. Ya está. Los resultados son los que son. ?Y ahora? Ahora a seguir trabajando, a seguir apostando por la alternativa, a no tirar por tierra el trabajo hecho, ni los espacios ganados, porque sigo convencida de que tarde o temprano, llegaremos. Hay un camino.

3 comentarios:

  1. No lo puse en la entrada, pero lo comento aquí:

    El viernes pasado en la noche, mi amiga Luisa, que vive en Santa Fe, tomó un utobús para llegar a Buenos Aires el sábado por la mañana. Esa noche se fue en colectivo hasta el Aeropuerto de Ezeiza para arrancar a primera hora en un vuelo hacia caracas para llegar directo a votar. Luisa es una heroína, que hizo un esfuerzo maratónico, ya que ella había llegado de regreso a Argentina 3 días antes porque tenía una clase a la que, si no asistía, perdía la materia.

    Regresó el martes en la noche a Buenos Aires, en un vuelo que se le hizo muy desagradable al ver que la mayoría de los pasajeros, vestidos con chaquetas y gorras rojas, felices por la victoria del presidente, no eran venezolanos. Por el contrario, eran argentinos, que, si bien ella no puede asegurar el fin de su viaje a Venezuela en plena fecha electoral (menos aún vistiendo el kit de campaña rojo-rojito), resulta cuando menos curiosa la situación.

    De nuevo, resulta, a mi manera de verlo, una falta de respeto que se inmiscuyan en asuntos políticos internos, como son unas elecciones presidenciales, perosonas que poco o nada conocen de la realidad de nuestro país, y más aún, cuando esto supone un gasto público de fondos bien argentinos o venezolanos. Todos pagamos por este proselitismo. Basta de abusos!

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  2. Hola Valen, gracias por ir a votar y con eso defender tus ideales, igualmente a tu amiga Luisa, que como muchos venezolanos hicieron un esfuerzo y recorrieron enormes distancias para poder ejercer su derecho al voto.

    Hubo otros que también recorrieron distancias para votar, nuevos "venezolanos" reciente y oportunamente cedulados por el gobierno nacional que vinieron a Venezuela, solo para defender a su presidente-comandante. Es una realidad que vivimos en la frontera venezolana por ejemplo, donde esos nuevos "ciudadanos" no conocían su lugar de residencia y ni siquiera el centro de votación donde les correspondía votar.

    Esperemos que esta realidad cambie, lamentablemente nuestro país es la fuente de ingresos de los grupos "anti-imperialistas" de todo el continente, dinero de los venezolanos que esta al servicio de otros intereses.

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    1. Tal Cual Nathy. Cuando trabajé en la frontera, llegó una chica colombiana que vivía en Arauca. Quería solicitar refugio e Venezuela. Cuando le pedí sus documentos, me entregó una cédula venezolana en la que ella aparecía como venezolana. Cuando le pregunté cómo la obtuvo, me dijo que un día que había un operativo de cedulación en eEl Amparo, cruzó la frontera y sacó su cédula sin mayor contratiempo. Si eso lo puede hacer un particular, imagína lo que puede hacer el gobierno para cedular a ext5ranjeros no residentes ni nacionalizados!

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