Mostrando entradas con la etiqueta Red Balloon. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Red Balloon. Mostrar todas las entradas

jueves, 13 de mayo de 2021

Vengo a decirles a todas, que se sale. De todo se sale.






Lo primero, es agradecerle a Samy por prestarme su Blog para contar mi historia de forma anónima antes de armarme de valor para salir a la luz. A ti, gracias eternas, hermana.

"Salí corriendo y me encerré en el baño. Otra vez escondida en un baño. Me lavé una, dos, tres veces. “Y ahora cómo salgo de aquí?”. Pero tenía que salir, y para eso, tenía que mirarlo a la cara".

Tenía 19 años, estudiaba Ciencias Sociales en la UCAB. Tenía un buen amigo del San Ignacio que estudiaba Derecho y con el que siempre salíamos. Fuimos muy buenos amigos durante varios años. Uno de sus amigos del colegio -Promo del 97- que vivía y estudiaba en México estaba de visita y una noche nos fuimos todos a una fiesta en casa de una chama -Rosa creo que se llamaba- que yo no conocía.

El amigo de mi amigo -Álvaro se llama, Álvaro Días Huizar- me había parecido encantador, guapo, simpático, inteligente. Una sonrisa cautivadora y unos ojos verdes penetrantes. No les voy a mentir, Álvaro me había encantado, y la química la sentimos al instante. Cosa rara que haya sido así, porque pa’ jodía yo. Coqueteamos, bailamos, nos miramos con picardía. Todo muy sabroso. Hasta que dejó de serlo.

Bailábamos algún tecno-merengue de la época cuando de la nada, frente a todos, intenta besarme. A mí me pareció un poco apresurado, aparte ¿qué pensaría el resto, si lo acabo de conocer hace apenas u par de horas? Giré mi cara, y él entendió la seña. Desistió, pero sólo por un momento.

Entrada la noche, luego de unos rones, naturalmente la vejiga empieza a manifestarse. Fui hacia baño y toqué la puerta. Salió Álvaro, entré yo, pero él impidió que yo cerrara la puerta. Se metió conmigo al baño por la fuerza pasó el seguro de la puerta. Me puso contra una pared mientras intentaba quitarme el overol. Yo estaba vestida como un muchachito, para los que me ya me están imaginando de minifalda y escote. Sin poudor ni vergüenza alguna Álvaro metió sus manos dentro de mi braga y me empezó a besar por la fuerza mientras me tocaba. Con esa misma fuerza que ejercía sobre mí me lo quité de encima. Lo empujé con tantas ganas que pegó contra el lavamanos, que terminó roto en el piso. La tubería rota, agua saliendo por todos lados: al final fue eso lo que lo espantó.

Salió corriendo de ahí tan rápido como pudo mientras yo, sin haber podido procesar lo que acababa de pasar, e intentando mantener la calma, buscaba la llave del agua para que no se le inundara la casa a nuestra anfitriona desconocida. Yo, sin haber podido procesar los que acababa de pasar, asumí la responsabilidad por ese lavamanos roto y por el agua inundando el baño. No pude sino sentir vergüenza, aunque no había hecho nada malo.

Al siguiente lunes el rumor ya se había corrido por toda la Universidad. “Ya se enteraron? V. andaba tirando con un tipo en el baño y hasta tumbaron el lavamanos… ni siquiera conocía a la dueña de la casa, y acababa de conocer al tipo. Qué jeva tan puta”. Cuando no eran los comentarios a mis espaldas, era el "chalequeo", las risas, la burla… porque claro, así somos los venezolanos, todo es un chiste, y si no te la aguantas, es porque eres un pica'o. Ese rumor rodó por meses. En algún punto simplemente se volvió agotador tratar de contar lo que realmente había pasado. La realidad no era tan interesante ni tan entretenida como la otra versión del chisme, que uno de los amigos comunes con Álvaro – Jose Francisco Novoa,  o "JoseFa"cómo lo llamábamos en la facultad- (compañero suyo en el San Ignacio y mío en la UCAB) había decidido compartir con todos, supongo que para tener una anécdota interesante qué contar. Por supuesto, a partir de ahí no faltaron las invitaciones no deseadas de babosos para visitar los baños de la universidad. Ese tipo - José Francisco- hoy cree que no hizo nada malo y que con esto yo lo estoy difamando.

Dos años pasaron, y fui a otra fiesta con mi amigo, el mismo que me había presentado a Álvaro aquella noche. Ahí conocí a Iván, otro de sus compañeros del Loyola. “Ah, ¿tú eres la famosa Valentina?”. Here we go again, pensé. Sudé frío ante la posibilidad de que aquel maldito chisme resurgiera después de que tanto costó dejarlo atrás. “Álvaro me habló de ti. Estuvo visitando Caracas hace poco. Te quería ver, pero decidió no llamarte”. “Al menos”, pensé yo. Quizás se dio cuenta de que lo que hizo antes estuvo mal. Quizás creció, maduró, entendió.

"Por un momento pensé que quizás mis súplicas sólo se escuchaban en mi cabeza, porque él no paraba. Siguió hasta que terminó, hasta que acabó, hasta que quedó satisfecho".

Pasaron otros dos años. Álvaro de nuevo visitaba desde México. Esta vez sí decidió llamarme. Y yo decidí darle el beneficio de la duda. Quedamos en vernos cerca de su casa en La Castellana – yo trabajaba cerca, así que era conveniente-. Pasamos la mañana caminando, conversando, nos sentamos en un parque con un cafecito de panadería. Sin muchas palabras se disculpó por lo que me había hecho cuatro años atrás, y para ser honesta, yo ya lo había dejado un poco en el olvido. Recuerdo que era una mañana de un lunes de marzo. Un par de horas más tarde volvimos a su casa, saludamos a su mamá y a su tío, con quien tenía una partida de ajedrez a medio jugar, pero que decidió posponer por un rato más y nos preparó otro café. “Quiero mostrarte unos libros que compré”. Ah sí, Álvaro siempre fue un tipo muy leído, un chamo bastante intelectualoide para su edad. Un jugador Pro de ajedrez, graduado con honores y, si no me equivoco, alguna vez dio clases en la universidad de Nantes o algo así, donde creo que también estudió. Los libros estaban en su habitación. Ahora no recuerdo bien cuáles eran, pero varios llamaron mi atención. Uno de hecho ya estaba en mi lista de pendientes. Yo me perdí en las páginas de ese libro. Creo que debía estar muy concentrada porque no escuché la puerta de entrada de la casa cerrar cuando su madre y su tío salieron. Él claramente sí la escuchó. “Este es el momento”, pensaría él. Se me acercó e intentó besarme. Le dije que no, que yo estaba saliendo con alguien y no iba a hacer nada que pudiera dañar esa relación (y aunque no hubiera estado con alguien, la verdad no estaba interesada). Él se alejó y pidió disculpas. Unas disculpas falsas, vacías, porque en menos de cinco minutos se me volvió a lanzar encima, esta vez agresivo.

Sujetó mis manos con fuerza por detrás de mi espalda, me tiró a la cama, y mientras con una mano sostuvo las mías, con la otra desabrochó mi pantalón y se bajó el suyo. Yo, llorando y con la poca voz que me quedaba, le pedí que parara… llorando le insistí que se detuviera, que me soltara, pero nunca lo hizo. Por un momento pensé que quizás mis súplicas sólo se escuchaban en mi cabeza, porque él no paraba. Siguió hasta que terminó, hasta que acabó, hasta que quedó satisfecho. No tuvo ni la cortesía (“ ”) de ponerse un preservativo. No les puedo contar lo angustiantes que fueron para mí las siguientes semanas.

Salí corriendo y me encerré en el baño. Otra vez escondida en un baño. Me lavé una, dos, tres veces. “Y ahora cómo salgo de aquí?”. Pero tenía que salir, y para eso, tenía que mirarlo a la cara. ¿Saben qué es jodido? Que estaba tan entumecida e incrédula que después de todo lo dejé caminar conmigo hasta mi lugar de trabajo. Bueno, no lo dejé, él insistió. “Te acompaño para que no vayas sola” me dijo. ¡Tan caballero él!

Al año siguiente él decidió volver. Yo era pasante de una firma de abogados e iba todos los días a Tribunales. Estaba bajando las escaleras del edificio de Pajaritos cuando me lo encontré de frente. Eran unas escaleras de esas estrechas, abarrotadas de gente, no dehaban mucho espacio para maniobrar, como para que fuese fácil estar atrapada de nuevo por él. Me sonrió, con la mirada iluminada, como si no me hubiese atacadoapenas un año antes y me lanzó un amigable “¿cómo estás? Le dejé claro que él no me miraba, no me hablaba, ni me pensaba, nunca más. No tenía derecho a eso.

Me lo encontré varias veces más cuando no había razón lógica para que eso pasara, ¡si ni siquiera vivía en el país! Una vez fui con unos amigos a la playa, y casualmente él también estaba ahí con los suyos. Esa vez tuvo la desfachatez de acercarse decirme que lo que hizo “lo hizo por amor”. ¿Amor? Pero ¿qué clase de amor puede ser ese? En otra ocasión que fui a ver a los chicos jugar futbolito también estaba allí. encontrarlo de sorpresa, de frente, siempre me descolocaba, me aterraba.

Yo siempre he sido la clase de persona que para cerrar un capítulo necesito respuestas, explicaciones y razones de todo. Ese día quise hablarle. Quería preguntarle ¿por qué? ¿por qué yo? Su respuesta me dejó helada: “a menos que sea para pedirme tener sexo, no tenemos nada de qué hablar”. Vete a la mismísima mierda, chico.

A su amigo Iván lo vi poco después de eso. Nos fuimos a tomar un café y le conté lo que pasó. Me sorprendió que él no parecía sorprendido. Luego me dijo que Álvaro algo ya le había contado, probablemente una versión en la que él era un caballero y yo una loca (ustedes saben, modus operandi), pero mi versión completaba los vacíos inexplicables de la suya. La verdad desconozco si siguen siendo amigos, o si el resto del grupo, incluyendo a aquel que alguna vez consideré como mi hermano, conocen esta historia. A él nunca tuve el valor de contársela. No sé si ellos la conocen y se hacen la vista gorda, si mantienen silencio cómplice. Pero espero que esto les llegue, y con ello, a él al menos una condena moral. Lo que sí, es que a Iván le agradezco haberme escuchado sin prejuicios, y sin defensas a lo indefendible.

Relato de una lectora sobre violación a su consentimiento
por parte de Álvaro Días Huizar. Les explico:
si una mujer consiente en una relación sexual con la condición
 de que el hombre use un preservativo, y él se lo quita
sin informárselo, está cometiendo un abuso sexual.

Hoy Álvaro es el Director de Coordinación Interprocuradurías de la Fiscalía General de la República en México (sí, lo googleé). No le fue mal. Quizás la historia sería otra si lo hubiera denunciado. Pero no lo hice porque a mis 23 era una mujer bastante insegura (y esta situación me hizo peor), porque no quería que los amigos -suyos y míos- me odiaran por “joderle la vida” haciéndolo responder ante la justicia venezolana que es bastante desastrosa, porque seguramente no me iban a creer, porque no quería pasar por la vergüenza de contar mi historia, y sobretodo, por pendeja. Hoy ya es tarde para eso. 

Para lo que no es tarde es para darles un espacio todas las que tampoco se atrevieron a hablar para que lo hagan ahora, para que nos apoyemos, para que lo detengamos, porque estoy segura e que sigue agrediendo y atacando a otras mujeres, y tiene que parar.

De todo lo que sí aprendí fue a defenderme, a identificar las “red flags”, a mandar a la mierda a un tipo apenas noto que intenta manipularme. No fue así durante años, y lo pagué caro, pero ya no. Basta, no más. Hoy por fin puedo empezar a dejar todo esto atrás, y vengo a decirles a todas que se sale. De todo se sale. A las que han sufrido violencia, busquen el apoyo que cada una sienta que necesite y cuando lo necesite, tómense su tiempo para sanar, para levantarse y seguir brillando.

A los que me leyeron, me escucharon y me creyeron, gracias. Infinitas gracias.

P.D.: a quienes han sido víctimas de esta persona, las invito a comunicarse conmigo, a comentar este post, a ayudarme - ayudarnos - a evitar que violente a otras mujeres.

miércoles, 29 de agosto de 2018

Creeping Dismay


Artwork by Yulia Schuster

For the fist time in her life she felt that kind of love that she never imagine being capable of feeling. The kind of love that would make anyone feel safe and blissful and ecstatic, and above all, alive. It was also the first time she had felt truly loved, and for the first time, she believed without any doubt in her heart that that it would be forever.

He was kind and loving like few people are. It was hard for him not to smile whenever he felt her presence. His eyes turned into fireflies every time he saw her and he would  be amazed at everything she did like a child watching a magician. He thought she was fascinating. She thought he was one of a kind. A unicorn, some would say.

Inevitably they fell in love. they had both sworn themselves that they would never allow that to happen, but it did… and it was perfect. all their fears suddenly vanished, the baggage became lighter, the past became trivial. She inspired him to be brave, and even to dance to the beat that kept her going. He set her soul on fire, stripped her of her ever going anxiety and made her feel like the only shining star in the sky.

Has anyone ever felt such happines that they can actually grasp it with their hands?  I Well, they did and they could, and it was a feeling they would never let go of. Except  that they did.

Their love, however, trascended well after they grew apart, but that didn’t stop the anxiety from eating her up, or the fear from holding him down. 

For the first time in her life she felt that kind of sadness that she never imagined being capable of feeling. The kind of sadness that would make anyone paralyze and hide. It was also the first time she felt such unbearable pain that she needed to shut herself down completely, even if for a while, until she could no longer feel. But she failed. There was nothing in this world that she wouldn't do for him, if only to se him smile. You see, she just had too much love inside and nowhere to direct it. 

He had no other choice than to hide in his cave, far from everything that would pull him away from being too comfortable. Unlike her, he did no longer feel. He had to cover his eyes, of course. He had to cover his eyes so he wouldn’t be blinded by her gleam, and so he would not have to look at his own reflection in the mirror. Being the sun, he chose to turn into a shadow, he just could not stand the light.

Despite his cowardliness, she knew that she would love him forever. What she never imagined possible, however, was that despite how much she cherished him, the day would come when she would feel asphyxiating disappointment.  She had no idea...

miércoles, 28 de diciembre de 2016

A year's balance




If I have to sum up 2016 into one word, it would be "Change". I was a Judge in the Argentine Jessup rounds and I loved it! I left a job I liked and I guy I loved to pursue a job I love, with no guy in the picture.  I moved -again- not only to a different country, but to an entirely different world. New religion, new culture, new traditions to learn from and adapt to. I learned to let go. Of people, of things, of my way of life in a country i knew way too well to find happiness in. I finally went back to UNHCR after 10 years. I got stressed with my new job, and I learned a whole lot about how to do it and be more chill. I met amazing people, made great friends, have tons of new and fun acquaintances I love to hang out with. I lived in a tattoo studio for two weeks. I moved to a flat with an amazing room and had the best roommate ever. I got adoptive parents that make me feel like home and spoil me every single time they see me. I also came across some people that, for good or bad, taught me that not everyone is trustworthy. I fell in love and got my heart broken. I crashed and burned, I'm rising from it. I've traveled to places I never thought I would ever seen, although  still have a long bucket list. I got to see the vastness of the desert and the beauty of the Red Sea. I had the opportunity to enjoy without so many (financial) restrictions. I fasted an entire weekend during Ramadan and it was okay, although I don't think I would have the strength to do it for a months. I've sailed along the Nile for no other reason than to spend time with great people. I've tried new food and ate more hummus than in my entire lifetime. I've compared shawermas - still none that beat the ones I used to eat in Guasdualito-. I've cooked Arepas twice for non Venezuelan friends, and they absolutely loved them. I flew on an hot air balloon and watched the sunrise over Luxor. I had surgery. Yes, in Egypt, and it went fine. I also got a new tattoo and I pierced my nose -again-, but this time I let it heal. I've seen people come and go so often that I can't always keep track, but many have made an impact, and I will never forget them.

So, in a nutshell, with all the ups and downs, it's been a great crazy ass year, and I thank you all for being a part of it.

lunes, 28 de septiembre de 2015

Queen + Adam Lambert en Buenos Aires: reinventarse para seguir deslumbrando



Febrero de 1981. Todavía a Argentina le quedaba vivir dos años más del horror de la dictadura militar que dejó a 30.000 desaparecidos. Aún así, medios internacionales viajaron al país astral para ser cubrir el inicio de la gira sudamericana de la que es quizás la banda más importante del rock mundial.

Con tres shows en Vélez, uno en Mar del Plata y uno en Rosario, Queen cambió para siempre el juego del rock en la región. En la primera presentación en el estadio José Amalfitani - rodeado de tanques- la banda tramaba junto a Maradona un intercambio de camisetas pre-Malvinas e incluso su aparición en el escenario.

Siete meses después, el Poliedro de Caracas fue testigo de lo que inicialmente serían cinco conciertos de los ingleses que se vieron limitados finalmente a tres debido al fallecimiento del ex Presidente Rómulo Betancourt el 28 de septiembre, con la consecuente suspensión de la función de ese día y del resto de la gira en el país.

Mis padres y mis tíos fueron al primero de los recitales en Caracas, y todavía hoy lo recuerdan como "el mejor concierto de sus vidas" y "una noche excepcional". Y ¿cómo no va a ser así tuvieron la oportunidad de ver a semejantes leyendas y de escuchar personalmente a uno de los mejores vocalistas de la historia del rock.

Más de treinta años después, fue a esta caraqueña la que se emocionó, brincó, gritó y hasta un poquito lloró al escuchar estos acordes y melodías tan familiares sonar en el estadio porteño de Gimnasia y Esgrima. No recuerdo cuándo fue la última vez, si es que acaso, que tuve tantas expectativas y que sentí tanta emoción por ver a una banda en vivo, pero vamos, aún sin Freddie Mercury -que es irremplazable- se trata de Queen.

Comenzó a sonar "One Vision" y el público estalló en euforia, y yo con él, mientras la marea de gente me separaba de mis amigos y yo gritaba a decibeles que sólo canes podrían descifrar: "Mariiiiicoooooooo, es QUEEEEEEEEN!".

Adam Lambert ya nos había dado una probada de cómo sonaría esta banda con él como vocalista en aquella final de American Idol que perdió -inmerecidamente- contra Kris Allen en 2009. Y definitivamente no decepcionó: No reemplazará nunca a Freddie, pero es el único que podría llenar sus zapatos. Es un showman nato y su voz es otro nivel.

La nota emotiva la puso Brian May, cuando cambió su guitarra Red Special por una acústica de doce cuerdas y comenzó a cantar "Love of my Life". Los 25.000 asistentes la coreamos como si se tratara de una especie de himno. Ya en este punto yo estaba lagrimeando. "Lagrimeando"... llorando a moco tendido cuando nos jugaron una mala pasada a los sensibles proyectando un video sincronizado de Freddie cantando el final del tema. Pásenme un kleenex, por favor.

Roger Taylor también nos deleitó al hacerse cargo como vocalista en "A kind of Magic" y debo decir con honestidad que no tenía idea de la estupenda voz que tiene. Fue una sorpresa más que agradable y bienvenida. Pero éste no fue el único momento mágico que nos regaló. Taylor se batió durísimo en un duelo de baterías con su hijo y percusionista de la banda, Rufus Tiger Taylor. Alucinante, por decir lo menos.

Lambert superó las expectativas. Taylor y May demostraron una vez más por qué Queen es Queen y por qué no se puede comparar con ninguna otra banda. Está por encima del resto. La humildad y entrega de Brian y Roger los hacen merecederos de cada ovación y muchas más.

Han pasado treinta y cuatro años desde aquella gira en el 81. Quizás por aquel entonces nadie podría imaginarse lo que para muchos significaría Queen hoy. Imagino al cronista de Rolling Stone que reseñó el primer recital en Vélez tratando de borrar aquellas líneas en las que decía que sonaban "musicalmente prosaicos" y "faltos de habilidad". Lo cierto es que son unos monstruos, y a menos que Freddie Mercury reviviera, dudo que llegue a presenciar un espectáculo semejante.

viernes, 28 de agosto de 2015

Carta a mi hija adolescente (sobre los peligros de Internet)

Amada Oli,

Siempre has tenido la facilidad de sorprenderme por lo despierta e precoz que eres a tu corta edad. tu inteligencia día a día me deja boquiabierta. Ya hubiese querido yo a los 12 años ser  la mitad de brillante que eres tú.

Tu bondad se refleja en todos los que te rodeamos, y tu candidez e inocencia atraen hasta al más amargo y escéptico gruñón.

Pero precisamente esas cualidades increíbles que tienes son las que no te permiten ver que hay maldad dentro de algunos corazones. Que hay quienes están dispuestos a cualquier cosa para quebrarte, y se valdrán de cualquier medio que tengan a su alcance.

Uno de esos medios es precisamente el mismo que uso hoy para escribirte y enviarte esta carta con la que pretendo protegerte: INTERNET. Verás, esté mundo virtual es cercano a infinito y en él nos podemos encontrar con todo tipo de personas, y todo tipo de personas nos pueden encontrar a nosotros, incluso aquellas que nos quieren hacer daño sin motivo alguno.

¿Cómo lo hacen? . Haciéndose pasar por alguien que no son. Haciéndose tus amigos, ganando tu confianza. Y una vez que lo hagan, cuando dejes de estar alerta, cuando bajes tus defensas, mostrarán su verdadera cara. Estas personas no se iluminarán con tu bondad, y serán capaces de hacerte mucho daño, más del que alguna vez te puedas imaginar.

No te estoy diciendo que no confíes en nadie, ni que le temas a la computadora. Dale tu confianza a quienes conoces bien, a tu familia, a tus amigos, pero sobretodo a tus padres que tanto te amamos y queremos lo mejor del mundo para ti. 

Hagamos un trato: que en nuestra casa no hayan secretos. Cuando algo te parezca oscuro, raro o fuera de lugar, ten la confianza para hablarme de ello, y yo igualmente confiaré en tu palabra. Cuando un adulto, sea quien sea te diga o haga algo que te incomode o que te parezca incorrecto, cuéntamelo. Cuando un desconocido te agregue al Facebook, te busque en Twitter o piropee de más tus fotos en Instagram, házmelo saber, y charlaremos sobre ello con galletitas y leche o un helado. Sé que pensarás que no siempre soy capaz de entenderte, pero confía en mí: siempre voy a estar de tu lado, siempre te voy a cuidar.

Te amo con toda mi alma y mi corazón.

Mamá.

miércoles, 3 de junio de 2015

Fearless Day 3: Confront




El Reto: Confrontar fantasmas. confrontar a mi agresor. Hace varios años fui víctima de un ataque. Mi agresor era alguien a quien conocía. Alguien a quien le tenía algo de confianza. Alguien a quien además, admiraba. Alguien que un buen día decidió forzarse sobre mí y luego se justificó afirmando que "lo hizo por amor".

Hace poco decidí que había llegado el momento de soltar. Dejar ir el miedo, pasar la página. Perdonar.

Hace varios años que no he sabido nada más de él, pero aún así decidí escribirle una carta explicándole cómo me hizo sentir, cómo soy más fuerte ahora y diciéndole que lo perdono. Se la envié a través de la única manera que encontré para contactarlo. No sé si hasta hoy la ha leído. No sé si la leerá.

decidí hacer la carta pública, porque no soy yo quien debe esconderse, porque nunca he sido yo quien deba sentir culpa, y porque para mí, escribir ha probado ser la mejor terapia.

El Miedo: Hablar de temas tan delicados, más cuando tocan tan de cerca, cuando se ha sido víctima es, cuando menos, difícil. Durante muchos años se me hacía imposible hablarlo. Las palabras no salían por miedo a ser estigmatizada y una sensación de vergüenza que no me correspondía.

El Resultado: Siento que me literalmente me saqué de encima un yunque de acero enorme. Con el tiempo una aprende que hay situaciones que por más que nos dejan marca, no nos definen. He aprendido también que está bien pasar la página, y que de todo se sale.


Edit 2021: no te he perdonado un coño'e madre, pero qué bien se siente finalmente sacarlo todo a la luz.

miércoles, 6 de mayo de 2015

No pudiste romperme

Me tomó muchos años y mucha fuerza poder escribir esta carta. No sé si algún día llegue a su destinatario. Quizás ya no sea tan importante. Lo que sí es liberador poder finalmente expresar en palabras lo que durante tantos años he mantenido encerrado. Las heridas necesitan sanar, y éste es mi modo.




Á.,

Han pasado doce años desde esa mañana de un lunes de primavera en la que nos encontramos después de cuatro vueltas al sol sin vernos. Confieso que tenía ganas de verte después de tanto y a pesar de aquel desencuentro la noche que nos conocimos. Me entusiasmaba la idea de sentarnos con una taza de café en la mano y sostener infinitas charlas existenciales entre las que se colaba alguna que otra trivialidad.

Recuerdo que fue una mañana deliciosa. El aire estaba fresco,el cielo despejado, el sol iluminando nuestras sonrisas. El parquecito de la esquina escuchaba todas las historias que nos contábamos. Todo era simple,bonito y perfecto.

Volvimos a tu casa por ese café. Y por los libros. Te morías por mostrarme los libros que recién habías comprado. Me encantaba ver lo maravillado que estabas al leerme fragmentos de sus páginas.

Finalmente había aprendido a confiar en ti. Tú y yo sabemos por qué antes era tan difícil y lo que costó llegar a este punto. Yo ese día creí que genuinamente querías que pasáramos un rato chévere juntos, como cualquier par de viejos conocidos, como había sido hasta ese momento del día.Un reencuentro después de años. Y ya.

Me besaste. Te dije que estaba saliendo con alguien y que no estaba dispuesta a poner en riesgo esa relación. Entendiste. O fingiste entender, porque menos de 10 minutos después me besaste de nuevo, esa vez sin sutilezas.

Hay días en que todavía siento el peso de tu cuerpo imponiéndose sobre el mío; la fuerza con la que sujetabas mis muñecas por detrás de mi espalda.En mi cabeza escucho con claridad tantos “¡para, por favor para!” que entre sollozos se iban debilitando. En pocos minutos rompiste mucho más que la confianza.

Durante meses me costó entender por qué lo habías hecho, porqué no saqué más fuerzas para detenerte, por qué luego, en un momento de letargo emocional, permití que caminaras a mi lado para acompañarme hasta mi trabajo, por qué guardé silencio. Hay mucho que todavía no entiendo.

Sé que durante mucho tiempo tú tampoco habías entendido que habías hecho algo mal, que me habías dañado, pero eso no te exculpa. Sé también, por algún amigo en común que un día finalmente lo entendiste, y sé que, aunque alguna vez dijiste quererme, poco te importó.

 Lo que sí aprendí con el tiempo fue a dejar de sentir vergüenza, a no disminuirme por algo que hiciste tú, a no temerte, a ser fuerte, a no dejar que tu violencia me definiera aunque haya influido en quién soy hoy. No pudiste romperme.

No sé dónde estarás ahora, o si lo que me hiciste se lo has hecho a alguien más. Espero que no. Espero haber sido yo la única. Espero que sacaras algún aprendizaje de todo esto.

No espero en cambio que me pidas perdón, Á., porque ya te he perdonado. 

EDIT 2022: No sé por qué en el pasado, queriendo dármelas de fuerte, insistí en "haberte perdonado", pero sabes qué? No soy tan gran persona. How soy más sincera: espero que el karma te caiga. 

lunes, 23 de diciembre de 2013

You live and you lose.

Este año ha sido raro, con lo bueno y con lo mano, con las ganancias y las pérdidas, con sus días felices y sus momentos en los que la tristeza parece insuperable. Hoy es uno de esos días.

No les ha pasado que hasta que no sienten dolor físico por una pérdida emocional no se dan cuenta de que realmente perdieron, I mean, for good? ¿No? ¿es sólo a mí? Bueno. Resulta que ayer supe que cuando una relación se daña, no importa cuánto hagas por arreglarla, nunca vuelve a su estado original, nunca vuelve a la normalidad, porque no depende de una que las cosas vuelvan a ser como eran antes, sino de que la otra persona quiera.

Las relaciones, del tipo que sean- son hermosas y perfectas mientras fluyen con naturalidad, mientra haya puntos comunes y química. Cuando una de las dos cosas se pierde -sobretodo si es la química- la relación empieza a ser forzada e incómoda hasta que finalmente pasa a un plano en el que deja de existir.

Hace unos días supe que habíamos caído en ese plano. Sí, cada tanto hablamos de alguna banalidad, buscando tema de conversación obligado, ya nada sale natural. Ya no sé de qué manera decir que extraño cómo éramos, o mejor dicho: ya no sé si vale la pena decirlo, porque sonaría demasiado gastado. Mientras insiste en que todo está bien, que nada ha cambiado y que está para mí cuando lo necesite, yo sé que la realidad es otra. Hoy no somos más que simples conocidos que alguna vez se conocieron muy bien.

¿Cómo lo supe? Porque sentí un dolor terrible en el cuerpo. Literalmente sentí un coñazo en el estómago y la consecuente falta de aire. Sentí que el corazón se me trataba de escapar del pecho por la boca, y hoy, casi una semana después, todavía siento ganas de vomitar. Es la manera nada sutil de mi cuerpo de decirme "nena, perdiste. Lo perdiste".

I'm kinda sad about it. ¿A quién engaño? I'm really depressed. Ando extrañando como loca y esperando a que pase no sé qué cosa que no va a pasar.

Nena, supéralo. Perdiste. Lo perdiste.

sábado, 31 de agosto de 2013

Any given day, tres años después





Hace tres años hice este listado que decidí reeditar el mes pasado. Creo que esta vez me costó un poco más, quizás porque lo sentí más serio, quizás porque fui consciente de cómo muchas cosas han cambiado en mi vida, y de cómo percibo mi propia vida. A pesar de que tres años pueden no parecer nada, a pesar de que pasan volando, pude ver que he crecido, que he cambiado en algunos aspectos, aunque mi esencia siempre sea la misma.


So here goes...
Day 1 — Your best friend
Day 2 — Your Crush
Day 3 — Your parents
Day 4 — Your sibling (or closest relative)
Day 5 — Your dreams
Day 6 — A stranger
Day 7 — Your Ex-boyfriend/girlfriend/love/crush
Day 8 — Your favorite internet friend
Day 9 — Someone you wish you could meet
Day 10 — Someone you don’t talk to as much as you’d like to
Day 11 — A Deceased person you wish you could talk to
Day 12 — The person you hate most/caused you a lot of pain
Day 13 — Someone you wish could forgive you
Day 14 — Someone you’ve drifted away from
Day 15 — The person you miss the most
Day 16 — Someone that’s not in your state/country
Day 17 — Someone from your childhood
Day 18 — The person that you wish you could be
Day 19 — Someone that pesters your mind—good or bad
Day 20 — The one that broke your heart the hardest
Day 21 —Someone you want to give a second chance to
Day 22 — Someone you judged by their first impression
Day 23 — The last person you kissed
Day 24 — The person that gave you your favorite memory
Day 25 — The person you know that is going through the worst of times
Day 26 — The last person you made a pinky promise to
Day 27 — The friendliest person you knew for only one day
Day 28 — Someone that changed your life
Day 29 — The person that you want tell everything to, but too afraid to
Day 30 — Your reflection in the mirror

viernes, 30 de agosto de 2013

Day 30 — Your reflection in the mirror




Soy quien yo he hecho de mí. Para bien o para mal, con más o menos logros de los que esperaba, con algunas metas cumplidas e infinidad expectativas sin cumplir.

I'm not quite there yet, but I will be soon enough.

jueves, 29 de agosto de 2013

Day 29 — The person that you want tell everything to, but too afraid to



No creo que haya una persona a la que quisiera contarle absolutamente todo, más bien discrimino entre a quién contarle cada cosa que quiero contar.

Miedo de contar cosas? Recuerdo haberlo sentido cuando estaba pequeña y hacía algún desastre con témpera sibre la algombra o el cubrecamas o cuando se me rompía un plato o un vaso. Esconder la evidencia y morir callada. Si se descubre, culpar a hermano menor.

Hay cosas que hay que decir y punto, jo importa cuán difícil puede ser, y el miedo no es algo que deba detenernos. La prudencia, en cambio, sí.




miércoles, 28 de agosto de 2013

Day 28 — Someone that changed your life

Hay cuatro personas que fueron determinantes para que yo pudiera lograr uno de mis grandes metas, que era completar mis estudios para poder graduarme de Abogado hace casi diez años. Eran tiempos complicados a nivel económico y cada vez se me hacía más cuesta arriba poder pagar la universidad a pesar de que trabajé durante toda la carrera.

Fueron personas que sin tener ninguna obligación para conmigo, tuvieron uno de los gestos más enormes del mundo Caíto, José Manuel, el Dr. Rodríguez y Tico se salieron de su camino, de su zona de confort y se convirtieron en cuatro héroes.

Les estaré eternamente agradecida, porque en buena parte, gracias a ustedes, soy lo que soy hoy.




domingo, 25 de agosto de 2013

Day 25 — The person you know that is going through the worst of times

Sé que hace unos meses D. la estaba pasando mal. Sé que se sentía frustrado por no poder controlar algunos aspectos y situaciones de su vida. Sé que la distancia le jodía, que no poder hacer algo al respecto, por lo menos sin que implicara alguna complicación, lo desmotivaba. Sé que no se sentía contento con muchas cosas. No sé si estaba pasando por el peor momento posible, no me corresponde a mí decidirlo, pero sé que no estaba bien.


Hoy no sé cómo está. Sé que la distancia dejó de ser un issue, pero desconozco si hay alguna otra molestia que la reemplace... o no. Desconozco si está feliz o camino a serlo, aunque espero que sea así.


sábado, 24 de agosto de 2013

Day 24 — The person that gave you your favorite memory





Truth be told, I had a blast. 

Definitivamente mis días en Caracas no hubieran sido lo mismo de no haber pasado el tiempo que pasé allá con él, que aunque ese quedó corto, it was all worth wild. 

Sin duda alguna, me quedan recuerdos hermosos de esos días.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Day 21 —Someone you want to give a second chance to

«Todo el mundo merece una segunda oportunidad» y otras frases hechas que pueden o no aplicar en ciertos casos. 

Creo que va a depender no tanto de a quién se le da o no esa oportunidad de «redimirse», sino el porqué habría que considerar dársela. Creo que en algunas circunstancias uno puede dar segundas, terceras, cuartas e infinitas oportunidades y en otras, no dar ninguna y cortar de raíz. Todo va a depender de la situación. Y ojo, no hablo de perdonar, olvidar o no tener la capacidad de hacerlo. No tiene nada que ver con eso, sino de qué situaciones ameritan un segundo intento y cuáles hay que saber dejar quietas.

Si intento pensar en alguien a quien quisiera darle ese nuevo chance de algo, me cuesta. Pienso más en hechos, situaciones, relaciones que quisiera intentar de nuevo y pienso en las que no quisiera repetir o en las que aunque quisiera, no tienen sentido repetir.

Por ejemplo, me gustaría intentar hacer funcionar mi última relación fallida, pero ¿tiene sentido hacerlo? No lo sé, quizás si las circunstancias fueran otras le echaría bolas. Quizás así él también le echaría bolas. O quizás no. El caso es que las cosas son como son y en este momento no hay nada que se pueda hacer para cambiarlas, y más adelante tampoco sabré si me interesaría cambiarlas.

Quizás las segundas oportunidades no tengan nada que ver con tener un final feliz, sino con tener un buen final, con cerrar bien las cosas. Eso sí creo que vale la pena: darle a las cosas el cierre que merecen. «End things right». Eso.

O tal vez sí...

martes, 20 de agosto de 2013

Day 20 — The one that broke your heart the hardest





D lied. I don't appreciate being lied to. He said we deserved at least giving it our best try. He didn't try. He said that no matter what would happen in the end, he would always be there for me, and I would always be an important part of his life. He won't bare to speak to me. He said he would always have loving feelings, I don't think he ever did. He lied.

And it was heartbreaking.



lunes, 19 de agosto de 2013

Day 19 — Someone that pesters your mind—good or bad



Hace varias semanas que por diversas distracciones, ocupaciones y preocupaciones no he tenido la cabeza puesta en pensar en él, en lo que pasó (o no pasó) en por qué las cosas son como son y no como esperaba y quería que fueran. Por unas semanas ni me vino a la mente todo el asunto pero por alguna razón en días recientes es lo único que me da vueltas en la cabeza.

Mentira, no es lo único. Tampoco tan malpegada, pero sí que he estado pensando mucho. Recordando más bien. Cosas reales, cosas que pasaron, pero también aquellos recuerdos que fabricamos en nuestras cabezas de lo que nos hubiera gustado que fuese, de todo lo que imaginamos que podía llegar a ser. Recuerdo los gestos,  las palabras, los abrazos, las miradas y las sonrisas. Pienso y recuerdo... y me frustro.


miércoles, 14 de agosto de 2013

Day 14 — Someone you’ve drifted away from

En estos tiempos tan convulsionados en Venezuela en el que la política, la seguridad y la inflación son los principales factores que influyen en la decisión final de emigrar, y con eso viene el desarraigo. El contacto con las personas con las que tratabas a diario se empieza a perder de a poco hasta que llega un momento en el que la cotidianidad deja de existir. En mi caso que he venido saltando de país en país en los últimos 5 años, pasa aún más. Voy dejando a gente regada por todos lados y el contacto termina limitándose a algún comentario o "like" en Facebook.


Aún así sé que el día que me encuentre con muchas de ellas, va a ser como si nos hubiéramos visto hace un par de días, salvo porque nos tendríamos que poner al día con los cuentos, pero el trato, en esencia, sería el mismo.

Hay casos en los que no es así. Con el contacto habitual se pierde algo más y la relación pasa a ser "awkward" y a veces hasta pierde sentido insistir en mantenerla. Así me pasó con un amigo que era muy amigo, pero que un día decidió desaparecer. Nunca me enteré por qué. Ya a estas alturas tampoco tiene sentido averiguarlo.

Por lo menos me queda que durante cuatro años me maté de risa con sus cosas.

martes, 13 de agosto de 2013

Day 13 — Someone you wish could forgive you



Yo procuro ir por la vida tratando de no hacerle mal a nadie, por lo menos no de manera intencional. Aún así, sé que eso no es garantía de que más de una persona no me tolere o incluso me tenga arrechera, eso está completamente fuera de mi control y la verdad no me molesta en absoluto, porque probablemente se trate de personas que me son ajenas e incluso totalmente indiferentes.

Por otro lado, están las personas a las que uno -con o sin intención, por acción o por omisión- termina jodiendo. En mi caso procuro no hacerlo porque no me trae ninguna satisfacción personal. A veces pienso que I'm too good for my own good y por eso termino pasando roncha. El punto es que actualmente no creo que haya alguien a quien le haya hecho un daño tal que no haya podido perdonarme, y si lo hay, pues me  gustaría saberlo so I can make ammends.

lunes, 12 de agosto de 2013

Day 12 — The person you hate most/caused you a lot of pain

Yo la verdad no odio a nadie. Bueno, quizás a Chávez y a Maduro por las razones que todos sabemos (no voy a entrar en detalles).

Durante toda la vida, una persona se va a cruzar con muchísimas otras que con o sin intención le van a hacer daño, y otras tantas que le van a hacer un bien increíble. Al mismo tiempo, uno le hará bien o mal a las personas que lo rodean en determinado momento. Funciona así.


Yo muchas veces he sufrido y la he pasado terriblemente mal no necesariamente por el daño que otros pueden infligir, sino por las expectativas que me voy creando (muchas veces con ayuda de la persona involucrada) y que luego no se cumplen. Pero hay casos en los que terceros sí son capaces de causar mucho dolor, y me ha pasado.

Al sol de hoy, creo que nada me ha dolido tanto como ese break-up horrible del 2010 que fue el causante del mayor despecho de mi vida. Hoy está todo bien con Eddy, ya fue. Water under the bridge, pero intento recordar algo que me haya dolido más que eso en los últimos años y me cuesta.

No quiero echar nada en cara ni sacar viejos trapos a la luz. No es la intención