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domingo, 23 de octubre de 2022

To the friend who never was




Human nature is a tricky thing. To understand why people behave in a certain way even under certain circumstances can be quite complicated. You, for instance. You have always been such a mystery to me. Even though I feel I know you well, and to some extent I do, I also feel I don't know much about you and your life. You've always made a point of hiding yourself from me. Years ago I would've taken it personally, but it seems in the past few years I've grown and changed and learned to manage my own insecurities, at least a bit.

Regardless, though I do tend to let my guard down and open myself up to you, I still don't feel entirely free or confident to tell you what I'm thinking, nor to ask you what's on your mind. You see, from the begining we've always had this ambigious way about each other where we allow ourselves into the deepest intimacy, but we build this huge barrier around the most mundane of things. And I don't think it's even a matter of trust, although I do somtimes wonder why you always kept me at a bigger distance than anyone else. I don't ask about it anymore, of course.

There's something so rare about us. We've come and gone, we've been through all the unimaginable ups and downs. We've loved and hated each other. We've hurt and cared for each other. We've been trhough all of it and none of it, and yet, here we are, years later, as if time never really went by, and I still can't manage to figure you out.

I don't know if we'll ever meet again. I don't know how it's gonna be if we ever do. I can say for sure that it was nice to see you. It was nice to somehow reconnect. I do really enjoy your company when we're in a good place, when you decide to be friendly and even sweet. I've always felt comfortable with you during those moments. But I must be honest, it still bothers me when you suddenly go aloof and careless out of nowhere, as if you feared getting too close. 

I want you to know that I did miss you after you left. I guess I kinda got used to having you around the last time we met. After we said our good-byes and I watched you walk away I felt a void. Maybe it was just the silence surrounding me after a hectic and busy week. Maybe it was your absence. I cannot be sure of the reason, but I am sure about that feeling of emptiness.

I hope the day comes when we can leave the games behind and just be sincere to each other, and when we don't feel like we have to hide that we actually get along and like and care for each other. Maybe the day will come, maybe it'll be in another lifetime.

As always, take care.

V.-


jueves, 13 de mayo de 2021

Vengo a decirles a todas, que se sale. De todo se sale.






Lo primero, es agradecerle a Samy por prestarme su Blog para contar mi historia de forma anónima antes de armarme de valor para salir a la luz. A ti, gracias eternas, hermana.

"Salí corriendo y me encerré en el baño. Otra vez escondida en un baño. Me lavé una, dos, tres veces. “Y ahora cómo salgo de aquí?”. Pero tenía que salir, y para eso, tenía que mirarlo a la cara".

Tenía 19 años, estudiaba Ciencias Sociales en la UCAB. Tenía un buen amigo del San Ignacio que estudiaba Derecho y con el que siempre salíamos. Fuimos muy buenos amigos durante varios años. Uno de sus amigos del colegio -Promo del 97- que vivía y estudiaba en México estaba de visita y una noche nos fuimos todos a una fiesta en casa de una chama -Rosa creo que se llamaba- que yo no conocía.

El amigo de mi amigo -Álvaro se llama, Álvaro Días Huizar- me había parecido encantador, guapo, simpático, inteligente. Una sonrisa cautivadora y unos ojos verdes penetrantes. No les voy a mentir, Álvaro me había encantado, y la química la sentimos al instante. Cosa rara que haya sido así, porque pa’ jodía yo. Coqueteamos, bailamos, nos miramos con picardía. Todo muy sabroso. Hasta que dejó de serlo.

Bailábamos algún tecno-merengue de la época cuando de la nada, frente a todos, intenta besarme. A mí me pareció un poco apresurado, aparte ¿qué pensaría el resto, si lo acabo de conocer hace apenas u par de horas? Giré mi cara, y él entendió la seña. Desistió, pero sólo por un momento.

Entrada la noche, luego de unos rones, naturalmente la vejiga empieza a manifestarse. Fui hacia baño y toqué la puerta. Salió Álvaro, entré yo, pero él impidió que yo cerrara la puerta. Se metió conmigo al baño por la fuerza pasó el seguro de la puerta. Me puso contra una pared mientras intentaba quitarme el overol. Yo estaba vestida como un muchachito, para los que me ya me están imaginando de minifalda y escote. Sin poudor ni vergüenza alguna Álvaro metió sus manos dentro de mi braga y me empezó a besar por la fuerza mientras me tocaba. Con esa misma fuerza que ejercía sobre mí me lo quité de encima. Lo empujé con tantas ganas que pegó contra el lavamanos, que terminó roto en el piso. La tubería rota, agua saliendo por todos lados: al final fue eso lo que lo espantó.

Salió corriendo de ahí tan rápido como pudo mientras yo, sin haber podido procesar lo que acababa de pasar, e intentando mantener la calma, buscaba la llave del agua para que no se le inundara la casa a nuestra anfitriona desconocida. Yo, sin haber podido procesar los que acababa de pasar, asumí la responsabilidad por ese lavamanos roto y por el agua inundando el baño. No pude sino sentir vergüenza, aunque no había hecho nada malo.

Al siguiente lunes el rumor ya se había corrido por toda la Universidad. “Ya se enteraron? V. andaba tirando con un tipo en el baño y hasta tumbaron el lavamanos… ni siquiera conocía a la dueña de la casa, y acababa de conocer al tipo. Qué jeva tan puta”. Cuando no eran los comentarios a mis espaldas, era el "chalequeo", las risas, la burla… porque claro, así somos los venezolanos, todo es un chiste, y si no te la aguantas, es porque eres un pica'o. Ese rumor rodó por meses. En algún punto simplemente se volvió agotador tratar de contar lo que realmente había pasado. La realidad no era tan interesante ni tan entretenida como la otra versión del chisme, que uno de los amigos comunes con Álvaro – Jose Francisco Novoa,  o "JoseFa"cómo lo llamábamos en la facultad- (compañero suyo en el San Ignacio y mío en la UCAB) había decidido compartir con todos, supongo que para tener una anécdota interesante qué contar. Por supuesto, a partir de ahí no faltaron las invitaciones no deseadas de babosos para visitar los baños de la universidad. Ese tipo - José Francisco- hoy cree que no hizo nada malo y que con esto yo lo estoy difamando.

Dos años pasaron, y fui a otra fiesta con mi amigo, el mismo que me había presentado a Álvaro aquella noche. Ahí conocí a Iván, otro de sus compañeros del Loyola. “Ah, ¿tú eres la famosa Valentina?”. Here we go again, pensé. Sudé frío ante la posibilidad de que aquel maldito chisme resurgiera después de que tanto costó dejarlo atrás. “Álvaro me habló de ti. Estuvo visitando Caracas hace poco. Te quería ver, pero decidió no llamarte”. “Al menos”, pensé yo. Quizás se dio cuenta de que lo que hizo antes estuvo mal. Quizás creció, maduró, entendió.

"Por un momento pensé que quizás mis súplicas sólo se escuchaban en mi cabeza, porque él no paraba. Siguió hasta que terminó, hasta que acabó, hasta que quedó satisfecho".

Pasaron otros dos años. Álvaro de nuevo visitaba desde México. Esta vez sí decidió llamarme. Y yo decidí darle el beneficio de la duda. Quedamos en vernos cerca de su casa en La Castellana – yo trabajaba cerca, así que era conveniente-. Pasamos la mañana caminando, conversando, nos sentamos en un parque con un cafecito de panadería. Sin muchas palabras se disculpó por lo que me había hecho cuatro años atrás, y para ser honesta, yo ya lo había dejado un poco en el olvido. Recuerdo que era una mañana de un lunes de marzo. Un par de horas más tarde volvimos a su casa, saludamos a su mamá y a su tío, con quien tenía una partida de ajedrez a medio jugar, pero que decidió posponer por un rato más y nos preparó otro café. “Quiero mostrarte unos libros que compré”. Ah sí, Álvaro siempre fue un tipo muy leído, un chamo bastante intelectualoide para su edad. Un jugador Pro de ajedrez, graduado con honores y, si no me equivoco, alguna vez dio clases en la universidad de Nantes o algo así, donde creo que también estudió. Los libros estaban en su habitación. Ahora no recuerdo bien cuáles eran, pero varios llamaron mi atención. Uno de hecho ya estaba en mi lista de pendientes. Yo me perdí en las páginas de ese libro. Creo que debía estar muy concentrada porque no escuché la puerta de entrada de la casa cerrar cuando su madre y su tío salieron. Él claramente sí la escuchó. “Este es el momento”, pensaría él. Se me acercó e intentó besarme. Le dije que no, que yo estaba saliendo con alguien y no iba a hacer nada que pudiera dañar esa relación (y aunque no hubiera estado con alguien, la verdad no estaba interesada). Él se alejó y pidió disculpas. Unas disculpas falsas, vacías, porque en menos de cinco minutos se me volvió a lanzar encima, esta vez agresivo.

Sujetó mis manos con fuerza por detrás de mi espalda, me tiró a la cama, y mientras con una mano sostuvo las mías, con la otra desabrochó mi pantalón y se bajó el suyo. Yo, llorando y con la poca voz que me quedaba, le pedí que parara… llorando le insistí que se detuviera, que me soltara, pero nunca lo hizo. Por un momento pensé que quizás mis súplicas sólo se escuchaban en mi cabeza, porque él no paraba. Siguió hasta que terminó, hasta que acabó, hasta que quedó satisfecho. No tuvo ni la cortesía (“ ”) de ponerse un preservativo. No les puedo contar lo angustiantes que fueron para mí las siguientes semanas.

Salí corriendo y me encerré en el baño. Otra vez escondida en un baño. Me lavé una, dos, tres veces. “Y ahora cómo salgo de aquí?”. Pero tenía que salir, y para eso, tenía que mirarlo a la cara. ¿Saben qué es jodido? Que estaba tan entumecida e incrédula que después de todo lo dejé caminar conmigo hasta mi lugar de trabajo. Bueno, no lo dejé, él insistió. “Te acompaño para que no vayas sola” me dijo. ¡Tan caballero él!

Al año siguiente él decidió volver. Yo era pasante de una firma de abogados e iba todos los días a Tribunales. Estaba bajando las escaleras del edificio de Pajaritos cuando me lo encontré de frente. Eran unas escaleras de esas estrechas, abarrotadas de gente, no dehaban mucho espacio para maniobrar, como para que fuese fácil estar atrapada de nuevo por él. Me sonrió, con la mirada iluminada, como si no me hubiese atacadoapenas un año antes y me lanzó un amigable “¿cómo estás? Le dejé claro que él no me miraba, no me hablaba, ni me pensaba, nunca más. No tenía derecho a eso.

Me lo encontré varias veces más cuando no había razón lógica para que eso pasara, ¡si ni siquiera vivía en el país! Una vez fui con unos amigos a la playa, y casualmente él también estaba ahí con los suyos. Esa vez tuvo la desfachatez de acercarse decirme que lo que hizo “lo hizo por amor”. ¿Amor? Pero ¿qué clase de amor puede ser ese? En otra ocasión que fui a ver a los chicos jugar futbolito también estaba allí. encontrarlo de sorpresa, de frente, siempre me descolocaba, me aterraba.

Yo siempre he sido la clase de persona que para cerrar un capítulo necesito respuestas, explicaciones y razones de todo. Ese día quise hablarle. Quería preguntarle ¿por qué? ¿por qué yo? Su respuesta me dejó helada: “a menos que sea para pedirme tener sexo, no tenemos nada de qué hablar”. Vete a la mismísima mierda, chico.

A su amigo Iván lo vi poco después de eso. Nos fuimos a tomar un café y le conté lo que pasó. Me sorprendió que él no parecía sorprendido. Luego me dijo que Álvaro algo ya le había contado, probablemente una versión en la que él era un caballero y yo una loca (ustedes saben, modus operandi), pero mi versión completaba los vacíos inexplicables de la suya. La verdad desconozco si siguen siendo amigos, o si el resto del grupo, incluyendo a aquel que alguna vez consideré como mi hermano, conocen esta historia. A él nunca tuve el valor de contársela. No sé si ellos la conocen y se hacen la vista gorda, si mantienen silencio cómplice. Pero espero que esto les llegue, y con ello, a él al menos una condena moral. Lo que sí, es que a Iván le agradezco haberme escuchado sin prejuicios, y sin defensas a lo indefendible.

Relato de una lectora sobre violación a su consentimiento
por parte de Álvaro Días Huizar. Les explico:
si una mujer consiente en una relación sexual con la condición
 de que el hombre use un preservativo, y él se lo quita
sin informárselo, está cometiendo un abuso sexual.

Hoy Álvaro es el Director de Coordinación Interprocuradurías de la Fiscalía General de la República en México (sí, lo googleé). No le fue mal. Quizás la historia sería otra si lo hubiera denunciado. Pero no lo hice porque a mis 23 era una mujer bastante insegura (y esta situación me hizo peor), porque no quería que los amigos -suyos y míos- me odiaran por “joderle la vida” haciéndolo responder ante la justicia venezolana que es bastante desastrosa, porque seguramente no me iban a creer, porque no quería pasar por la vergüenza de contar mi historia, y sobretodo, por pendeja. Hoy ya es tarde para eso. 

Para lo que no es tarde es para darles un espacio todas las que tampoco se atrevieron a hablar para que lo hagan ahora, para que nos apoyemos, para que lo detengamos, porque estoy segura e que sigue agrediendo y atacando a otras mujeres, y tiene que parar.

De todo lo que sí aprendí fue a defenderme, a identificar las “red flags”, a mandar a la mierda a un tipo apenas noto que intenta manipularme. No fue así durante años, y lo pagué caro, pero ya no. Basta, no más. Hoy por fin puedo empezar a dejar todo esto atrás, y vengo a decirles a todas que se sale. De todo se sale. A las que han sufrido violencia, busquen el apoyo que cada una sienta que necesite y cuando lo necesite, tómense su tiempo para sanar, para levantarse y seguir brillando.

A los que me leyeron, me escucharon y me creyeron, gracias. Infinitas gracias.

P.D.: a quienes han sido víctimas de esta persona, las invito a comunicarse conmigo, a comentar este post, a ayudarme - ayudarnos - a evitar que violente a otras mujeres.

miércoles, 29 de agosto de 2018

Creeping Dismay


Artwork by Yulia Schuster

For the fist time in her life she felt that kind of love that she never imagine being capable of feeling. The kind of love that would make anyone feel safe and blissful and ecstatic, and above all, alive. It was also the first time she had felt truly loved, and for the first time, she believed without any doubt in her heart that that it would be forever.

He was kind and loving like few people are. It was hard for him not to smile whenever he felt her presence. His eyes turned into fireflies every time he saw her and he would  be amazed at everything she did like a child watching a magician. He thought she was fascinating. She thought he was one of a kind. A unicorn, some would say.

Inevitably they fell in love. they had both sworn themselves that they would never allow that to happen, but it did… and it was perfect. all their fears suddenly vanished, the baggage became lighter, the past became trivial. She inspired him to be brave, and even to dance to the beat that kept her going. He set her soul on fire, stripped her of her ever going anxiety and made her feel like the only shining star in the sky.

Has anyone ever felt such happines that they can actually grasp it with their hands?  I Well, they did and they could, and it was a feeling they would never let go of. Except  that they did.

Their love, however, trascended well after they grew apart, but that didn’t stop the anxiety from eating her up, or the fear from holding him down. 

For the first time in her life she felt that kind of sadness that she never imagined being capable of feeling. The kind of sadness that would make anyone paralyze and hide. It was also the first time she felt such unbearable pain that she needed to shut herself down completely, even if for a while, until she could no longer feel. But she failed. There was nothing in this world that she wouldn't do for him, if only to se him smile. You see, she just had too much love inside and nowhere to direct it. 

He had no other choice than to hide in his cave, far from everything that would pull him away from being too comfortable. Unlike her, he did no longer feel. He had to cover his eyes, of course. He had to cover his eyes so he wouldn’t be blinded by her gleam, and so he would not have to look at his own reflection in the mirror. Being the sun, he chose to turn into a shadow, he just could not stand the light.

Despite his cowardliness, she knew that she would love him forever. What she never imagined possible, however, was that despite how much she cherished him, the day would come when she would feel asphyxiating disappointment.  She had no idea...

miércoles, 28 de diciembre de 2016

A year's balance




If I have to sum up 2016 into one word, it would be "Change". I was a Judge in the Argentine Jessup rounds and I loved it! I left a job I liked and I guy I loved to pursue a job I love, with no guy in the picture.  I moved -again- not only to a different country, but to an entirely different world. New religion, new culture, new traditions to learn from and adapt to. I learned to let go. Of people, of things, of my way of life in a country i knew way too well to find happiness in. I finally went back to UNHCR after 10 years. I got stressed with my new job, and I learned a whole lot about how to do it and be more chill. I met amazing people, made great friends, have tons of new and fun acquaintances I love to hang out with. I lived in a tattoo studio for two weeks. I moved to a flat with an amazing room and had the best roommate ever. I got adoptive parents that make me feel like home and spoil me every single time they see me. I also came across some people that, for good or bad, taught me that not everyone is trustworthy. I fell in love and got my heart broken. I crashed and burned, I'm rising from it. I've traveled to places I never thought I would ever seen, although  still have a long bucket list. I got to see the vastness of the desert and the beauty of the Red Sea. I had the opportunity to enjoy without so many (financial) restrictions. I fasted an entire weekend during Ramadan and it was okay, although I don't think I would have the strength to do it for a months. I've sailed along the Nile for no other reason than to spend time with great people. I've tried new food and ate more hummus than in my entire lifetime. I've compared shawermas - still none that beat the ones I used to eat in Guasdualito-. I've cooked Arepas twice for non Venezuelan friends, and they absolutely loved them. I flew on an hot air balloon and watched the sunrise over Luxor. I had surgery. Yes, in Egypt, and it went fine. I also got a new tattoo and I pierced my nose -again-, but this time I let it heal. I've seen people come and go so often that I can't always keep track, but many have made an impact, and I will never forget them.

So, in a nutshell, with all the ups and downs, it's been a great crazy ass year, and I thank you all for being a part of it.

lunes, 28 de septiembre de 2015

Queen + Adam Lambert en Buenos Aires: reinventarse para seguir deslumbrando



Febrero de 1981. Todavía a Argentina le quedaba vivir dos años más del horror de la dictadura militar que dejó a 30.000 desaparecidos. Aún así, medios internacionales viajaron al país astral para ser cubrir el inicio de la gira sudamericana de la que es quizás la banda más importante del rock mundial.

Con tres shows en Vélez, uno en Mar del Plata y uno en Rosario, Queen cambió para siempre el juego del rock en la región. En la primera presentación en el estadio José Amalfitani - rodeado de tanques- la banda tramaba junto a Maradona un intercambio de camisetas pre-Malvinas e incluso su aparición en el escenario.

Siete meses después, el Poliedro de Caracas fue testigo de lo que inicialmente serían cinco conciertos de los ingleses que se vieron limitados finalmente a tres debido al fallecimiento del ex Presidente Rómulo Betancourt el 28 de septiembre, con la consecuente suspensión de la función de ese día y del resto de la gira en el país.

Mis padres y mis tíos fueron al primero de los recitales en Caracas, y todavía hoy lo recuerdan como "el mejor concierto de sus vidas" y "una noche excepcional". Y ¿cómo no va a ser así tuvieron la oportunidad de ver a semejantes leyendas y de escuchar personalmente a uno de los mejores vocalistas de la historia del rock.

Más de treinta años después, fue a esta caraqueña la que se emocionó, brincó, gritó y hasta un poquito lloró al escuchar estos acordes y melodías tan familiares sonar en el estadio porteño de Gimnasia y Esgrima. No recuerdo cuándo fue la última vez, si es que acaso, que tuve tantas expectativas y que sentí tanta emoción por ver a una banda en vivo, pero vamos, aún sin Freddie Mercury -que es irremplazable- se trata de Queen.

Comenzó a sonar "One Vision" y el público estalló en euforia, y yo con él, mientras la marea de gente me separaba de mis amigos y yo gritaba a decibeles que sólo canes podrían descifrar: "Mariiiiicoooooooo, es QUEEEEEEEEN!".

Adam Lambert ya nos había dado una probada de cómo sonaría esta banda con él como vocalista en aquella final de American Idol que perdió -inmerecidamente- contra Kris Allen en 2009. Y definitivamente no decepcionó: No reemplazará nunca a Freddie, pero es el único que podría llenar sus zapatos. Es un showman nato y su voz es otro nivel.

La nota emotiva la puso Brian May, cuando cambió su guitarra Red Special por una acústica de doce cuerdas y comenzó a cantar "Love of my Life". Los 25.000 asistentes la coreamos como si se tratara de una especie de himno. Ya en este punto yo estaba lagrimeando. "Lagrimeando"... llorando a moco tendido cuando nos jugaron una mala pasada a los sensibles proyectando un video sincronizado de Freddie cantando el final del tema. Pásenme un kleenex, por favor.

Roger Taylor también nos deleitó al hacerse cargo como vocalista en "A kind of Magic" y debo decir con honestidad que no tenía idea de la estupenda voz que tiene. Fue una sorpresa más que agradable y bienvenida. Pero éste no fue el único momento mágico que nos regaló. Taylor se batió durísimo en un duelo de baterías con su hijo y percusionista de la banda, Rufus Tiger Taylor. Alucinante, por decir lo menos.

Lambert superó las expectativas. Taylor y May demostraron una vez más por qué Queen es Queen y por qué no se puede comparar con ninguna otra banda. Está por encima del resto. La humildad y entrega de Brian y Roger los hacen merecederos de cada ovación y muchas más.

Han pasado treinta y cuatro años desde aquella gira en el 81. Quizás por aquel entonces nadie podría imaginarse lo que para muchos significaría Queen hoy. Imagino al cronista de Rolling Stone que reseñó el primer recital en Vélez tratando de borrar aquellas líneas en las que decía que sonaban "musicalmente prosaicos" y "faltos de habilidad". Lo cierto es que son unos monstruos, y a menos que Freddie Mercury reviviera, dudo que llegue a presenciar un espectáculo semejante.

viernes, 18 de septiembre de 2015

Los números de la Vergüenza




Siempre he sido una idealista empeñada en ver al mundo como debe ser y no como es. Cuando decidí que quería ser Abogado, lo hice convencida de que esa sería la puerta para poder hacer la diferencia en la vida de muchas personas, para poder hacer un país mejor e, ingenuamente, para cambiar un poco a este mundo atroz.

Alguna vez pude hacer lo primero. En lugar de optar por lo convencional de trabajar en un bufete top decidí irme a pasar calor y a ser devorada por mosquitos gigantes en la frontera colombo-venezolana y atender atender a refugiados colombianos en una zona de conflicto. Amé ese trabajo como a pocos.

Regresé a Caracas para trabajar en la Alcaldía de Chacao durante los últimos tres años de gestión de Leopoldo López. Lo que no había todavía aprendido en ACNUR sobre asistir a personas necesitadas de protección, lo terminé de aprender en Justicia Municipal. Mi jefe siempre nos transmitió el valor de trabajar con honestidad, de tratar con respeto y dignidad a nuestros usuarios y de siempre, SIEMPRE mediar con justicia.

Esos eran los valores del Chacao de Leopoldo López, quien el pasado 10 de septiembre fue condenado injustamente a cumplir 13 años, 9 meses, 12 días y 7 horas de presidio por una sentencia política dictada por la Juez Susana Barreiros.

13 - 9 - 12 - 7. Estos son los números de la vergüenza, de la injusticia, de la indignación y de la impotencia venezolanas. 

Junto a Leopoldo fueron también injustamente condenados los estudiantes Christian Holdack, Demian Martín y Ángel González. Christian fue condenado a 10 años. Demian y Ángel a 4 años y 6 meses y los tres con medidas sustitutivas de libertad y régimen de presentación cada 15 días. En ningún caso pudo la fiscalía probar vínculos entre los acusados y los hechos por los que fueron condenados.

Yo me hice Abogado  y me hice adulta en un país con una justicia cada vez más mancillada. Antes de culminar la carrera muchos de mis compañeros y yo nos llegamos a preguntar si valía la pena completar esos cinco años de lecturas interminables, del último repaso lleno

de angustia en los pasillos y cafetines de trasnochos y amanecidas, de materias imposibles sólo para que nos cambiaran las normas según el antojo y la conveniencia de un presidente que de todas formas no las iba a cumplir.

Susana Barreiros y yo tenemos la misma edad. Ambas estudiamos nuestra carrera dentro del mismo contexto socio-político. Estoy segura que mis profesores y los de ella nos inculcaron los mismos conocimientos y los mismos valores para confiarnos la justicia en nuestro país. Yo siempre aposté por usar la ley como herramienta para proteger al débil jurídico, para mantener el orden, para cuidar al Estado de Derecho, porque todavía, incluso viniendo de donde vengo, creo con firmeza en la justicia. Susana en cambio optó tomar un camino acaso menos complicado, que rápidamente le engrosara su cuenta bancaria y le asegurara el beneplácito del gobierno. 

A mí me ha tocado pasar bastante trabajo y por épocas me las he visto negras, pero he logrado lo que soy y lo que tengo por mí misma y gracias a ello. A mí, al igual que a Susana, me tocó formarme presenciando abusos de poder y corrupción, pero también vi a muchos dando el ejemplo y luchando contra eso.  

Es un momento muy difícil para ser Abogado en Venezuela. Peor aún: es un momento difícil para ser venezolano en Venezuela, y sin embargo algunos decidimos asumir la difícil tarea de apostar por Venezuela, incluso hasta el punto, en algunos casos, de sacrificarse de algún modo por el bien común.

Leopoldo es claro ejemplo de ello.

domingo, 21 de junio de 2015

Day Seven: Wearing my heart on my sleeve



Amar no es fácil. Debería serlo, pero pocas veces lo es. Menos cuando va en una sola dirección. Saben qué también es dificilísimo? Decirle a alguien que lo quieres aún sabiendo que no te quiere de vuelta, o al menos no de la misma forma. Uno se pone en una posición muy vulnerable en la que se le da carta blanca al otro para desarmarte por completo. Hay que tener un par (de huevos o de ovarios) para lanzarse de frente.

Si te quieren o no es irrelevante. Si merecen tu amor o no es irrelevante. El amor no se basa en méritos ni exige reciprocidad. Se siente y punto, y mientras tengas la oportunidad de hacérselo saber a la otra persona, mi recomendación es que lo hagas, por muy aterrador que parezca. Nunca te pongas en esa jodida situación en la que terminas preguntándote "what if...?"

Hoy crucé media ciudad precisamente para hacer eso. Era una cuestión de "ahora o nunca", pues esta noche él tomará un avión para cruzar el Atlántico y aunque no dejamos de hablar de reencontrarnos, lo cierto es que no sé si alguna vez nos volvamos a ver. Decidí lanzarme sin previo aviso, y sin saber cuál sería su reacción. I just went for it.

Desde el momento que subí al colectivo hasta que abrió la puerta sentí mi corazón hacer "tucún, tucún, tucún" como si intentara escaparse por mi boca previendo que terminaría más arrugado de lo que ya estaba por la inminente despedida.

Una mezcla de nervios, nostalgia y admito que bastante miedo me terminaron por revolver el estómago por la respuesta que pudiera recibir. Verán, él hizo de quererlo una misión casi imposible. Me sacó canas verdes. Hizo que quisiera mandarlo a la mierda mil veces (y algunas lo mandé), y mil veces hizo que quisiera tenerlo cerca de nuevo. Sus razones tendría. Con él nunca supe dónde estaba parada. Con él todo siempre fue "por qué fácil, si difícil también se puede?". Pero también con él me sentí querida y especial.

El recuerdo de los rituales de té o café acompañados de los abrazos más fuertes, amorosos y tiernos que he recibido en mi vida va a estar revoloteando siempre entre mis pensamientos preciados.

Alguna vez me dijo que me quería. Hoy no, pero eso no importa. No fui buscando eso. Me dio un abrazo de los suyos, de esos que duran casi para siempre. Me llenó la cara de besos como siempre hace. Me miró y me sonrió como nadie hace. Eso me basta.



martes, 9 de junio de 2015

Going for it! Trusting my hair to a friend



El Reto: dejar que mi amigo y compañero de piso, Juan Sebastian Trujillo Sepúlveda (he's the new "Mirrranda Veracruz de la Joya Cardenal"), me tiñera el pelo. También decidí cambiar un poco de tono. Quería algo más fuerte y llamativo, pero no conseguí el tinte adecuado, así que tuve que conformarme con intensificar un poco el tono que ya tenía.

El Miedo: Se imaginan si se me quemara y se me cayera el pelo? Yo sí, y aunque ya una vez estuve con la cabeza rapada, no es precisamente algo que quiera repetir, mucho menos ahora que viene el frío invierno (hombres, no sé cómo lo hacen!).

Yo suelo tener mucha aprehensión por los cambios muy drásticos en cuanto a mi aspecto se refiere, y aunque éste no sería nada extremo, no podía dejar de pensar "y si este 'rojo vibrante' casi zanahoria no me queda bien?" "Y si es muy caricaturesco?" "Y si me queda horrible???" Jesus, woman, it's only hair!

El Resultado: No me quedé calva (woohoo!!!). Aunque de a ratos sí sentí que se me quemaba el cuero cabelludo. Normalmente no pica tanto, pero supongo que cambiar de marca tiene sus consecuencias.

El color me gustó, aunque no del todo parejo. Va en degradé, tirando a casi rubio en las puntas. Definitivamente tenemos que mejorar la técnica.

Bathroom selfie with the outcome:




lunes, 8 de junio de 2015

Redefiniendo.



Hace unos días decidí llevar a cabo mi propia versión del "100 Days Without Fear" que se ideó Michelle Poler en NY. Desde que empecé no he querido seguir mirando los retos que ella se pone en un intento de no copiar experiencias y hacer las cosas que a mí, Valentina Tepedino, me asustan.

Pero a medida que me vienen a la cabeza todas esas cosas que alguna vez quise hacer y nunca hice, me di cuenta de que  quizás no todo tiene que ver con el miedo. Admito que hasta ahora, muchas de las cosas que he dejado de hacer en mi vida las vengo dejando para después por mera procrastinación, aunque otras tantas, sí, cómo no, por temor.

Nunca he sido demasiado renuente a experimentar cosas nuevas, a buscar otras vivencias, a probar comidas raras (sólo no me den gusanos ni insectos), pero en muchas ocasiones simplemente no termino de animarme a lanzarme, a ir "a por ello", así que decidí que no hay mejor momento que ahora

Es por esto que decidí redefinir un poco mi proyecto, y aunque la etiqueta "Fearless" siga siendo adecuada, el "¡a por ello!", o quizás el menos español "go for it!" será mi nuevo grito de guerra.

Sigo con la intención de ir en busca de aventuras, de razones para descubrir las cosas de las que me he estado perdiendo, y de vivir la vida al máximo.

So, here's to living life at it's fullest. Let's go for it! . 

sábado, 30 de mayo de 2015

Fearless




Hace unos días vi un post en Buzzfeed sobre una estudiante venezolana en Nueva York que para un proyecto clase decidió probar hacer cosas que la asustan, cosas que usualmente no se atrevería a hacer, cosas que nunca ha experimentado. 

El resto es enfrentar un temor cada día durante 100 días, y así vivir la vida al máximo. Muchos de sus retos me han servido de inspiración para hacer mi propia versión #100DaysWithoutFear. De hecho, hay varios "sustitos" que compartimos y que aprovecharé para dejar atrás. También será un gran ejercicio para darme cuenta de cuántas cosas me he estado perdiendo por no atreverme a decir, a hacer, a sentir o a pensar.

Probablemente no llegue a los 100 retos, y seguramente no haré uno por día por cuestiones de tiempo y logística, pero sí los iré posteando aquí. Algunos sin proponérmelo ya los he pasado así que saldrán publicados con retroactivo. Eso sí, no esperen fotos o videos increíbles porque tengo ciertas limitaciones tecnológicas y la verdad no tengo la más pálida idea siquiera de qué programa puedo usar para hacer que un video se vea medianamente cool.

De a poco les iré contando más. Por lo pronto, iré dando pequeños pasos para salir de mi zona de confort y disfrutar más lo que el mundo tiene para ofrecer.


domingo, 17 de mayo de 2015

Yo soy así, y nada más (Confesión Nº 5 - De por qué fallo olímpicamente)


  • Soy terca. Soy necia. Nunca quiero perder, y si no la gano, la empato.
  • Pero igual pierdo.
  • No quisiera perderlo.
  • Too late for that.
  • Requiero atención. Mucha. Estoy trabajando para mejorar eso. Me está costando un huevo. No me recriminen. Entiendan y bánquenme.
  • Necesito entender el porqué de las cosas. Por qué las personas no son coherentes con sus acciones y sus palabras, cómo funcionan ciertas cosas o por qué a veces no funcionan. No entender me vuelve loca. En serio, me come la cabeza. 
  • Tengo miedo de que no me quieran porque mis defectos pesen más que mis virtudes.
  • Me pongo insoportable cuando me está por venir. Lloro, me tomo todo personal, mis ya absurdos niveles de sensibilidad se intensifican y necesito mucho chocolate para sobrevivir.
  • Realmente quise que las cosas funcionaran con él. Tenía tantas ganas que lo arruiné. ¿Por qué? Porque me gusta que me paren bolas. Él también puso su grano de arena para joderlo. No pienso asumir toda la responsabilidad yo sola. Tampoco la boludez.
  • No sé estar en una relación. Sólo tuve una que fuera duradera, aunque han habido otras significativas. No sé muy bien por qué estuve la última y cómo duró lo que duró. No teníamos nada en común, él me tiraba abajo y la verdad no me sentía acompañada. De lo que sí estoy segura es que haberla terminado fue la mejor decisión que tomé en todo 2014.
  • Odio que en estos tiempos cibernéticos las relaciones se den a través de whatsapp. Así nacen, crecen y terminan muriendo rapidiiiiito. Casi siempre las jode el que cada quien le dé la entonación que le dé la gana a lo que escribe el otro. Cómo explicar que el problema no es lo que dije, sino lo que decidiste interpretar?
  • Hace unas semanas le compré una franela A-RRE-CHÍ-SI-MA porque sí, porque me provocó y yo hago las cosas porque me provoca. Ahora no sé qué hacer con ella. Soy medio boluda, vieron?
  • Estoy considerando volver a terapia. Bah, el neurólogo me mandó al psicólogo, so I guess I kinda have to.
  • Estoy por convencerme de que en otra vida fui una gran hija de puta con la gente. Sólo eso puede explicar por qué ahora, que trato de ser la mejor persona posible con los demás, de una u otra forma termine con los platos en la cabeza. It's karma, bitch!
  • Le doy demasiado valor a la gente que quiero. Les doy mucho y en en esa medida espero que me  correspondan. Error. Nunca hay que esperar anda de nadie. Eso me lo enseñó una persona a la que le di mucho, para la que siempre estuve, a la que siempre apoyé, y que decidió abandonarme porque no soy la persona que quiso que fuera. Fuck logic!
  • Si no me pudo aceptar como soy, entonces mejor que se haya ido.
  • I've always been too forgiving. En el último año he aprendido a mandar más a la mierda. Se pierden afectos, se gana tranquilidad.
  • Lo cortés no quita lo valiente. Si se incrustan esta idea en el cerebro, vamos a evitarnos muchos conflictos al pedo.
  • Me creí eso de "it's not a matter of "if", but "when". Did he actually mean it?
  • Este último conato de relación ha sido de lo más confuso. Nunca terminé de entender nada. Pero lo que digo es NADA.
  • Tampoco es que tengo derecho a quejarme. No éramos nada. Salimos poquísimas veces y casi todas acompañados de terceros. So why am I making a big deal out of it? 
  • Porque la pasamos genial siempre. Porque es divertido. Porque la química es increíble. Porque le gustaba abrazarme largo y fuerte. Porque ama Star Wars. Porque entiende y comparte lo que me hace sentir Barcelona. Porque su sonrisa me desarma. Porque ese primer beso me hizo temblar.
  • En el cara a cara era perfecto. En el chat not so much. Podía ser frío, indiferente, despreocupado. Entienden por qué odio whatsapp? So why am I making a big deal out of it? Volver al punto anterior.
  • Me duele no haberle valido siquiera una respuesta.
  • Still, quisiera verlo una última vez. I'm a moron, aren't I?

miércoles, 6 de mayo de 2015

No pudiste romperme

Me tomó muchos años y mucha fuerza poder escribir esta carta. No sé si algún día llegue a su destinatario. Quizás ya no sea tan importante. Lo que sí es liberador poder finalmente expresar en palabras lo que durante tantos años he mantenido encerrado. Las heridas necesitan sanar, y éste es mi modo.




Á.,

Han pasado doce años desde esa mañana de un lunes de primavera en la que nos encontramos después de cuatro vueltas al sol sin vernos. Confieso que tenía ganas de verte después de tanto y a pesar de aquel desencuentro la noche que nos conocimos. Me entusiasmaba la idea de sentarnos con una taza de café en la mano y sostener infinitas charlas existenciales entre las que se colaba alguna que otra trivialidad.

Recuerdo que fue una mañana deliciosa. El aire estaba fresco,el cielo despejado, el sol iluminando nuestras sonrisas. El parquecito de la esquina escuchaba todas las historias que nos contábamos. Todo era simple,bonito y perfecto.

Volvimos a tu casa por ese café. Y por los libros. Te morías por mostrarme los libros que recién habías comprado. Me encantaba ver lo maravillado que estabas al leerme fragmentos de sus páginas.

Finalmente había aprendido a confiar en ti. Tú y yo sabemos por qué antes era tan difícil y lo que costó llegar a este punto. Yo ese día creí que genuinamente querías que pasáramos un rato chévere juntos, como cualquier par de viejos conocidos, como había sido hasta ese momento del día.Un reencuentro después de años. Y ya.

Me besaste. Te dije que estaba saliendo con alguien y que no estaba dispuesta a poner en riesgo esa relación. Entendiste. O fingiste entender, porque menos de 10 minutos después me besaste de nuevo, esa vez sin sutilezas.

Hay días en que todavía siento el peso de tu cuerpo imponiéndose sobre el mío; la fuerza con la que sujetabas mis muñecas por detrás de mi espalda.En mi cabeza escucho con claridad tantos “¡para, por favor para!” que entre sollozos se iban debilitando. En pocos minutos rompiste mucho más que la confianza.

Durante meses me costó entender por qué lo habías hecho, porqué no saqué más fuerzas para detenerte, por qué luego, en un momento de letargo emocional, permití que caminaras a mi lado para acompañarme hasta mi trabajo, por qué guardé silencio. Hay mucho que todavía no entiendo.

Sé que durante mucho tiempo tú tampoco habías entendido que habías hecho algo mal, que me habías dañado, pero eso no te exculpa. Sé también, por algún amigo en común que un día finalmente lo entendiste, y sé que, aunque alguna vez dijiste quererme, poco te importó.

 Lo que sí aprendí con el tiempo fue a dejar de sentir vergüenza, a no disminuirme por algo que hiciste tú, a no temerte, a ser fuerte, a no dejar que tu violencia me definiera aunque haya influido en quién soy hoy. No pudiste romperme.

No sé dónde estarás ahora, o si lo que me hiciste se lo has hecho a alguien más. Espero que no. Espero haber sido yo la única. Espero que sacaras algún aprendizaje de todo esto.

No espero en cambio que me pidas perdón, Á., porque ya te he perdonado. 

EDIT 2022: No sé por qué en el pasado, queriendo dármelas de fuerte, insistí en "haberte perdonado", pero sabes qué? No soy tan gran persona. How soy más sincera: espero que el karma te caiga. 

sábado, 28 de febrero de 2015

El fenómeno del histeriqueo





Hay cosas sobre mudarte a otro país que no te enseñan en la escuela, ni vienen en el tríptico que te regalan en el puesto de información turística una vez que has pasado migraciones.

Nadie te explica, por ejemplo, que en ningún lugar que no sea Venezuela, puedes pedirte "un marrón" sin que te miren feo, porque ¿a quién se le ocurre que alguien pueda referirse al café cortado como "un marrón"? 

Tampoco te dan un manual en el que se te enseñen los rituales y técnicas locales de flirteo y conquista. Hace casi cuatro años que vivo en Buenos Aires, y todavía no le tengo la maña a los argentinos. Para empezar, hay una brecha cultural que algunos al principio no alcanzamos a percibir. Hay gestos que aquí son señal inequívoca de algo, mientras que en Caracas se leen literalmente. Por ejemplo, si en un local en Caracas un tipo me invita a bailar, una te baila par de canciones con él, agradece la invitación y regresa a su mesa, y el pana se va feliz porque echó un pie. Si en cambio le aceptas la misma invitación a un porteño en un boliche capitalino, tácitamente estarías aceptando que "da para darse". Pero ¿y si lo único que yo quiero es echar un pie? Entonces soy una histérica. Claramente manejamos códigos distintos.

Otra cosa que tampoco te cuentan es que no es tan fácil conocer gente en esta ciudad. Si conoces a un tipo en un bar, y pegan onda, lo más probable es que eso termine en un polvo y adiós luz que te apagaste. O si realmente se llevan bien, quizás salgan dos, tres o cuatro veces, todo vaya estupendamente bien y luego, no pasa nada más. Cero. Zip. Y adiós luz que te apagaste, porque aquí te aman un par de días y luego pierden el interés. Supongo que es porque una no los maltrata. Estoy convencida de que aquí les encanta que los traten mal, y por eso las argentinas nos ganan la partida a las extranjeras, que sí somos chéveres.

Les tengo una noticia, chicos: el "histeriqueo porteño" no es un fenómeno exclusivo de las minitas. Ustedes pueden llegar a ser tanto o más histéricos que ellas, al punto de que algunos seguramente deben estar clínicamente diagnosticado con bipolaridad.

Pongo como ejemplo, mi amigo Juan, a quien alguna vez le gusté (y obviamente también me gustó) y ahora se supone que no pero igual me vive lanzando miraditas juguetonas e indirectas nada sutiles. No viene a mi casa a tomar un café si no hay chaperón porque -and I quote- "es que si estamos vos y yo solos no voy a poder controlarme". Luego se hace el que no, y cuando lo llamo "histérico" dice que yo estoy delirando. Muchacho, ya estás grande, hacete cargo y admití que te gusto, aunque sólo sea para sacártelo del pecho.

Y si no quieres asumir tu barranco, no me calientes la pava. ¿Va?

Honestamente eso me saca de quicio, pero aquí parece ser normal. Es parte del juego de conquista. El histérico te seduce, te demuestra que se derrite por ti, te tienta constantemente, y en el momento en que decides pararle bolas, ah, no. Ya no. Desinterés y rechazo. Esto lo tienen que declarar formalmente como una psicopatía o algo, porque no puede ser que anden por la vida tan impunes haciendo que una quede como una idiota.

Una no es una idiota, ni una delirada que interpretó mal mínimas señales de simpatía. Es usted, Señor o Señorita Histeria que tiene un problema de ego y necesita calentar a los demás para sentirse importante.

En lugar de eso, mi recomendación personal es que aprovechen que ya captaron el interés del otro and get jiggy with it. Dejen de jugar, empiecen a disfrutar. 

En pocas palabras: terminen de salir de la pubertad.


jueves, 11 de diciembre de 2014

Voi. Sempre



Usted es el de siempre

El que tontea

El que me inspira

El que me pone los pies sobre la tierra

El que recuerdo cuando mojo mis labios en ron dulce

El que me quiere marear

El que adora mis regaños

El que me conoce mejor que nadie

El que siempre da en el clavo

El que me despierta los sentidos... y la mente

El que siempre me hará reír

El que siempre sabe qué decirme, cómo y cuándo.

El que me besó como nadie más supo hacerlo

El que me revuelve las neuronas y me desordena las ideas

El que hace que quiera ser mejor

El que siempre voy a extrañar

El que siempre voy a lamentar no tener a mi lado

El de las conversaciones perfectas

El adorable, querible y a la vez, desfachatado

El que me hizo escribir de nuevo, aunque sea para decirle esto

El que es y será mi error favorito, porque nunca voy haberme tropezado con usted las veces que hayan sido

El amante de Barcelona, porque ella es suya

El de los labios de miel, los ojitos tremendos y la boca inquieta

El que toda la vida recordaré

El que siempre voy a amar.

El que nunca me amará

Usted. Siempre usted.






sábado, 31 de agosto de 2013

Any given day, tres años después





Hace tres años hice este listado que decidí reeditar el mes pasado. Creo que esta vez me costó un poco más, quizás porque lo sentí más serio, quizás porque fui consciente de cómo muchas cosas han cambiado en mi vida, y de cómo percibo mi propia vida. A pesar de que tres años pueden no parecer nada, a pesar de que pasan volando, pude ver que he crecido, que he cambiado en algunos aspectos, aunque mi esencia siempre sea la misma.


So here goes...
Day 1 — Your best friend
Day 2 — Your Crush
Day 3 — Your parents
Day 4 — Your sibling (or closest relative)
Day 5 — Your dreams
Day 6 — A stranger
Day 7 — Your Ex-boyfriend/girlfriend/love/crush
Day 8 — Your favorite internet friend
Day 9 — Someone you wish you could meet
Day 10 — Someone you don’t talk to as much as you’d like to
Day 11 — A Deceased person you wish you could talk to
Day 12 — The person you hate most/caused you a lot of pain
Day 13 — Someone you wish could forgive you
Day 14 — Someone you’ve drifted away from
Day 15 — The person you miss the most
Day 16 — Someone that’s not in your state/country
Day 17 — Someone from your childhood
Day 18 — The person that you wish you could be
Day 19 — Someone that pesters your mind—good or bad
Day 20 — The one that broke your heart the hardest
Day 21 —Someone you want to give a second chance to
Day 22 — Someone you judged by their first impression
Day 23 — The last person you kissed
Day 24 — The person that gave you your favorite memory
Day 25 — The person you know that is going through the worst of times
Day 26 — The last person you made a pinky promise to
Day 27 — The friendliest person you knew for only one day
Day 28 — Someone that changed your life
Day 29 — The person that you want tell everything to, but too afraid to
Day 30 — Your reflection in the mirror

viernes, 30 de agosto de 2013

Day 30 — Your reflection in the mirror




Soy quien yo he hecho de mí. Para bien o para mal, con más o menos logros de los que esperaba, con algunas metas cumplidas e infinidad expectativas sin cumplir.

I'm not quite there yet, but I will be soon enough.

jueves, 29 de agosto de 2013

Day 29 — The person that you want tell everything to, but too afraid to



No creo que haya una persona a la que quisiera contarle absolutamente todo, más bien discrimino entre a quién contarle cada cosa que quiero contar.

Miedo de contar cosas? Recuerdo haberlo sentido cuando estaba pequeña y hacía algún desastre con témpera sibre la algombra o el cubrecamas o cuando se me rompía un plato o un vaso. Esconder la evidencia y morir callada. Si se descubre, culpar a hermano menor.

Hay cosas que hay que decir y punto, jo importa cuán difícil puede ser, y el miedo no es algo que deba detenernos. La prudencia, en cambio, sí.




miércoles, 28 de agosto de 2013

Day 28 — Someone that changed your life

Hay cuatro personas que fueron determinantes para que yo pudiera lograr uno de mis grandes metas, que era completar mis estudios para poder graduarme de Abogado hace casi diez años. Eran tiempos complicados a nivel económico y cada vez se me hacía más cuesta arriba poder pagar la universidad a pesar de que trabajé durante toda la carrera.

Fueron personas que sin tener ninguna obligación para conmigo, tuvieron uno de los gestos más enormes del mundo Caíto, José Manuel, el Dr. Rodríguez y Tico se salieron de su camino, de su zona de confort y se convirtieron en cuatro héroes.

Les estaré eternamente agradecida, porque en buena parte, gracias a ustedes, soy lo que soy hoy.




lunes, 26 de agosto de 2013

Day 26 — The last person you made a pinky promise to

Una noche estaba chateando con mi amigo Juan y hablábamos de las cosas que quisiéramos hacer, lugares que nos encantaría visitar y aquellos que ya conocemos pero a los que queremos volver. Me preguntaba sobre España, sobre mi vida en Madrid y las visitas a Barcelona. Si ustedes me leen con cierta regularidad, sabrán lo que siento por esa ciudad y las ganas que tengo de algún día vivir allá.

Le contaba a Juan cómo es la ciudad, las cosas que hay para ver y hacer, cómo es la gente, el clima, las calles... La magia.



Creo que con lo poco que le conté pudo hacerse una buena idea de lo que es Barcelona, o al menos de cómo la veo yo, y le encantó. Empezamos a fantasear un poco con un ficticio viaje a Catalunya. Viviríamos de lo que le dejen por tocar su guitarra en La Rambla mientras yo buscaba trabajo en alguna fundación aprovechando el pasaporte italiano que todavía no tengo. 

Le prometí a Juan que si algún día llegábamos a ir a Barcelona, lo iba a pasear por toda la ciudad para que conociera todos mis rincones favoritos. Lo llevaría a desayunar un domingo a la Champañería con la promesa de que saldría de ahí borracho antes de las 11 de la mañana. Iríamos de picnic a la playa y luego subiríamos hasta el Tibidabo para admirar la casa de Gaudí desde lo alto. Iríamos al cine al aire libre en Montjüic. Nos tomaríamos fotos absurdas en la azotea de La Pedrera y haríamos el tour trimardito de 7 bares al que me llevaron Marco Tulio y Miguel cuando fui por primera vez para cerrar la noche comiendo un kebab o un durum en el huequito ese que queda en una callecita que corta La Rambla.

Algún día haremos todas estas cosas, my friend. Te lo prometo.

domingo, 25 de agosto de 2013

Day 25 — The person you know that is going through the worst of times

Sé que hace unos meses D. la estaba pasando mal. Sé que se sentía frustrado por no poder controlar algunos aspectos y situaciones de su vida. Sé que la distancia le jodía, que no poder hacer algo al respecto, por lo menos sin que implicara alguna complicación, lo desmotivaba. Sé que no se sentía contento con muchas cosas. No sé si estaba pasando por el peor momento posible, no me corresponde a mí decidirlo, pero sé que no estaba bien.


Hoy no sé cómo está. Sé que la distancia dejó de ser un issue, pero desconozco si hay alguna otra molestia que la reemplace... o no. Desconozco si está feliz o camino a serlo, aunque espero que sea así.