En octubre se cumplen dos años desde que empecé a estudiar un Máster cuyo nombre siempre tengo que explicar. Puedo decir que las 47 personas con las que estudié dejaron su huella. A la gran mayoría la recuerdo con muchísimo cariño. Algunos son como amigos de toda la vida, otros no tanto, y otros son de las mejores nuevas adquisiciones que cualquiera quisiera tener.
Hay dos personas a las que durante las primeras dos semanas sinceramente no soportaba. Los veía como ese típico sabelotodo que no siempre es capaz de ver todas las posibilidades que rodean su argumento y encima es un poco naif... bueno, así. Boy, was I wrong!
Joana y Ale de pesados no tienen nada, no eran esos sabelotodo insoportables que por unos días creí. No... Realmente saben mucho, tienen un ideas bien fundamentadas y son críticos cuando hay que serlo. Y además son un amor, súper atentos, simpáticos y vaya, qué sentido del humor tienen! (sobretodo Ale, que sale con cada ocurrencia que madre mía!).
Son dos personajes adorables, a quienes espero mantener como buenos amigos por buena parte de mi vida, aun a pesar del océano y los continentes de distancia. Hoy con total convicción puedo decir que soy muy afortunada por conocerlos.
A veces las primeras impresiones son determinantes. Otras, sólo sirven para demostrarnos lo prejuiciosos y equivocados que podemos estar. Este último fue mi caso con ellos.
Chicos, se les quiere!
Hay dos personas a las que durante las primeras dos semanas sinceramente no soportaba. Los veía como ese típico sabelotodo que no siempre es capaz de ver todas las posibilidades que rodean su argumento y encima es un poco naif... bueno, así. Boy, was I wrong!
Joana y Ale de pesados no tienen nada, no eran esos sabelotodo insoportables que por unos días creí. No... Realmente saben mucho, tienen un ideas bien fundamentadas y son críticos cuando hay que serlo. Y además son un amor, súper atentos, simpáticos y vaya, qué sentido del humor tienen! (sobretodo Ale, que sale con cada ocurrencia que madre mía!).
Son dos personajes adorables, a quienes espero mantener como buenos amigos por buena parte de mi vida, aun a pesar del océano y los continentes de distancia. Hoy con total convicción puedo decir que soy muy afortunada por conocerlos.
A veces las primeras impresiones son determinantes. Otras, sólo sirven para demostrarnos lo prejuiciosos y equivocados que podemos estar. Este último fue mi caso con ellos.
Chicos, se les quiere!
Jajajajajajajajajaja.
ResponderEliminarVaaaaaaaaaaaaaaaaaleeeeeeeeeeeeeeeen, nos ha encantado y, lo mejor, nos hemos reído mucho leyéndolo.
Muchísimos besos desde Bissau y toda la (buena) suerte del mundo.
Y abrazos y más besos
ResponderEliminarMaj lendosss! (así mismo, mal escrito en honor a mi acento caraqueño y la incapacidad natural del venezolano de pronunciar las eses al final de las palabras). Qué ganas de regresar a Madrid y de visitarlos en Bisau! Ojalá y pronto se pueda. Los re quiero!
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