martes, 14 de junio de 2011

El Incentivo



Esta cinta me la regaló la mamá de unos amigos muy queridos la última vez que estuve en Argentina en 2007, y desde ese entonces la he usado amarrada a la muñeca. Alguna vez se me soltó y dejé de usarla por un tiempo, pero hace unos meses la encontré mal parada por ahí y me la puse de nuevo, después de haber tomado la determinación de - finalmente - ir a probar suerte en Argentina. 


La he usado como un incentivo, como un recordatorio del rumbo que he decidido tomar para este momento de mi vida. Y llegó. Llegó la noticia: me han elegido para un cargo en una ONG, en Buenos Aires - ciudad de mis sueños - que trabaja con inmigrantes y personas en situación de refugio - dream job, o por lo menos, encaminado a -.


Ya con el objetivo logrado y a menos de dos semanas de mi viaje, le dejo esta cinta, una cinta de mercería cualquiera, pero que para mí simboliza tanto más, a alguien que conocí recientemente, pero que abrió un espacio enorme en mi vida en tan solo dos meses. Una persona improbable, pero no imposible, aunque sí increíble. Una persona a la que no puedo agradecer más por aparecerse de la nada un día en mi vida.


Éste ahora es su incentivo para ver lo que será mi nuevo hogar a través de mis ojos. Allá te espero, querido amigo.

jueves, 19 de mayo de 2011

Feliz Aniversario Cookie Girl!



Hace exactamente un año nació esa cría producto de la necesidad de sacarme el despecho del cuerpo. Por buena fortuna, ha ido mutando hacia algo tan light como el Splenda a medida que va madurando. Hoy está de cumpleaños, y para celebrarlo decidió hacerse un Extreme Makeover para que quede claro que ya no es una nenita llorona. 

Ahora se divierte!

Auguri Cookie Girl, y que vengan muchos más!!






sábado, 30 de abril de 2011

Un Calvario que me Encanta



Hace unos meses mi amigo Carlos (o como lo llamo yo, Victoria) me insistió en que debía acompañarlo a llevar a una turista española que estaba de visita al Paseo El Calvario. En aquella oportunidad no pude ir con ellos, pero me quedé con el gusanito de que pronto debía ir a conocerlo.

Finalmente en Carnavales Victoria nos llevó a unas amigas y a mí al Paseo, y el lugar simplemente me maravilló. Para empezar, no tenía idea de que hubiese algo más allá de las famosas escaleras que vemos desde la no poco transitada y congestionada Avenida Universidad. Tampoco imaginé que estaría recuperado y tan cuidado (puntos para este Gobierno, que poco construye y mejora), lo cual fue una sorpresa muy grata para todas. En el Café que hay arriba hacen unas arepitas aliñadas y unas croquetas de atún deliciosas (sólo por las tardes) y el café es riquísimo. Y muy barato todo.

Nos gustó tanto que a los tres días llevamos a otros amigos a conocerlo, y también quedaron encantados. Esta mañana llevé a otro amigo. Misma reacción (aunque un poquito decepcionado porque no conseguimos las croquetas).

Es un lugar ideal para ver esa Caracas que los que estamos acostumbrados a hacer vida en el Este no pocos conocemos o nos atrevemos a (o queremos) conocer. Se ve una Caracas completamente distinta a la que veo desde el ventanal de mi casa en Pro Páramo. Una Caracas más real, más cruda, honesta, caótica y movida... Llega a ser un poco surreal ver todo esto desde la paz de los jardines y plazas del Calvario.

El Paseo El Calvario fácilmente se está convirtiendo en uno de mis lugares favoritos de la ciudad. Además, he tenido la dicha de ir siempre con personas que van con la intención y completa disposición de disfrutar del lugar, sin prejuicios, sin esnobismos. Gente chévere pues, compañía perfecta. Hoy me lo paseé enterito con flores en la cabeza (que seguí portando durante el almuerzo en Il Boticello y luego cuando fui - bien impuntual - a ver a Toto echar sus cuentos en Los Galpones). Un día fantástico, en fantástica compañía (danke).

Hay muchos otros sitios del centro que quisiera conocer o con los que quisiera reencontrarme. Caracas ofrece tantas cosas para hacer, tantos lugares para ver, y nosotros no nos enteramos. Esta ciudad es hermosa, es interesante, es colorida y tiene mil historias para contarnos. No es sólo Chacao, El Hatillo o Ávila Mágica. Ya es hora de que los caraqueños nos tomemos el tiempo para descubrirla y entenderla, y a partir de ahí, amarla.

Caracas es una ciudad de pinga, y es por eso, y no por obligación, que los caraqueños debemos quererla y cuidarla. Para que siga siendo de pinga, cada vez más.




Más fotos del Calvario y de lo fácil que es disfrutar Caracas aquí.

martes, 29 de marzo de 2011

Historia de un Salmón Arrepentido

Esto le pasó ayer a u amigo en un país en donde, como decía un profesor en el colegio, "todo es posible, y nada es posible". 14 años después, esa frase se hace más y más vigente. Es lo que hace que vivir aquí sea cada vez más frustrante y difícil, por no decir imposible.



En horas del mediodía, saliendo del estacionamiento de la oficina para ir a almorzar, un motorizado acompañado de su novia, tratando de esquivar los huecos de la vía mientras venía a full velocidad, rozó con mi carro, perdió el control y cayó en medio de la vía.. Al momento de la caída la moto le cayó en el pie lo que le produjo una lesión en su tobillo derecho.

Dado que yo iba en mi vía y no hice nada fuera de la Ley, ni me consideraba culpable de ninguna manera, me bajé a ayudar al motorizado y su acompañante. A mi carro no le pasó absolutamente nada, ni siquiera lo ensució...

Como suele suceder en estos casos llegaron en cuestión de segundos 963556mil motorizados más que rodearon y empezaron a caldear los ánimos. En adición su sumaron varios curiosos de oficio y una supuesta "abogado" quien empezó a lanzar hipótesis y diagnósticos de lo sucedido a grito entero... "Ese muchacho tiene fractura en ese tobillo, tu eres culpable, tienes que hacerte responsable, montalo en tu carro y llévalo a una clínica, le debes pagar todo, lo primero es la salud de él, lleguen a un acuerdo y le pagas la moto y así se ahorran el rollo judicial en fiscalía, yo tengo experiencia y estoy haciendo esto por ayudarlos bla bla..." - Señora, váyase tranquila y hágase cargo de sus asuntos, no fomente más el problema...le respondí. Quizás de haberle hecho caso me hubiera evitado todo lo que me vendría después, pero en ese momento, entre la inexperiencia, el susto, la presión de los otros motorizados y lo peor de todo, sabiéndome inocente y confiado en el buen proceder de las instituciones preferí esperar a que llegara tránsito a levantar el choque (el peor error que pude cometer).

Al llegar los fiscales y comenzar a levantar el choque empezaron de una vez a montar todo un teatro... Un carro que estaba estacionado a un lado y que fue movido justo después del accidente no fue considerado en el croquis, la moto fue movida por otro motorizado que junto con la supuesta abogada incitaba a un arreglo entre partes y a que yo tuviera que pagarle todo al agraviado, y que por supuesto cuando llegaron los fiscales aprovechando el alboroto desapareció por arte de magia... Todos estos detalles no fueron considerados en el croquis del levantamiento del choque y ante mi continua queja me repetían: en el comando tránsito ud podrá dar su versión de los hechos, llenará una declaración y podrá firmar o no el croquis del informe final.

Nuevamente (errónea y estúpidamente) confiado en las instituciones, en el buen proceder de los efectivos y en mi hasta entonces supuesta inocencia, seguí las instrucciones de los fiscales. Al llegar los bomberos del Dtto. Capital a atender al lesionado, le echaron betadyne y le pusieron una gasa...y como no tenían ambulancias disponibles (llegaron 2 camiones anti-incendios) practicamente me vi obligado a llevar al motorizado y a su acompañante hasta el Hospital Clínico Universitario, escoltado por tránsito y bomberos.

Una vez que lo dejamos allá fui trasladado hasta la sede del Comando de Tránsito Terrestre en La Bandera, donde debíamos esperar por el informe médico de la lesión para levantar el informe final de tránsito y enviarlo a un fiscal penal del estado quién determina que debe hacerse.

Pasaron varias horas y al ver que el supuesto informe médico no llegaba comienzo a preguntar, a indagar que sucede. Un fiscal de tránsito, encargado del caso, me dice que llame a mi abogado para explicarme el procedimiento y que tomemos las medidas que sean necesarias, pues dada la hora (5 pm aprox) y lo tardío del informe, sería trasladado a una sede de tránsito en Puente Hierro donde estaría detenido 48 horas por averiguaciones, ya que había personas heridas involucradas, hasta que el fiscal del estado dictara sentencia... En una táctica de amedrentamiento e intimidación, les indicó a mis padres que debían ir a buscarme ropa y sábanas para dormir porque a donde me iban a llevar hacía bastante frío.

Fue allí donde empecé a llamar y a molestar a todas las personas que consideré podían ayudarme en esa situación para que "moviendo contactos" pudiera solventar el embrollo.

Al llegar el abogado de la compañía de seguros y viendo la actitud de los fiscales de tránsito me indicó que en base a su experiencia es preferible llegar a un "acuerdo" que proceder por los canales regulares, pues ir a fiscalía implica un expediente legal, el carro detenido N cantidad de días a 150 BsF diarios de estacionamiento (sin garantías a que te lo entreguen en buen estado o sin desvalijar), quedar bajo un régimen de presentación ante tribunales cada 15 o 30 días por 6 meses y un sin fin de penurias producto de nuestro ineficiente y burocrático sistema judicial.

Habiendo agotado todas las opciones posibles y tras una agotante espera de mas de 10 horas llegó llegó el informe médico, el cual indicaba que el motorizado sufrió un traumatismo menor en uno de los ligamentos del tobillo derecho... Siendo las 10 de la noche y con el diagnóstico del informe, la opción era enviar los documentos a la fiscalía o llegar al "acuerdo". Enviar el informe implicaba que de todas todas me trasladarían a Puente Hierro y tendría que quedarme detenido una noche en una celda, pues la Fiscal de turno nunca respondió y debía esperar al día siguiente, a pesar de la presión que había logrado hacer con los "contactos" que llamé, pues el comisario encargado del comando salió y ante el estupor de todos dijo: ¿Tienes contactos no chamo? Para acá ha llamado todo el mundo por tu caso... Sea lo que sea yo no me voy a meter en ese peo, el fiscal que lleva tu caso es autónomo de tomar su decisión a pesar de estar bajo mi mando, así que arréglense uds porque él está restiado a que esto llegue al final llame quien llame...así que buenas noches... Y simplemente se fue...

Mi lucha idealista y fútil contra el sistema de corrupción que socava nuestras instituciones de nada sirvió porque al final tuve que ceder y sucumbir al poder de la maquinaria que mueve a este país... El fiscal me pidió 5mil Bs.F. y hacerme cargo de los daños de la moto y las medicinas del lesionado, él rompía todos los papeles e informes y nunca pasó nada. En caso contrario él mismo se encargaría de retrasar y poner la mayor cantidad de trabas posibles para que mi caso tardara en salir y se complicara aún más...

Luego de negociar y llegar a un acuerdo por Bs.F 1.500 y arreglar con el motorizado que le pagaría el espejo y la pata de la moto dañadas, así como el antiflamatorio y el antibiótico que le recetaron,  me dejaron ir a las 11 de la noche, con la moral por el piso, extorsionado, frustrado, decepcionado, impotente, en fin...con un sentimiento de que lamentablemente aquí impera la ley del más fuerte, del soborno y la extorsión, donde no se puede ser un idealista que confíe en las instituciones del estado sin tener el dinero necesario para que esto sea así, definitivamente no se puede ser un salmón nadando en contra de la corriente en un mar de corrupción, desidia y desgobierno.

Antonio Roque.

jueves, 24 de febrero de 2011

Generación Mochila



Esta es la carta que inscribí en el concurso Cartas de Amor de Mont Blanc. No ha sido preseleccionada (aún - tengo esperanzas en que el jurado sea coherente, porque sé que mi carta es buena), pero igual aquí les va.

Quiero darle las gracias a quienes aportaron con sus comentarios, porque eso me ayudó a ir mejorando la carta hasta llegar aquí. Ahí va:

Generación Mochila

La semana pasada tuve una entrevista importantísima para un trabajo. Esa que tanto esperaba. Esa para la que tanto me he estado preparando desde que decidí dedicarme a lo que quiero hacer. Esa a la que le tengo tanto miedo, porque, si me dan este trabajo, finalmente empezaría a vivir en el “mundo real”.

¡Ah! Me olvidé de un detalle importante: ¿te conté que el trabajo es en Damasco? Lo sé, es lejos, muy lejos y te admito que me asusta un poco la idea, y a la vez me entusiasma, me emociona. Se me arruga la panza, pero de una buena manera. No sé lo que me espera esta vez. No sé qué esperar, ni con qué me iré a encontrar, aunque estoy segura de que sea lo que sea, me va a encantar, como todo lo desconocido, como todo lo nuevo. Como siempre pasa conmigo.

Sé no ha pasado ni un año desde que volví a ti, desde que te vi y empecé a amarte de nuevo, desde que me recibiste con los brazos abiertos sin hacer preguntas. Y si ahora decido dejarte de nuevo, no quiero que sientas que tiene que ver contigo, o lo mejor sí un poco… no sé. Ya me conoces, no me puedo quedar quieta demasiado tiempo. De vez en cuando necesito alejarme de ti, quizás para aprender a apreciarte y quererte todavía más cada vez que regreso.

Y no sabes cuánto lamento no haberte disfrutado más estos meses, no haber intentado conocerte más, lamento haber dejado que el tiempo simplemente pasara y no haber hecho nada para que valiera la pena, para hacerlo -y hacerte- memorable. Lamento haberte dado por hecho.

Pero eso no significa que no te quiera, porque sí: te quiero, lo sabes, pero no te voy a mentir. Cada una de las veces que te he dejado, me he enamorado, y te he olvidado un poco. Sólo un poco. Y es que estando lejos he encontrado esa tranquilidad, esa paz, esa felicidad que no siempre tuve contigo. Pienso en lo que será mi vida ahora, en las cosas que quiero, en mi futuro. Tengo que hacerlo, porque vamos a estar claros, ¡no me estoy poniendo más joven! Mis amigos se están casando, algunos ya teniendo hijos, y los que no, se están divorciando. Todos tienen un trabajo estable, carro, apartamento propio con cocina amueblada, cable, Internet inalámbrico y una hermosa y amplia hipoteca incluida. En fin, una vida. ¿Yo? Yo estoy a años luz de eso. No es que no quiera todas esas cosas, porque sí, y mucho (bueno, quizás lo del divorcio no), es sólo que siento que aquí no es, que tú no has querido que sea, que no me has permitido que sea. Y por eso siempre me voy, me “lanzo a la aventura” con mi mochila a la espalda a buscar todas esas cosas, y unas cuántas más. Sí, siempre con mi mochila encima, lista para descubrir, para conocer, para encontrar, para ganar y para perder… para vivir.

¿Tú te acuerdas de mi amiga Sam? El otro día entre cotufas y rones hablábamos de esto. De que algunos no estamos hechos para la vida que tú nos ofreces, para la vida convencional que llevan la mayoría de nuestros amigos y conocidos. Nosotras necesitamos algo más, movernos más, no seguir tanto tus reglas, porque vamos a sincerarnos: yo nunca me compré un carro porque cada vez que ahorraba algo para pagar la inicial me lo volaba en un viaje. No tengo trabajo porque lo dejé a la primera oportunidad que tuve de ir a estudiar afuera. No tengo novio porque sigo insistiendo en los amores a distancia aunque sé por sobrada experiencia que eso no funciona, ¡pero carajo, cómo me encanta! Las cuentas bancarias me las cerraron por falta de movimiento y no tengo ni para invitarte un café. Pero eso sí: ¿quién me quita lo bailao? Al final, aunque me duele dejarte, cada vez que lo hago me lo gozo como si fuera 1999 y se nos viniera encima el “guai tú kei”, o para ser más actuales, el 20 de diciembre de 2012.

Y ese es el tema con personas como Sam, con personas como yo, que formamos parte de un invento que nosotras mismas decidimos denominar “Generación Mochila”: te queremos, te adoramos, pero necesitamos alejarnos para darnos cuenta, porque aunque me lo bailo y me lo gozo, siempre termino extrañándote, necesitándote… tanto, que no puedo evitar volver a ti.

VTR




El Legado de la Copa América: Los Estadios




Con mucha expectativa esperamos el inicio de la Copa América 2011 a realizarse en Argentina el julio próximo.  Argentina se prepara para esta fiesta futbolística con la construcción de nuevos estadios como el Estadio del Bicentenario de San Juan, dónde Argentina y Venezuela se encontrarán para un amistoso el 16 de marzo, y la remodelación de otros ya existentes, como el Estadio Ciudad de La Plata, que se inauguró el pasado 17 de febrero y es considerado como el mejor y más avanzado de Latinoamérica, según dicen algunos por ahí. Es el primer estadio techado de América Latina y cuenta con una cantidad de instalaciones y servicios propias de un estadio de primer mundo.

Sin embargo, y aunque este estadio "quedó hermoso", según las palabras de un reconocido periodista deportivo argentino, él mismo nos recuerda que no debemos olvidar que los estadios construidos en Venezuela en 2006 y 2007 para albergar la Copa América son también de primer mundo. También dice este muchacho de gran trayectoria que hoy por hoy, Brasil y Venezuela tienen mejores estadios que Argentina.

En lo personal no conozco demasiados estadios, ni aquí, ni en Argentina ni en Brasil. En Venezuela lamentablemente sólo conozco el Universitario de Caracas y el Metropolitano de Brquisimeto, y en Argentina conocí La Bombonera y el Monumental, pero fuera de un contexto futbolístico (en el primero hice el tour, al segundo fui a dos conciertos). Y sí, al joven Buscalia le doy la razón cuando dice que el Estadio Metropolitano de Barquisimeto es (o por lo menos se acerca bastante a) un estadio moderno, de primer mundo. Y la verdad, cuando fui a este estadio a disfrutar del Argentina-Paraguay (que tristemente para mí, la Albiceleste entró sólo con 3 de sus titulares), y a pesar de que aún estaba sin culminar la construcción, quedé muy gratamente sorprendida. Ciertamente es un gran estadio, cuenta con asientos para 40.312 espectadores, 3 estacionamientos para 4.000 mil vehículos y 24 asientos para personas con discapacidad. Está debidamente equipado para que el público pueda disfrutar de todos los servicios, como atención médica, cafetines, comercios, protección civil y seguridad. Asimismo, tiene una sala VIP con capacidad para 270 personas y palcos privados para 30 personas. Además tiene cafetines, comercios,  4 ascensores y hasta una agencia de viajes. Me cuentan que el estadio hoy está en muy buen estado, aunque para el momento en que escribo esto no tengo plena seguridad de si se ha terminado de construir (tenía fecha prevista para 2009).

Pero el estado Universitario de Caracas no cuenta con la misma suerte. El estadio es obra del afamado arquitecto venezolano Carlos Raúl Villanueva y fue inaugurado en 1951 con motivo de los Juegos Bolivarianos de ese año. Ha sido sede de grandes eventos como los Juegos Panamericanos de 1983, Copa América en 1975 y 2007 y sede de partidos de eliminatoria de la Vinotinto. Además, fue declarado (como parte de la Ciudad Universitaria) Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en 2000.

Con motivo de la Copa América fue reacondicionado, se colocaron sillas en las tribunas (por lo que perdió 8.000 puestos para espectadores), se renovó el engramado y en general se mejoraron y recuperaron muchas de sus instalaciones. Es cierto, las instalaciones han mejorado considerablemente, y en 2007 eso era visible para todos. El cesped en perfecto estado y las nuevas sillas en las tribunas fueron la muestra más evidente de la inversión hecha. Yo miraba el estadio con cierto orgullo. "Qué lindo que quedó! Ya tenemos un estadio como la gente". Pero buena parte de esa inversión se ha dejado perder.

Foto: Arnaldo Espinoza/Estadio Olímpico UCV

Hace unas semanas, y después de unos pocos años volví al Universitario a ver un partido de eliminatoria para la Copa Libertadores entre el Deportivo Petare y el Cerro Porteño paraguayo, y tengo que decir, el estado del campo es deplorable. La falta de mantenimiento y los usos que se le han dado, como las prácticas de rugby de la UCV y conciertos, hacen estragos. Y es que el otrora "símbolo inobjetable de esta gran metrópoli venezolana" ahora nos quedó pequeño. Nos quedó corto, no está a la altura de los grandes estadios de las capitales latinoamericanas, al punto de que desde el 2003 la selección nacional no juega un partido aquí. Dicen que se debe al aforo de 22.000 espectadores que se hace insuficiente, y te lo creo. Pero no es la única razón por la que uno de los estadios más importantes del país no recibe a nuestra Vinotinto hace ya 8 años. Y el Universitario no es el único. Si vieron ayer el juego entre Carabobo y Caracas en el Misael Delgado de Valencia sabrán de qué les hablo. Y es que el problema del fútbol venezolano no es sólo de calidad de los técnicos y jugadores, porque los hay buenos, responsables, comprometidos, profesionales. El problema es mucho más complejo, desde la falta de recursos en los clubes, la falta de mantenimiento de los recintos y no hablemos de la FVF y de Esquivel, cuya fecha de vencimiento hace años pasó, pero sigue guardado en la nevera como un cartón de leche cortada pudriendo el resto con tanta pestilencia.

Yo quiero pecar de optimista y pensar que el Cachamay, El José Antonio Anzoátegui, el Monumental de Maturín y el Metropolitano de Mérida se mantengan como según me dicen, se ha mantenido el de Barquisimeto, y que los más pequeños, los más "viejitos", puedan llegar a cumplir y algún día superar los estándares de calidad que merece nuestro fútbol. Que la calidad no sea únicamente para "los eventos importantes".