domingo, 28 de junio de 2015

Día 8: Al Aire!


El Reto: Por lo general soy una persona bastante sociable y expresiva, hablo un montón y siempre que puedo doy mis opiniones respecto a cualquier tema. Sin embargo, cuando se trata de hablar en público, frente a una cámara o un micrófono, mi cerebro se congela, las ideas dejan de fluir, la memoria [in]convenientemente se me borra y termino pareciendo una completa idiota que no logra encadenar dos ideas coherentes.

Para una entrega que tuve el viernes, tenía que grabar un programa de radio de media hora que luego debía presentar a mi clase de Publicidad y Comercialización. así que nos pusimos manos a la obra.

El Miedo: bloquearme. Sufro de un terrible miedo escénico y aunque dentro del estudio de radio no hay personas que físicamente me estén mirando, el saber que luego voy a ser escuchada por extraños me saca de mi zona de confort y me lleva a titubear, con lo cual, fácilmente puedo perder el hilo de la idea que intento comunicar.

Not an ideal situation for someone who wants to be a journalist and work on radio.


El Resultado: el jueves fuimos a al estudio de radio de la facultad para grabar. El programa trataba de las publicidades qie aparecieron en distintos medios de comunicación durante los Mundiales de fútbol más relevantes para Argentina, según su participación en ellos.

El reto era no equivocarnos y lograr grabar todo en una sola tirada, porque el tiempo, además, era limitado. Además, estaríamos saliendo al aire como programación especial esa noche.

Lo logramos. Lo logré. No perdí el hilo, no dije incoherencias, no tuve silencios fuera de lugar. Y me encantó!

Yep, I can be a total spaz, and yet, this time I managed not to be.



domingo, 21 de junio de 2015

Day Seven: Wearing my heart on my sleeve



Amar no es fácil. Debería serlo, pero pocas veces lo es. Menos cuando va en una sola dirección. Saben qué también es dificilísimo? Decirle a alguien que lo quieres aún sabiendo que no te quiere de vuelta, o al menos no de la misma forma. Uno se pone en una posición muy vulnerable en la que se le da carta blanca al otro para desarmarte por completo. Hay que tener un par (de huevos o de ovarios) para lanzarse de frente.

Si te quieren o no es irrelevante. Si merecen tu amor o no es irrelevante. El amor no se basa en méritos ni exige reciprocidad. Se siente y punto, y mientras tengas la oportunidad de hacérselo saber a la otra persona, mi recomendación es que lo hagas, por muy aterrador que parezca. Nunca te pongas en esa jodida situación en la que terminas preguntándote "what if...?"

Hoy crucé media ciudad precisamente para hacer eso. Era una cuestión de "ahora o nunca", pues esta noche él tomará un avión para cruzar el Atlántico y aunque no dejamos de hablar de reencontrarnos, lo cierto es que no sé si alguna vez nos volvamos a ver. Decidí lanzarme sin previo aviso, y sin saber cuál sería su reacción. I just went for it.

Desde el momento que subí al colectivo hasta que abrió la puerta sentí mi corazón hacer "tucún, tucún, tucún" como si intentara escaparse por mi boca previendo que terminaría más arrugado de lo que ya estaba por la inminente despedida.

Una mezcla de nervios, nostalgia y admito que bastante miedo me terminaron por revolver el estómago por la respuesta que pudiera recibir. Verán, él hizo de quererlo una misión casi imposible. Me sacó canas verdes. Hizo que quisiera mandarlo a la mierda mil veces (y algunas lo mandé), y mil veces hizo que quisiera tenerlo cerca de nuevo. Sus razones tendría. Con él nunca supe dónde estaba parada. Con él todo siempre fue "por qué fácil, si difícil también se puede?". Pero también con él me sentí querida y especial.

El recuerdo de los rituales de té o café acompañados de los abrazos más fuertes, amorosos y tiernos que he recibido en mi vida va a estar revoloteando siempre entre mis pensamientos preciados.

Alguna vez me dijo que me quería. Hoy no, pero eso no importa. No fui buscando eso. Me dio un abrazo de los suyos, de esos que duran casi para siempre. Me llenó la cara de besos como siempre hace. Me miró y me sonrió como nadie hace. Eso me basta.



sábado, 20 de junio de 2015

Going for... A day at Mercado Central... Tons of cheap food!




El reto: ir a hacer compras al Mercado Central. El Mercado Central queda lejos. Bien lejos. Está en las afueras de Buenos Aires vía al aeropuerto de Ezeiza y se llega en un colectivo que da más vueltas que mamón en boca'e viejo. 

El Miedo: Lo primero era saber si realmente iba a llegar. Al no conocer para nada la zona, es muy fácil pasar de largo. Sí, a estas alturas de mi vida me da miedo perderme aún teniendo un smartphone con GPS en la mano.

Por otro lado, una escucha tantos cuentos de que en los mercados (o cualquier lugar muy concurrido) abundan los carteristas, que durante toda la compra estuve paranóica pendiente de que no me robaran la billetera. Se imaginan? Perdida en Ezeiza y sin un peso encima para volver?

El Resultado: Al llegar allí todo es abrumador porque no sabes por dónde empezar, dónde y qué conviene comprar, hay una muchedumbre que te apura en cada puesto hasta que finalmente terminas llevando los cuatro kilos de pechuga de pollo que ya tienen empaquetados en oferta  porque sientes que si te atreves a pedir sólo tres tanto el carnicero como la doña que sigue en fila te van a arrancar las greñas de un solo tirón por perturbar el sano orden de la cadena de compra.

Lo que sí les puedo asegurar es que todo es barato, muy barato. Compré comida como para mes y medio, incluyendo carne, mucho pollo (lo de los 4 kg. de pechuga es en serio), chuletas de cerdo, kilos y kilos de frutas y verduras y hasta una docena de facturas a 17 pesos. El regreso lo hicimos en remis y lo pagamos entre tres, así que no salió caro. Cuestión que entre todo gasté unos 600 pesos, más o menos lo mismo que gasto comprando tres pendejadas en un supermercado que me duran semana y media.

Además, hay un dinosaurio mecánico gigante que menea la cola.

Esto va a ser un ritual mensual.


miércoles, 10 de junio de 2015

Going for... Ink!



Le temo al dolor. Al físico, pero sobretodo al emocional. Le temo a arrepentirme de marcar mi piel para siempre con algo que en unos años no corresponda con mis gustos, con mis sentimientos o con mis valores. Le temo a ponerme en manos de alguien que no comprenda mi visión y me marque con cualquier cosa.

No es mi primer tatuaje, pero no dejan de darme miedo las agujas, al menos hasta la primera pasada. Ya de ahí en más es sólo una molestia. Hace tiempo vengo con la idea de hacerme algo en la muñeca izquierda. Algo relacionado con la infinidad del amor. Pasé mucho tiempo buscando un diseño pero ninguno me convencía. Todos estaban muy trillados y gastados. Quería algo mío.

Y lo encontré. Y pocos días después quedó impreso en mi piel.

Soy una pobre romántica sin remedio. Creo en que el amor es infinito. no nace ni muere. Cambia, se transforma. Siempre está allí, flotando en el aire, esperando que una nueva historia se alimente de él. Es infinito.

Love is old, love is new
Love is all, love is you.




martes, 9 de junio de 2015

Going for it! Trusting my hair to a friend



El Reto: dejar que mi amigo y compañero de piso, Juan Sebastian Trujillo Sepúlveda (he's the new "Mirrranda Veracruz de la Joya Cardenal"), me tiñera el pelo. También decidí cambiar un poco de tono. Quería algo más fuerte y llamativo, pero no conseguí el tinte adecuado, así que tuve que conformarme con intensificar un poco el tono que ya tenía.

El Miedo: Se imaginan si se me quemara y se me cayera el pelo? Yo sí, y aunque ya una vez estuve con la cabeza rapada, no es precisamente algo que quiera repetir, mucho menos ahora que viene el frío invierno (hombres, no sé cómo lo hacen!).

Yo suelo tener mucha aprehensión por los cambios muy drásticos en cuanto a mi aspecto se refiere, y aunque éste no sería nada extremo, no podía dejar de pensar "y si este 'rojo vibrante' casi zanahoria no me queda bien?" "Y si es muy caricaturesco?" "Y si me queda horrible???" Jesus, woman, it's only hair!

El Resultado: No me quedé calva (woohoo!!!). Aunque de a ratos sí sentí que se me quemaba el cuero cabelludo. Normalmente no pica tanto, pero supongo que cambiar de marca tiene sus consecuencias.

El color me gustó, aunque no del todo parejo. Va en degradé, tirando a casi rubio en las puntas. Definitivamente tenemos que mejorar la técnica.

Bathroom selfie with the outcome:




lunes, 8 de junio de 2015

Redefiniendo.



Hace unos días decidí llevar a cabo mi propia versión del "100 Days Without Fear" que se ideó Michelle Poler en NY. Desde que empecé no he querido seguir mirando los retos que ella se pone en un intento de no copiar experiencias y hacer las cosas que a mí, Valentina Tepedino, me asustan.

Pero a medida que me vienen a la cabeza todas esas cosas que alguna vez quise hacer y nunca hice, me di cuenta de que  quizás no todo tiene que ver con el miedo. Admito que hasta ahora, muchas de las cosas que he dejado de hacer en mi vida las vengo dejando para después por mera procrastinación, aunque otras tantas, sí, cómo no, por temor.

Nunca he sido demasiado renuente a experimentar cosas nuevas, a buscar otras vivencias, a probar comidas raras (sólo no me den gusanos ni insectos), pero en muchas ocasiones simplemente no termino de animarme a lanzarme, a ir "a por ello", así que decidí que no hay mejor momento que ahora

Es por esto que decidí redefinir un poco mi proyecto, y aunque la etiqueta "Fearless" siga siendo adecuada, el "¡a por ello!", o quizás el menos español "go for it!" será mi nuevo grito de guerra.

Sigo con la intención de ir en busca de aventuras, de razones para descubrir las cosas de las que me he estado perdiendo, y de vivir la vida al máximo.

So, here's to living life at it's fullest. Let's go for it! . 

miércoles, 3 de junio de 2015

Fearless Day 3: Confront




El Reto: Confrontar fantasmas. confrontar a mi agresor. Hace varios años fui víctima de un ataque. Mi agresor era alguien a quien conocía. Alguien a quien le tenía algo de confianza. Alguien a quien además, admiraba. Alguien que un buen día decidió forzarse sobre mí y luego se justificó afirmando que "lo hizo por amor".

Hace poco decidí que había llegado el momento de soltar. Dejar ir el miedo, pasar la página. Perdonar.

Hace varios años que no he sabido nada más de él, pero aún así decidí escribirle una carta explicándole cómo me hizo sentir, cómo soy más fuerte ahora y diciéndole que lo perdono. Se la envié a través de la única manera que encontré para contactarlo. No sé si hasta hoy la ha leído. No sé si la leerá.

decidí hacer la carta pública, porque no soy yo quien debe esconderse, porque nunca he sido yo quien deba sentir culpa, y porque para mí, escribir ha probado ser la mejor terapia.

El Miedo: Hablar de temas tan delicados, más cuando tocan tan de cerca, cuando se ha sido víctima es, cuando menos, difícil. Durante muchos años se me hacía imposible hablarlo. Las palabras no salían por miedo a ser estigmatizada y una sensación de vergüenza que no me correspondía.

El Resultado: Siento que me literalmente me saqué de encima un yunque de acero enorme. Con el tiempo una aprende que hay situaciones que por más que nos dejan marca, no nos definen. He aprendido también que está bien pasar la página, y que de todo se sale.


Edit 2021: no te he perdonado un coño'e madre, pero qué bien se siente finalmente sacarlo todo a la luz.