jueves, 27 de diciembre de 2012

Sylvia Fine, o de cómo mi madre se obsesiona



Hace año y medio dejé Caracas para venir a buscarme la vida en Buenos Aires, pero ésta no ha sido la primera vez. De hecho, es la tercera vez que dejo la casa de mi madre en los últimos 7 años. Dos de ellas regresé, espero que ésta, la tercera, sea finalmente la vencida. Estoy segura que Madre también espera lo mismo. ¿Me lo ha dicho? No, pero claramente lo desea, tanto como yo.

La primera vez que dejé el nido fue apenas terminé la Universidad, para irme a trabajar a un pueblo olvidado por Dios, pero altamente transitado y querido por la guerrilla colombiana, mi extrañada Guasdualito. Al terminar mi contrato un año después, regresé a Caracas, y con la vuelta empezaron presiones que creí olvidadas.

Cada vez que alguna amiga anunciaba su compromiso o me llegaba alguna invitación a una boda, automáticamente resonaba, con la musiquita estresante de Globovisión de fondo, la voz de mi madre preguntando no muy alegremente «¿y tú para cuándo?». Lo que toda mujer de veintitantos y sin pretendientes quiere escuchar...

Pero ni aún cuando me fui a Madrid ni cuando me vine a Buenos Aires me logré liberarme de la presión maternal para encontrar marido. La despedida de Madre en Maiquetía en 2008 cuando me largué a estudiar un Master (del Universo) fue literalmente un «Hija, muchos éxitos, que disfrutes y aprendas mucho y que te consigas un marido español». Me gradué con un promedio alto, aprendí bastante en la vida y en lo académico y eso sí, disfruté y eché vaina que jode, pero más allá de un fling con un andaluz divino, y de unos meses de amor intenso con quien ahora es el ex que me dejó el peor despecho, no estuve ni cerca de conseguir al marido español... ni venezolano, ni argentino, ni italiano ni ná. 

El saludo de «Feliz Año» del años pasado - Ya instalada en Argentina- fue bastante parecido: que sea un año maravilloso bla bla bla, que tengas muchos éxitos bla bla, que logres todo lo que te propongas bla bla bla y que consigas novio. Respira hondo, cuenta hasta 10, o hasta 100. Responde con candor «Feliz año para ti también, mamá». 

Parece que las madres sienten que sus vidas se van a través de nosotras, que tenemos que casarnos y tener hijos para que ellas se sientan realizadas, o algo así. «Ay, pero mira a ese muchacho tan guapo, tan simpático... y es médico! Deberías empatarte con él, es un partidazo!». A veces ni siquiera dicen «empatarte», sino de una «casarte» y es ahí cuando ruego que la semilla de la fruta que sea que esté comiendo se me atore en la garganta y me lleve.

Aunque no puedo negar que la última de Madre fue en partes iguales ofensiva y divertida. Les cuento para que se lo gocen:

Un día mi señora madre decide llamarme desde Caracas, por celular, a Buenos Aires. «Hola hija, cómo estás? - Bien , tranqui, en casa... ¿tú? - No, no... ¿cómo estás? ¿Estás gorda, estás flaca...? - ... - Es que Gabs (mi primo) tiene un amigo que se fue a vivir a Buenos Aires y te lo quiere presentar y bueno, quería saber si estabas linda como para conocerlo, pues! - Ehm... Uhm... (todavía estoy incrédula). Y no sé, mamá, normal supongo. Habré engordado y rebajado y así voy, qué sé yo! - Ay hija, es que quiero saber si estás presentable - ... -». 

Pues aparentemente, si no estoy flaca, vestida de punta en blanco y con el pelo y las manos de peluquería todos los días, no seré capaz de conseguir marido por mi cuenta, o al menos, algo así entendí de esa conversación, no sé ustedes. Pero no terminó ahí, porque ahora es que viene lo realmente gracioso, cuando Madre me vuelve a llamar, dos días después:

«Hola hija, todo bien? - Sí, ma, todo bien. - Ay, sabes que Gabs hizo una cena ayer y tu tía me cuenta que le quedó buenísima y que el "Chupacabras" es divertidí... - EL WHAT??? - El Chupacabras. - Mamá, ¿quién o qué corno es el Chupacabras? - El amigo de Gabs que vive en Buenos Aires que te queremos presentar! - Hmmm...».  Entonces yo tengo que estar flaca, presentable linda bella y preciosa para El Chupacabras. Ok, vale.

Ojo, que además de esto, también deja mensajes, como quien no quiere la cosa, con mis amigas. Hace pocos meses una amiga de toda la vida se vino a estudiar a Argentina y el día que la vi me dijo «Amiga, tu mamá quiere nietos, me lo dijo el otro día». Bueno, tengo un hermano de 30 años, él podría colaborar un poquito con la causa y quitarme presión a mí, no? Eduardo, si estás leyendo esto, ya sabes qué hacer. Sé buen hermano y dale un nieto a tu madre.

En lo que a mí respecta, no me pienso estresar.

jueves, 18 de octubre de 2012

#BithdayWishlist 2012


El 7-O, a exactamente un mes de mi onomástico, comencé a hacer mi lista de cosas que me gustaría que me regalaran, y he ido publicando cositas en Facebook y Twitter bajo el hasttag #BirthdayWishlist.

El primer deseo cumpleañero que tuve, fue para toda la población venezolana: Que votaran por el progreso y por una mejor Venezuela. 6 millones y medio de personas lo hicieron. Eterno agradecimiento a esas personas.

Aquí iré dejando esas cositas que me encantan, pero que por una u otra razón, nunca termino de comprarme, y finalmente, me quedo con las ganas. Son cosas útiles, y otras no tanto, pequeños gadgets geeks y detallitos cuchis. La lsita la iré actualizando conforme me vaya acordando de cosas. Aquí va:

1.- Entrada para el concierto de PULP el 21 de noviembre. Ya la tengo :)

2.- Finalmente tengo una linda variedad de tés que he ido comprando y que me han ido regalando, pero no tengo una taza cool dónde tomarlos. Ésta me encantó: 
y se consigue en Thinkgeek.com. También esto para hacerle juego :).

3.- La muñeca de Lila Morillo. Es en serio.

4.- En Madrid vi una vez un peluche de Cálico Electrónico que amé. No lo compré en el momento y luego no lo vi más. Me arrepiento. También sirve de monstritos o de Yoda.

5.- Finalmente me decidí por un tatuaje (madre, cálmate y acéptalo). Ya la hermosa y talentosísima Ina me lo está diseñando :).

6.- En esa misma onda, por ahí Cris7ian me dijo que me hará un dibujito personalizado :).

7.- Libros!

8.- Infaltable: Camiseta de la Vinotinto, y por supuesto, la del Caracas Fútbol Club.

9.- Un calendario Pinup.

10.- Una de estas: 


11.- Gift Cards de Victoria's Secret, Amazon y Forever 21.

12.- Un rimel bueno, de esos que me dejen unas pestañas que hasta la Pata Daisy envidiaría.

13. Me hace falta una linda y buena cartera!

14.- Será muy sarpado (sí, es con "S", no con "Z". Error común) pedir una licuadora?

15.- ...O una mesa para planchar?



Continuará...

viernes, 12 de octubre de 2012

Después de caer, nos levantamos, nos limpiamos las rodillas y seguimos




Hace unos meses, cuando Leopoldo López decidió retirar su candidatura de las primarias de la oposición venezolana, a pesar de sentirme decepcionada por ya no tener la opción de votar por "mi gallito", pero aún así, me pareció una decisión sensata y beneficiosa para quienes queremos un cambio en nuestro país.

Recuerdo que en ese momento pensé "pues nada, será votar por Capriles, aunque no me termine de convencer". Lo pensé un poco resignada, pero convencida de que entre las opciones que quedaban, ésta era la mejor. Llegaron las primarias de la oposición y Henrique Capriles arrasó en votos con los demás candidatos, y ahí se empezó a construir la base de un sueño de millones de venezolanos que queremos un cambio.

Cuando comenzó la campaña, en la que muchísimos amigos y conocidos trabajaron activamente, y en la que yo, de estar en Venezuela, hubiera participado, estaba convencida de que el camino iba a ser largo y difícil. El abuso que hace el gobierno de los recursos del Estado, la campaña de miedo, la violencia y muchas otras realidades que enfrentamos, darían razón suficiente para desistir, o por lo menos, para no seguir con tanto empeño, para no arriesgarse a penetrar zonas "rojas" del país.

Pero, en cambio, el efecto fue el contrario. La gente se animaba cada vez más y participaba más activamente llevando el mensaje del proyecto de país que nos presentaba Henrique, y, finalmente, a mí me convenció, no de votar por él, porque ya tenía mi voto, pero sí de que su proyecto es el que más se acerca a lo que yo quiero para mi país.

 Lamentablemente esta vez, no logramos el objetivo, pero, aún perdiendo, ganamos muchísimo. 6 millones y medio de personas votamos por un proyecto en el creemos. Por primera vez, desde que tengo edad para votar, voté a favor de alguien, y no en contra de alguien. Voté orgullosa por Henrique, y no me cabe la menor duda de que lo volvería a hacer. Henrique, y todos los que trabajaron con él, nos devolvieron la esperanza y, con ella, las ganas de luchar por el país: la Venezuela que todos queremos, por "La Mejor Venezuela".

También siento un profundo agradecimiento hacia todas esas personas que durante meses recorrieron Venezuela llevando este proyecto a cada rincón, principalmente a Gaby, que creo que fue la mejor vocera que pudo tener esta campaña. Varo, Edgar, Manuel, Melecio, Rosa, Gonzo, Chacho, Maraco, Leopoldo, Freddy, los que trabajaron e el exterior y todos los que hicieron esfuerzos sobrehumanos para poder llegar a tiempo a sus centros de votación y dejar su marca: el país tiene mucho para agradecerles. Yo tengo mucho que agradecerles.

El lunes pasé el día entero en cama. Me desperté a las 7 de la mañana. Amanecí con los ojos hinchados de llorar la noche anterior y  no me levanté hasta las 4 de la tarde. Era necesario. Era justo. Era el tiempo necesario para empezar a comprender lo que había pasado. Ya está. Ya lo asimilé. Ya lo hemos asimilado algunos. Nos levantamos, nos limpiamos las rodillas y seguimos adelante. No vale rendirse. No vale bajar los brazos. Con más razón hay que seguir buscando el camino.

Venezuela nos necesita.


jueves, 11 de octubre de 2012

Así viví el 7-O




Después de semanas de ansiedad, finalmente llegó el día en el que millones de venezolanos saldrían a decidir su futuro. Desde horas antes de la apertura de mesas, ya se veían largas colas de votantes madrugadores y entusiasmados. Yo voté en el Consulado venezolano en Buenos Aires. El proceso fue ágil y sin contratiempos.  Voluntarios de Voto Joven ayudaban a mantener el orden y a facilitar el proceso para los electores. Voté en 15 minutos. La mayor decepción fue al ver que no tenían tinta indeleble, por lo que no podía mostrar mi meñique morado con orgullo, así que Gastón y yo buscamos un bolígrafo y nos los pintamos.

En los alrededores del centro no faltaban quienes vieron la oportunidad de negocio y y aprovecharon para traernos un poco de nuestra extrañada gastronomía y vendían empanadas, arepas, cachapas, jugo de parchita y tamarindo, papelón con limón y hasta guarapita. El ambiente es alegre, la gente está optimista, aunque consciente de que va a ser una contienda bastante reñida, no en el exterior, pero sí en los centros de votación en Venezuela.

Volví al Consulado pasadas las 7 de la noche, y me encontré con algo qué me llamó la atención. Un grupo de personas ataviadas con banderas se encontraban manifestando del otro lado de la avenida. No eran banderas de Venezuela  por el contrario, eran banderas de "movimientos sociales" argentinos pro gobierno. Muchos nos preguntábamos qué hacían allí, ya que para nosotros no tenía sentido su presencia.

Pocos minutos después, los teníamos prácticamente encima, lo único que nos separaba de ellos era una valla metálica movible.Nos gritaban consignas, entre el conocido "Uh-Ah", cantos a favor de Chávez, Cristina y Fidel, y los insultos a los que ya estamos acostumbrados - que no internalizados -. "Escuálido traidor", "Yankee HDP", o mejor dicho, "shankee", pronunciado en perfecto argento. Banderas del Che, de Cuba y si acaso una o dos banderas venezolanas. Un completo sinsentido

Nuestra postura fue la de no caer en provocaciones. No responder, ignorar. Al fin y al cabo, los que votamos fuimos nosotros. Los que decidimos fuimos nosotros. Sin embargo, de a momentos, y en medio de tanta tensión, informaciones cruzadas sobre resultados posibles y ansiedad, algunos respondían con un "ocúpense de su país, estas elecciones son nuestras, no de ustedes".

Fue una experiencia realmente indignante que personas que no saben nada o que saben muy poco de nuestro país, hayan "decidido" (entre comillas porque no fueron por iniciativa propia) a tratar de amedrentarnos, a inmiscuirse en asuntos que nos concernían sólo a los venezolanos. O es que acaso cuando hay elecciones en Argentina, van grupos radicales de venezolanos a amedrentarlos a su consulado? Nunca he visto que eso pase en mi país, por eso no me cabe en la cabeza que pase aquí. Es indignante y una falta de respeto.

No podía dejar de preguntarme qué sentirían todas esas personas si nosotros llegáramos a gritarles en la cara un "viva Ménem!", o peor aún, un "viva Videla!". Así nos sentimos los venezolanos cuando estas personas, que se venden por un par de pesos, nos gritan convencidos "viva Chávez" en la cara. Su respuesta, sin duda alguna, hubiera sido violenta.

Finalmente, y después de hablar con amigos en Caracas que formaron parte del comando de campaña de Henrique que me aseguraban que habíamos perdido, tristes, y con un sentimiento de derrota, decidimos irnos. Si ya la situación era tensa, no queríamos estar ahí para cuando nos anunciaran los resultados con gente burlándose en insultándonos mientras rompíamos en llanto.

Camino a casa de un amigo, recibí dos mensajes: uno de Aldo (mi jefe) y el otro de Damián. Ambos decían lo mismo: "lo siento". Nos cruzamos con una pantalla de televisión en un café que nos confirmó lo que todavía nos parecía increíble. ¿Cómo era posible? ¿Cómo es posible que después de 14 años de desaciertos, de corrupción, de ineficiencia, de inseguridad, de polarización, de apagones, cortes de agua, puentes caídos, refinerías que explotan, calles que se hunden, niños que viven en la calle, secuestros, narcotráfico... muerte, haya gente que siga apostando por esta opción? No lo entiendo, pero es así. Es nuestra realidad.

Despues de horas negación, pasé al duelo. El lunes fue feriado en Argentina, así que no tuve necesidad de levantarme de la cama en todo el día. Pasé el guayabo en pijama y con comida delivery, ojos hinchados y el pelo sucio de no haberme bañado hasta el final de la tarde. Ya está. Los resultados son los que son. ?Y ahora? Ahora a seguir trabajando, a seguir apostando por la alternativa, a no tirar por tierra el trabajo hecho, ni los espacios ganados, porque sigo convencida de que tarde o temprano, llegaremos. Hay un camino.

miércoles, 27 de junio de 2012

Conquistar en Buenos Aires



Hace un año que llegué a Buenos Aires. En algún momento estuve saliendo con un chico pero esto fue hace unos meses.  Desde que dejamos de vernos en noviembre no he "salido" de nuevo con nadie más. ¿Por qué? No sé. Salgo poco, no he conocido a mucha gente últimamente, soy súper "picky" para que alguien me guste... en fin, parece que colaboro mucho con la causa. Aunque tampoco es que le tiro la puerta en la cara a las oportunidades.

Un día un chico  me invitó a tomar un helado. Pensé "¿por qué no?" y decidí salir con él. La estábamos pasando bien. Conversábamos, nos preguntábamos cosas de nuestras vidas, nos íbamos conociendo. Hasta pensé que él me podría llegar a gustar. Terminamos el helado, pero la noche estaba entretenida y saltó la posibilidad de alargarla yendo a tomar unos tragos. Aunque era verano, estaba bastante fresco. Él tenía puesto unas bermudas y me preguntó si no me importaba que antes de ir pasáramos un rapidito por su casa para ponerse un pantalón largo. Y pues, ¿qué le voy a decir? ¿que no y que pasara frío? Primero muerta que poco cortés.

Le dije que esperaría en el carro, insistió en que subiera. "¿Pero cómo crees que te voy a dejar esperando sola en el auto? Es peligroso!". "Todo un gentleman", pienso yo. Se preocupa por mi seguridad, ujúm!

Una vez en la boca del lobo, buscó la forma de alargar la situación. "¿Quieres tomar algo? mientras servía dos Campari con naranja. Un pre-despacho antes de volver a salir.Charlamos, buena música de fondo. Él se acerca y me da un besito en la mejilla. Hasta tierno, chico! Se acerca un poco más, buscando mi boca, pero yo no estoy convencida. "No hay apuro"- le digo yo - "Recién nos estamos conociendo". Volvió a su silla, pero al rato empezó a insistir de nuevo. Evidentemente este muchacho no entendió nada. El "no hay apuro", el "te espero en el carro". Bueno Valen, ya es hora de dejar las vueltas y ser directa: "Te lo digo sólo para que estés enterado: no me voy a acostar contigo". No hace falta aclarar que ese fue el fin del 'date'.

Esos son los contemporáneos con una, los que están comenzando sus 30, aunque éste en particular y por su desespero, parecía de 15.

Los más jóvenes, en cambio, son más lanzados, y todavía menos delicados. Esos sí que no ocultan sus intenciones. Es cierto que son unos desfachatados, pero son honestos y eso, mis estimados y estimadas, se agradece. Son más tremendos y más sueltos. Juran que se las saben todas, y eso me resulta divertidísimo. Da para entretenerse un rato y todo.

Confieso que después de un año no termino de entender bien cómo se conquista en Buenos Aires. A decir verdad, me intriga un poco, porque los códigos varían más de lo que una se imagina. A mí, que vengo de una Caracas muy coqueta, pero todavía un tanto recatada, me hace un poco de ruido la inmediatez que pretenden los porteños.

Aquí todo lo quieren para ya, pero no se animan a ser directos y simplemente decirlo. te marean, te "chamuSHan", te piropean a más no poder, pero a pocos les interesa conocerte. Quizás una de las cosas que más me llaman la atención es cómo se manejan con eufemismos. Cuando un chico te "invita a tomar unos mates", mientras tú estás calentando el agua y cebando, ellos ya están maquinando cómo quitarte la ropa.

Me llamarán anticuada, pero cuando yo invito a alguien a casa a tomar unos mates (o cervezas o vino), es literalmente a eso: tomar mate (o cervezas o vino), y charlar un rato. ¿En qué momento una frase tan cotidiana como esa, o como "ver un partido de fútbol" se transformaron en un eufemismo para el sexo? ¿Es que una ya no puede ir a ver un partido de fútbol tranquila sin que pretendan algo distinto a eso?

Y no es que yo sea una conservadora, porque no creo que lo sea, pero sí que añoro esa sutileza, las miradas juguetonas desde un extremo del salón al otro, las sonrisas cómplices y el cortejo elegante. No sé a ustedes, pero a mí me parece que así es más divertido y fascinante..


VTR

lunes, 4 de junio de 2012

20 Horas en Uruguay (Montevideo - las primeras 10).



Ansiedad, expectativa, emoción. Tres cosas que me mantenían en vilo la noche del viernes. Llegué del trabajo a las 8 con la intención de dormir un rato, hasta la 1 para salir al terminal de ferry. No pude dormir nada. Entre la ansiedad y el miedo a quedarme dormida pasé 5 horas dando vueltas en la cama.

Salí de casa a las 3. Viendo que el 130 no pasaba nunca, decidí tomar el 152 que me dejaba a unas 4 cuadras del puerto. Con esa decisión, comenzó una cadena de eventos que harían casi insufribles las siguientes 30 horas.

No tenía muy claro a qué altura de Almirante Brown debía bajarme, así que le pregunté al conductor: "Señor, voy a Predro de Mendoza 330, al puerto de Colonia Expréss. A qué altura debo bajar? Aquí o en la siguiente cuadra?". Él, muy amablemente me respondió que su ruta terminaba en esa Avenida, y que al llegar ahí debía bajar. De pronto me di cuenta que se iba alejando cada vez más y más de dónde to tenía que llegar, así que le consulté de nuevo. "Esta es Pedro de Mendoza, pero tú vas para el otro lado. Si no te sirve, puedes bajarte aquí". Me bajé, no sin antes mentarle la madre por haberme dejado a 15 cuadras del puerto, cuando estaba a 4 la primera vez que le pregunté.

Salí corriendo hacia el puerto. 4:30 de la mañana, por una avenida oscura en una zona horrible de la ciudad y sin un alma en la calle - esto es, un alma que no me fuera a robar o algo peor -. Ahogada seguí intentando corres, porque además, estaba por perder el ferry que zarpaba apenas unos minutos más tarde. Finalmente llegué al puerto, pero 2 minutos muy tarde. Felizmente pude viajar en el de las 8 de la mañana y llegué a Montevideo sin mayor contratiempo.

Hacía varias semanas que habíamos pedido acreditaciones de prensa por FútbolEsTodo.com, y yo ya había llamado a la Asociación Uruguaya de Fútbol para confirmar que estuvieran. "pasa el viernes por la AUF o el sábado directamente al estadio a retirarlas", me dijeron. Cual fue mi sorpresa, que las acreditaciones no estaban, no habían sido aprobadas aun cuando me habían dicho días antes que las podía retirar. Pero cómo es posible que no informen que no han sido aprobadas?  Aparentemente les cuesta demasiado enviar un mail, mucho más de lo que a uno le cuesta viajar hasta Montevideo. Finalmente decidió darme dos entradas para el Palco América, así que Mopa y yo decidimos intentar vender su entrada (que era para el mismo palco) y entrar con las dos que me dieron a mí.

No tuvimos suerte, así que decidimos entrar. Para nuestra sorpresa, la policía no nos lo permitió. La razón fue que, al ser visitantes, ellos no se harían responsables de nuestra seguridad. Wait.. what??? Y para qué están entonces? Entre otras cosas nos dijeron que para qué habíamos comprado esas entradas (muchos venezolanos tenían entradas para ese palco, no terminamos de entender como siendo visitantes, nos vendieron entradas para un palco local al que luego no tendríamos acceso). Tanto policías como funcionarios de la AUF nos dijeron que tendríamos que quitarnos las camisas de la Vinotinto si queríamos entrar, pero aún así no se responsabilizaban por nuestra seguridad. La otra opción era, de plano, quedarnos afuera, pero que debíamos agradecer que nos dieran aunque fuera esa pequeña tribuna, porque en principio no iba a destinarse entradas ni lugar para visitantes. Mirá que lindo, che!

Por suerte, Mopa y yo logramos cambiar nuestras 3 entradas de palco a una señora que iba a tribuna con sus dos hijos. El niño, de unos 10 años, fue el que la convenció (y le estaré eternamente agradecida!!!). Entramos. No cabía ni un alma en la tribuna, o mejor dicho, la media tribuna, ya que a pesar de que muchos tenían entradas para la parte baja (que fueron vendidas a visitantes) finalmente fue destinada para los locales. Así, la tribuna América de visitantes estaba completamente llena... hacinada para ser más concretos. Gente en las escaleras, pasillos y en la parte superior sin poder ver el campo. Por suerte conseguimos a un grupo bastante solidario que abrió un espacio para que pudiéramos ubicarnos. 

Finalmente ahí pudimos empezar a relajarnos y disfrutar del partido. El primer tiempo estuvo trabado por ambos lados. El segundo fue mucho más emocionante, sobretodo porque cerca del final llegó el empate de Venezuela con un gol de Salo Rondón. Ahí los uruguayos estaban enardecidos, comenzaron a tirarnos cosas y a insultarnos. Nosotros, como solemos ser los venezolanos, los chalequeábamos mientras seguíamos celebrando el gol y alentando mientras esperábamos a ver si caía el segundo. Ya e los 3 minutos de descuento, entre tantas cosas que nos lanzaron, me alcanzó una piedrita en la cara. Por suerte era pequeña y no me hizo nada, pero si me daba un poco más arriba, me volaba el ojo.

Terminó el partido y en lugar de dejarnos salir primero a nosotros, que siendo visitantes éramos considerablemente menos personas, salió primero la afición local. En la tribuna que teníamos al lado hubo gente que seguían en plan de buscarnos pelea. Un chamo con carita de "me iría demasiado" hasta tuvo la osadía de hacernos señas de que al salir nos iba a caer a tiros. Un pobre pendejo, la verdad.

Finalmente llegó la policía y los obligó a irse. Pasaban los minutos y aún no podíamos salir, así que mientras esperábamos, le pedí a Mopa que me tomara una foto con el campo de fondo. Había un espacio donde estaban tres chamos y un señor y les pedí que me dieran un permiso para poder tomarme mi foto. No se imaginan mi sorpresa cuando me di cuenta que el señor no sólo no se había apartado, sino que además decidió posar. Y unos minutos más tarde, al ver la foto, darme cuenta de que ese photobomb me lo había hacho nada más y nada menos que nuestro "ilustre" Manuel "si a mí me matan y yo me muero" Rosales. PA-VO-SO, yet, epic. Les dejo la prueba a riesgo de ser chalequeada el resto de mi vida, para que vean lo chévere que soy y cuánto pienso en ustedes:


Carlos Ocariz también estuvo presente, pero él no me photobombardeó. Hubiese preferido mil veces.

Llegamos a la terminal de buses de Tres Cruces para volver a Colonia. Creo que no hace falta que les cuente la cara de odio con las que nos miraban muchos. Incluso, en una de las cafeterías de la estación, una señora se negaba a atender a cualquiera que fuese venezolano. La verdad, jamás en mi vida había visto a una hinchada tan llorona y picada como la que estuvo en el Centenario. En serio, son muy lloronas y se vuelven muy locas.

La otra historia divertida fue que al contar por twitter algunas de las cosas que habíamos pasado, recibí respuesta de un chico uruguayo (@MartinRises) en la que decía que si logré entrar al estadio fue porque la AUF nos lo había permitido, ya que en Venezuela nos habían estafado. No sé a qué estafa se refiere, pero en todo caso, si existe, no me tocó a mí ni a ninguna de las personas con las que estuve allá (casi 200). También me llamó "malagradecida" (aparentemente tenemos mucho que agradecerles en Uruguay y no nos enteramos), y "flor de atrevida". Pregonaba cordialidad mientras me atacaba y me mandaba a callar. Un tipito verdaderamente genial (y por genial, quiero decir "lamentable") que no lograba ser coherencia alguna entre sus palabras y sus actos.

Lamentablemente Montevideo no me trató muy bien que digamos. Quiero suponer que era debido al contexto específico de ese día y no que esto es así siempre. Igual, le historia no termina aquí. Vendrá una segunda entrega con la pesadilla que fueron las diez horas en Colonia. Estén atentos, que ya #LesCuentoMás.

jueves, 8 de marzo de 2012

Día Internacional de la Mujer ¿Día de discriminación o de reivindicación?




Existen muchas opiniones acerca de si se debe celebrar el Día Internacional de la Mujer. Algunos dicen que es discriminatorio, otros que es un homenaje. Algunos, como yo, pensamos que no hay que irse a ninguno de los extremos y recordar que es un día que nos sirve tanto para celebrar logros históricos como para recordar que aún hay mucho camino por recorrer, y muchos derechos por reivindicar.

Lo cierto es que independientemente de la postura que se tome, esta lucha por igualdad de oportunidades, por igualdad de derechos, por el derecho a una vida libre de violencia basada en el género y libre de estigmas y generalizaciones por roles socialmente impuestos (género, a diferencia de sexo), en mi opinión, no debe ser vista de manera simplista, ni ser tomada como una bandera feminista - ni machista -para justificar algunas actitudes.

Evidentemente hombres y mujeres tenemos diferencias, que a mi modo de ver, vienen determinadas por dos pares de letras: XX y XY. Es decir, son meramente biológicas. Nosotras tenemos vaginas, ellos penes. Pero de resto, en esencia, somos iguales y cualquier otra diferencia más allá de lo biológico nos la hemos creado nosotros mismos a través de una conceptualización de nuestras "funciones" en la sociedad de la que formamos parte.

Y son estas diferencias inventadas las que hacen que, en pleno Siglo XXI, tengamos que conmemorar/celebrar/recordar a las mujeres un día específico del año, con las críticas y alabanzas respectivas, y sin olvidar los clichés que no dejan de aparecer cada año ("el día de la mujer es todos los días", sí, como el de las madres o el del niño y así...).

Para quienes desestiman la importancia que tiene este día, hay que destacar que todavía, en pleno Siglo XXI a las mujeres nos pagan salarios menores por igual trabajo, nos siguen cerrando algunas puertas a nivel laboral en cargos directivos (y la que lo logra, seguramente es una "bruja"), en algunos países tenemos acceso limitado a la educación, sufrimos mutilación genital, somos golpeadas y somos violadas (usando a veces la violación como arma de guerra). Nos venden, nos compran, nos matan. Por qué? Porque alguna vez alguien decidió que todo aquel ser humano que naciera con dos cromosomas X era inferior, era débil, debía servir al que tuviera un cromosoma Y en su código genético. De nuevo, los roles de género impuestos, y muchas veces, auto impuestos, porque el machismo también es fomentado por muchas de nosotras.

Lo que no entiendo muy bien es cómo se llegó a esta "definición". Digo, alguien tan fuerte como para hacer crecer dentro de sí durante nueve meses a otro ser humano mientras sigue su rutina casi sin inmutarse, y que luego "sobrevive" (exagerando el término) un parto, no podría ser considerada "débil" en un mundo normal.

Mi intención no es hacernos sonar como víctimas, pero sí llamar la atención sobre un hecho harto conocido aunque no del todo asumido. Tampoco quiero pedir que me traten igual que a un hombre, porque no soy un hombre. Esa petición se la dejo a las feministas. A mí sí me gusta que me abran las puertas, me acerquen la silla y me traten con galantería y consideración. Esto nada tiene que ver con la igualdad de oportunidades y de derechos, sino con un trato cordial y respetuoso.

Lo que quiero, en definitiva, es que no se me discrimine, que se me trate con respeto, que no se me violen mis derechos y no ser víctima de violencia por ser mujer, o por el rol que se supone que debo ejercer por serlo. El día que lo logremos, será el día en que no haya necesidad de conmemorar más esta fecha.